En sus comienzos, la banda de los hermanos Moura practicaba un rockabilly con tintes electrónicos, en sintonía con la new wave neoyorquina y el ska británico de Los Specials y Madness, como puede escucharse en Wadu wadu, su álbum debut, editado en 1981: letras de tono humorístico, un hit soñado que le daba nombre al disco y una gracia de rara elegancia, esbozada en “Super color” y “Soy moderno, no fumo”.

Poco después, y al ritmo de un disco por año, vendría lo importante. Adelantados a su época, con una combinación de guitarras secas, música filtrada en sintetizadores y un nihilismo novelado, fundaron el sonido definitivo de la noche Buenos Aires posdictadura. La magnitud del éxito de sus canciones, como “Luna de miel”, “Lugares comunes”, “Imágenes paganas” los volvió inevitablemente ubicuos y la mágica voz de su cantante Federico Moura (1951-1988), un poco inalcanzables.

Hoy siguen siendo el norte el amor imposible de Babasónicos, Miranda!, y cada banda de pop-rock latino con pretensiones europeas. Su visita a Montevideo acontece en el marco de un tercer regreso del grupo y el más importante hasta la fecha. Virus festeja 40 años de carrera musical con conciertos multitudinarios en Buenos Aires y una propuesta escénica ambiciosa y renovada. Antes de su show en La Trastienda, su guitarrista Julio Moura conversó con la diaria.

¿Cómo son los ensayos en este momento?

En general, son bastante espontáneos, no están trabajados de una manera determinada. Van surgiendo. Un aspecto lindo de esos momentos es que la lista de temas de los shows siempre está cambiando, y eso es porque en los ensayos, algunos de nosotros tira un tema fuera de los clásicos, digamos. Eso es interesante porque le da una cierta frescura a cada nueva actuación.

¿Sigue siendo La Plata el lugar de la banda?

No, ahora estamos en distintos lugares. Mario [Serra, baterista] y yo vivimos en City Bell, un lugar con mucha naturaleza que queda a diez kilómetros de La Plata, y el resto está en la capital, donde hacemos los ensayos.

¿Qué significa la música para vos en esta etapa de tu vida?

Sinceramente, es un privilegio poder seguir haciendo lo nuestro, después de tantos años. Esta nueva etapa del grupo es muy diferente a las anteriores, porque es como una reivindicación de todo lo hecho, de todos los protagonistas, y nos da también la oportunidad de homenajear nuestra propia obra, y a la gente que nos ha seguido siempre, y que nos ha transmitido tanto cariño. Compartir este momento con la gente es lo más lindo que nos está pasando.

En la década de 1980 el grupo alcanzó gran popularidad, pero nunca dejó de ser resistido por otros sectores del público. Hoy da la sensación de que el ambiente musical actual tiene mucho más que ver con la búsqueda artística de Virus. ¿Cómo lo vivís vos?

Creo que la música tiene el poder de ser muy atemporal. Y ahí reside este privilegio de la vigencia de nuestra música, hecha en un momento social muy distinto al que estamos viviendo ahora. Creo también que muchas de las canciones de Virus tienen un mensaje que quedó en la gente y que explica el reconocimiento que seguimos recibiendo.

¿Cómo se siente hoy seguir tocando esas canciones en vivo? Vienen de hacer un show muy grande en el Movistar Arena y preparan otro en el teatro Gran Rex, con motivo de los 40 años de la banda.

Fantástico. Siempre decimos lo mismo: somos, sobre todo, un grupo en vivo. En Agujero interior [1983], el tercer disco de Virus, logramos algo que habíamos buscado desde el comienzo, que era plasmar en estudio el sonido de la banda en vivo. Y hoy por hoy, actuar en vivo es lo que más seguimos disfrutando.

En su momento de mayor popularidad, llamaba la atención lo bien equipada que estaba la banda y lo ajustados que salían los arreglos hechos con máquinas. ¿Eso resulta más fácil ahora?

Sí, es más rápido en el acceso a cosas. Antes tenías que hacerlo todo muy metódicamente en estudio, y se hacía con cinta, no era digital, ni programado. Entonces todo eso, sí. Lo que no varía o, mejor dicho, lo que se conserva, es grabar con los instrumentos analógicos. Es decir, eventualmente podés usar alguna secuencia o algún ritmo, pero a nosotros nos gusta tocar humanamente, con una guitarra y un equipo de guitarra, y con baterías en vivo. Es totalmente distinto a lo digital, aunque eso no quita que se puedan hacer cosas fantásticas con la tecnología.

¿Te acordás del modelo de guitarra que usabas en 1986? No había muchas de esas por acá.

Sí, es una Steinberger Transposing Tremolo. Es una pieza entera de grafito y no tiene clavijero. Las cuerdas se ponen como si fuera un violín, sin clavija, porque se afina desde atrás. Es una guitarra fantástica, después cambié un montón de veces de modelo.

¿Esa guitarra la trajiste de Nueva York o la compraste en Argentina?

Estábamos con Federico en Nueva York, no recuerdo en qué casa, creo que era Sam Ash, viendo algunas cosas y entró una chica con esa guitarra. Me acuerdo perfectamente del momento en que se la mostró al dueño del local. La paró en el piso y la dejó caer, era casi irrompible, y estéticamente increíble. Me la compré ahí mismo.

Siempre nos interesó viajar, entre otras cosas, para conocer música nueva y todo lo relativo a la música. De hecho, en 1986 ya habíamos mezclado Relax [1984] en Nueva York, que ahora cumple 40 años. Entonces estando allá teníamos muy a mano no sólo la información sino toda la tecnología y los instrumentos nuevos que salían al mercado.

¿Cuál dirías que es el disco definitivo de Virus, si es que hay uno?

