Reconstruir crímenes que tuvieron alta exposición y llevarlos del documental a la ficción ha sido un gran acierto de Netflix. Esta tendencia, que conforma el género true crime, cuenta con éxitos como _ El cuerpo en llamas, inspirado en el asesinato del agente catalán Pedro Rodríguez (conocido como el “crimen de la guardia urbana”), _Making a Murderer y Wild Wild Country, y ahora nos lleva hasta Galicia con la miniserie El caso Asunta.
La historia se basa en la investigación judicial de la muerte de Asunta Basterra, una niña de 12 años encontrada sin vida en un bosque de Teo, La Coruña, luego que sus propios padres denunciaran su ausencia. El thriller policial está guionado y dirigido por Ramón Campos, Gema R Neira y Carlos Sedes (Las chicas del cable) y Bambú producciones, los mismos creadores de _El caso Asunta: Operación Nenúfar (2017), docudrama con imágenes de archivo y testimonios en primera persona sobre este mismo caso.
¿Pero quién fue Asunta Basterra? Su nombre original era Fang Yong, había nacido en China y fue adoptada de bebé por Rosario Porto, abogada e hija de un prestigioso diplomático (interpretada por una sublime Candela Peña) y el periodista vasco Alfonso Basterra (Tristán Ulloa), un intrincado matrimonio de clase alta con un historial de problemas de salud mental, litigios e infidelidades. Luego de años de intentar que Rosario quedara embarazada e influenciados por la presión social y familiar, decidieron iniciar los trámites de adopción en el exterior y se convirtieron en padres de la niña a la que llamaron Asunta. La pequeña, que había sido abandonada en un orfanato chino, parecía ahora tener el mejor de los futuros: una familia, amor, buenos colegios y viajes.
Pero el 21 de setiembre de 2013 todo cambiaría: pasadas las diez de la noche sus padres denuncian la desaparición de Asunta y comienza una de las investigaciones policiales más complejas de los últimos tiempos en España, con enorme cobertura de prensa. Surgen inconsistencias y detalles siniestros de la vida de una familia acomodada que parecía tenerlo todo y que se transformó en una historia de terror.
A lo largo de sus seis intensos episodios, la serie reconstruye los hechos en una gris e impactada Galicia, pero evitando el camino fácil del morbo. Su narrativa es minuciosa y detallada, y disecciona a una parte de la sociedad tristemente común: las personas funcionales cuyos inentendibles procesos mentales los llevan a cometer actos de violencia contra su propia familia (en el caso de Asunta, desde antes de su muerte).
La historia navega entre dos líneas temporales para entrelazar lo que ocurrió antes del asesinato con la investigación y posterior juicio. La construcción de los personajes de la dupla protagónica es consistente y no cae en la sobreactuación; ambos actores interpretan brillantemente a padres frágiles y atormentados por la muerte de su hija pero que ocultan un inexplicado sadismo. A pesar de las muchas teorías en torno a su móvil (desde lo económico hasta que la niña “estorbaba” a la pareja), aún no se sabe cuál fue el motivo real para cometer tal atrocidad planificada.
El caso Asunta. Seis episodios de 50 minutos. En Netflix.