La actriz y modelo trans española Mina Serrano tenía sólo dos años cuando Cris Miró falleció, en 1992, y no fue hasta dos décadas después que supo de su existencia. Nacida en Granada, vivió una adolescencia marcada por su transición de género y la exclusión hasta que decidió huir a Madrid para estudiar arte dramático. Su destino, entrelazado con el de Cris, quiso que la convocaran para protagonizar Cris Miró (Ella), biopic dirigida por Martín Vatenberg (Pequeña Victoria) y Javier van de Couter (Historia de un clan), que cuenta la historia de la primera vedette trans en encabezar la revista del teatro Maipo en Buenos Aires. A modo de justo homenaje, recorre su vida y remarca su legado, y muestra su difícil batalla para ingresar al mundo del espectáculo, que abrió un necesario camino a la comunidad LGBT, hasta ese momento invisibilizada.
Cris Miró (Ella), basada en la novela Hembra, Cris Miró. Vivir y morir en un país de machos, de Carlos Sanzol, recorre la trayectoria de uno de los exponentes más emblemáticos del teatro de revista de la década de 1990. Nacida en 1965 en una familia de clase media de Belgrano, ya a finales de los 80 Cris destacaba en el circuito under independiente hasta que en 1995 dio el gran salto a la revista. Fue no sólo una precursora, sino también centro de burlas, resistencia y cuestionamientos (es tristemente recordado el programa de Mirtha Legrand en el que la conductora le pregunta insistentemente cuál es su verdadero nombre o si votaba como varón o mujer).
Con una perfecta estética noventera, la biopic abarca la vida profesional y personal de la actriz, desde sus inicios, cuando era una estudiante de odontología y fue descubierta en la discoteca queer Gaylight por el representante Marito Delmonte (Marcos Montes), quien luego de una presentación al mejor estilo Rita Hayworth queda deslumbrado por su talento, hasta su explosiva llegada al Maipo. Relata su duro camino para quebrar mandatos sociales, enfrentar la discriminación y encontrar aceptación en su familia, en especial de su rígida madre (Katja Alemann), pero también muestra la faceta empática y confidente de su hermano (Agustín Rada Aristarán), de su padre (Cesar Bordón) y de su pareja (Victorio D’Alessandro).
La serie plantea una narrativa ágil que da cuenta del contexto de la época: la posdictadura marcaba una caída en el interés popular por la revista porteña, históricamente manejada de forma misógina con figuras femeninas como simples objetos y sin demasiadas oportunidades para la diversidad. La irrupción de Cris marcó una revolución en el género y marcó precedentes para toda la sociedad y, en especial, para el colectivo LGBT. Cada capítulo muestra una etapa diferente en la carrera de la vedette, sus miedos, sus logros y también su reconciliación con su historia familiar y su lucha por ser reconocida y amada como quien sentía ser.
Así, vemos a una Cris Miró inteligente, apasionada, talentosa, buena compañera y hasta algo ingenua, que supo hacerse un lugar en el competitivo mundo del espectáculo de la Argentina menemista, quebrando convencionalismos y manteniéndose firme en su objetivo de ser una estrella. Una mujer segura y de fuertes ideales que toleró desplantes y malos tratos de colegas y prensa, pero nunca se apartó de sus convicciones hasta su triste y prematuro fallecimiento, con sólo 33 años (a causa de una neumonía luego de un diagnóstico positivo de VIH).
Cris Miró (Ella) es una serie inspiradora y emocionante acerca de una artista que abrazó su verdadero yo y que dejó un valioso legado de aceptación. Con una hermosa banda sonora y buenas actuaciones (Mina Serrano logra una caracterización espectacular), no es sólo una biopic, sino que expresa la lucha de las personas transgénero. Una lucha que se libra entre logros, soledades y discriminación.
Cris Miró (Ella). Ocho episodios de 30 minutos. En Max, Prime Video y Flow.