Es difícil desde lo subjetivo. Pasa tanto con canciones como con discos, que uno los conecta con determinados momentos, o circunstancias de la vida, pero lo que sí puedo decir es que Superficies de placer [1987] es un disco que resume todo nuestro desarrollo artístico y musical. Al mismo tiempo, las letras y el clima general del disco tienen una importancia muy significativa. Fue un disco grabado en Río de Janeiro, y tiene una historia muy rica, y además es el último disco que grabamos con Federico, así que fue muy especial.

Cuando preparé la pregunta pensé en Locura (1985), del que también se podría decir que es una síntesis musical muy lograda.

Es muy difícil, incluso comparar, y lo mismo ocurre cuando enfrentás la obra de dos artistas. Siempre digo, ¿los Rolling Stones y Los Beatles? Elijo porque tengo la posibilidad de hacerlo. Entiendo que en la música no cabe la comparación ni competencia, no puede ser como un deporte, con su tabla de posiciones.

Los que estamos en el lugar de escuchas no podemos evitar ese juego, o las etiquetas.

En los primeros shows que hicimos los carteles de promoción decían que éramos un grupo de “pop, rock y punk latino”. Yo no sabría cómo definir nuestra música. ¿Qué música hacía Queen? La gente interpreta la música de maneras muy distintas.

Vivieron un momento de sellos discográficos de mucho poder y firmaron con CBS Columbia o RCA Ariola, por ejemplo. ¿Cuánto se entrometían sus ejecutivos en la música de Virus?

No, de ninguna manera. Todo lo que tenía que ver con la elección de los temas, las composiciones, incluso las grabaciones y las mezclas quedaba por nuestra cuenta. Eso era así, no sé cómo funcionará hoy con los artistas que están comenzando. De hecho, ahora estamos mezclando un disco en vivo, que pronto saldrá, y lo estamos produciendo nosotros. Considero que la producción artística de un disco es como la culminación de la composición.

Igual, había que plantarse firme, ¿no?

Lo que pasa es que en un punto de la carrera de los artistas en que esas cosas no se ponen en cuestionamiento. En eso también juega la convicción de uno. Por ahí aceptás sugerencias, pero es tan interna la cuestión de la composición, y del resultado final, que siempre fue parte de nuestra satisfacción, encargarnos de todos los aspectos de nuestra obra.

¿Qué recordás de la primera gira latinoamericana del grupo?

Bueno, en realidad, la primera gira fue Sudamericana, porque no llegamos a México, aunque teníamos todo previsto para ir, hasta que ocurrió lo de Federico. Fue una gira maravillosa. En aquel momento en Sudamérica todavía no se había generalizado el rock en español. En Chile hicimos unos shows increíbles. Ellos estaban viviendo en dictadura en ese momento; de hecho, había toque de queda. Para la gente fue algo muy especial, el momento social y político que vivimos generaba mucha energía, y nosotros necesitábamos expresar y decir lo que queríamos decir a través del arte y la música. Creo que fue un despertar para toda Sudamérica.

El año pasado vinieron por aquí para hacer un show más pequeño, pero en los 80, si no me equivoco, nunca tocaron en Montevideo.

Estaba pensando eso. Con Federico y Marcelo lo hablamos varias veces, y extrañamente nunca tocamos en Montevideo en esa época. A pesar de que viajábamos permanentemente a Uruguay, y nos íbamos de vacaciones a La Paloma y a La Pedrera. Tenemos un afecto muy especial por ustedes, y tantas cosas en común, así que esperamos este show con mucho entusiasmo.

Hay una entrevista por ahí de tu hermano Federico en la que él dice que, a la hora de componer, coincide contigo en el gusto por lo romántico. ¿Eso también tenía que ver con el estilo de música new romantic?

Yo recuerdo la nota de Federico, pero en realidad no habla del estilo musical. Lo que dice es que él es muy romántico, y que considera que, en las composiciones, yo también lo soy, y admito que es cierto. Hay temas como “¿Qué hago en Manila?” o “Dame una señal” que son temas muy románticos, pero no tiene nada que ver con el new romantic, sino con las historias de las canciones. Muchas veces nos han comparado con grupos de ese estilo, pero la verdad es que no hubo una cosa intencional de sonar como tal o cual banda.

Y de tu gusto más personal de la música, ¿qué grupos podrías nombrar?

A mí me ha influenciado todo, desde Los Beatles hasta la música brasileña, pasando por el candombe y el tango. Todo lo que me ha llegado, me ha pegado, la música clásica, también. En Virus, tenemos canciones como “Amor o acuerdo”, “Caliente café”, que tiene muchos toques latinoamericanos o sudamericanos, entonces lo que hicimos es más diverso que lo que se conoce más popularmente.

En las últimas actuaciones en vivo se nota que le están dando un protagonismo especial al sonido más rockero.

Sí, es que eso estuvo siempre, y en los shows por ahí se nota más. De hecho, el rock fue lo que nos impulsó a tocar. Después, lo que pasó es que estábamos abiertos a muchísimas otras cosas, y así surgió otro sonido. Ahora nos vuelve a suceder algo similar. En esta nueva etapa de la banda, un día me puse a cantar un tema, sin pensarlo demasiado, pero en un momento me dije: “¿Por qué nunca canté?”. Fue muy loco lo que sentí, después de tantos años con la banda. Ahora, con Marcelo, estamos cantando más o menos la mitad de los temas cada uno. Esos cambios son los que nos motivan a seguir y a generar cosas nuevas.

Virus. Este sábado a las 21.00 en La Trastienda (Av. Daniel Fernández Crespo 1763). Entradas a $ 1.600 y $ 1.900 en Abitab.