La fusión entre el candombe, el funk y demás estilos bien swingueros, siempre llevados por el impulso improvisado del jazz, se dará cita hoy en la sala Lazaroff, donde el baterista Miguel Romano se presentará con su cuarteto, más invitados.
Se trata de un combo de músicos que vienen tocando juntos pero de forma separada, si se permite el oxímoron, ya que, por un lado, estará el trío que Romano formó hace diez años, con el pianista Ricardo Nolé –hijo del legendario Panchito Nolé, que falleció en 2022–, que vive en Buenos Aires, más el contrabajista Robert de Bellis. A su vez, se va a sumar el hermano de Miguel Romano, Popo Romano, con su bajo, y la saxofonista argentina Yamile Burich.
Miguel Romano produjo varios métodos de batería con la rítmica uruguaya y grabó lo que en el mundo anglosajón se conoce como “play alone”, bases de instrumentos que sirven para que quien está aprendiendo toque arriba y practique. Romano creó métodos de batería con ritmo de candombe, murga, etcétera, siempre fusionados, porque aclara que él no es “murguista de cara pintada”, si bien le encanta la tradición.
El repertorio de la noche del sábado tendrá de todo un poco, desde “Humpty Dumpty”, de Chick Corea, pasando por “Susurro montevideano”, de Popo Romano, “O Sambinha”, de Hugo Fattoruso, hasta llegar a la versión jazzera de “Durazno y Convención”, de Jaime Roos, como la grabó Ricardo Nolé, que está incluida en su disco Tríos… uruguayos (2017), disponible en plataformas digitales, en la que el baterista es justamente Romano.
Además de su conjunto de jazz, con el que despunta el vicio, Romano puso su ritmo a disposición de medio mundo como músico de sesión, y recuerda sobre todo cuando tocó con Fernando Cabrera para el disco Fines (1993), uno de los más finos del cantautor, en el que hay varios bateristas, como Osvaldo Fattoruso y Gustavo Etchenique. En ese álbum Romano tocó nada menos que en “La balada de Astor Piazzolla”, entre otras canciones.
El baterista subraya que “es mucho más difícil tocar con Cabrera” que interpretar “Vicio” de Ratones Paranoicos, por ejemplo, “porque eso es lo que abunda”. “A mí me gusta el rock y sigo tocando, a veces me llaman para tocar covers; yo vivo de la música, no tengo sueldo fijo, entonces, me subo a un escenario, toco y me encanta. Pero tocar con Leo Maslíah, con quien toqué hace muchos años, por ejemplo, es como un pianista clásico al que hay que ponerle batería”, subraya.
Romano da clase de batería hace más de 30 años y supo enseñarles a varios que luego se convirtieron en profesionales del instrumento. Recuerda a Marcelo Bossio, que agarró las baquetas para La Triple Nelson, a Marcelo Lasso, batero de la última etapa de Los Estómagos, y Edgardo Regueira, de Zero, aquella banda del rock posdictadura que se diferenciaba de casi todas las demás por sus tintes de synth pop. “Yo tenía 25 años, recién arrancaba, y estos locos me pedían clases”, recuerda Romano.
En aquellas todavía oscuras épocas de la posdictadura, la información era escasa, sobre casi todo pero en particular sobre música. Romano subraya que las generaciones nuevas ahora tienen muchísima información a disposición, “de gente que toca increíble, de gente que toca horrible y de gente que toca más o menos”. Agrega que hoy un joven que quiere aprender ve un video en Youtube de alguien explicando cómo se toca tal cosa, y quizás piensa que en dos días va a tocar lo que le muestran porque lo ve, pero en realidad “no puede tocar ni el timbre”, ya que sólo se llega a un buen nivel “con esfuerzo”.
“Bienvenida sea la superinformación que hay, pero si no te ponés las pilas, si no te ponés a practicar, no tocás ni el timbre. ¿Querés ser alguien? Estudiá, flaco, ponete a practicar”, insiste. Romano recuerda que cuando empezó a tocar la batería escuchaba un disco de Deep Purple, miraba la contratapa del vinilo y veía la foto de Ian Paice, el baterista de la banda británica, y a partir de esa escueta información –porque a veces ni siquiera se veía la batería completa en la foto– trataba de hacerse la película de cómo tocaba. En cambio, subraya que ahora hay videos del músico original tocando, también del que hace el cover, que “capaz que lo toca mejor que el original”, y a su vez está “visto de arriba, de costado, de frente, de atrás, con luz y sin luz, pero hay que practicar”.
Pero la tecnología no sólo cambió para aprender sino también para producir, componer y tocar música, de todo tipo y color. Romano subraya que si bien hace tiempo que se puede hacer cualquier tipo de música con máquinas, “la verdadera música es la que no es perfecta”, y ejemplifica con que “la música de verdad es el saxofonista al que le cae la gotita por la sien”. “Por eso toco jazz, que es el que menos maquinaria tiene”, acota.
Entre sus bateristas preferidos, Romano tiene a Steve Gadd, que supo agarrar las baquetas para Chick Corea, también a Osvaldo Fattoruso, y subraya que “no es de Uruguay sino mundial”, y Billy Cobham, pope de la fusión entre el jazz y el funk. Algunas de esas influencias se podrán comprobar este sábado, cuando Romano tome las baquetas y le ponga ritmo a la noche.
Miguel Romano y su cuarteto, sábado a las 21.00 en la sala Lazaroff (Intercambiador Belloni, primer piso, 8 de Octubre y José Belloni). Entradas por Tickantel a $ 500.
Orquesta Las Señoras
Gisselle Fernández Laíno, Mayra Hernández, Virginia Álvarez, Verónica Rumbo, Gabriela Morgare, Paola Larrama, Mariana Chilindrón y Julieta Garrido conforman la Orquesta Las Señoras, que presentará un variado repertorio de creaciones de compositoras latinoamericanas, que incluye versiones de tangos, valses y milongas, versiones tangueras de obras que en su origen no pertenecen al género y composiciones propias. La cita es este sábado a las 20.30 en el teatro Macció de San José. La entrada es libre.
Canciones de otoño
Este sábado a las 21.00 habrá otra fecha del ciclo Canciones de otoño en la sala Camacuá. Se presentarán Rafa Doorish, cantautor argentino que lanzó su disco debut en 2021, y Gonzalo Rezk, compositor minuano que tiene dos discos editados. Se les sumará un invitado especial: Gonzalo Deniz. Las entradas se consiguen por Redtickets a $ 400. Hay 2x1 para suscriptores de la diaria.