La brillante serie de dos temporadas (con una tercera confirmada) Big Little Lies, producida y protagonizada por Reese Witherspoon y Nicole Kidman, es una oscura historia sobre tres madres del norte de California cuyas vidas, aparentemente perfectas, son atravesadas por un asesinato durante un evento en el colegio de sus hijos. Catalogada como una de las mejores series de los últimos años y con un tono que supera al cliché de “pueblo chico, infierno grande”, hace una perfecta disección de gran parte de la sociedad norteamericana que intenta, como dé lugar, sostener vidas impolutas que esconden infinidad de roturas y miserias.

Ahora Nicole Kidman, quien parece estar en lo mejor de su enorme carrera, vuelve a los elegantes misterios de clase alta con La pareja perfecta, el nuevo thriller criminal de Netflix que, al mejor estilo de The White Lotus o The Undoing, retrata con acidez a los ricos y bellos cuyas verdaderas vidas salen a la luz a raíz de un extraño crimen, con un cadáver que aparece en sus vacaciones o casamiento y que desnuda turbiedades varias. Basada en el best seller homónimo de Elin Hilderbrand, la serie de seis capítulos narra la trama familiar de Greer Garrison Winbury (Kidman), una novelista que ha hecho fortuna escribiendo libros repletos de lugares exuberantes y romances imposibles. Aunque esta es más una historia policial que de amor, podría haber salido perfectamente de una de sus propias novelas.

En la lujosa casa de balneario de la familia Winbury, el hijo de Greer, Benji (Billy Howle), se va a casar con Amelia (Eve Hewson, hija de Bono Vox, de U2). Greer es una matriarca autoritaria y pasivo-agresiva que se encarga de dejar claro que no está de acuerdo con la elección de su hijo. En el ensayo de la boda aparece muerto uno de los invitados y, teniendo en cuenta la remota ubicación de la casa, es casi seguro que el asesino es uno de los presentes. Empieza así una investigación policial que da cuenta de la disfuncionalidad y el caos de la familia, en la que hay varios sospechosos: los hijos Thomas (Jack Reynor) y Will (Sam Nivola), la nuera Abby (Dakota Fanning), su esposo Tag (Liev Schreiber) y un amigo llamado Shooter (Ishaan Khattar).

A medida que la historia avanza, la trama policial, bien construida y bien narrada a través de una investigación con giros interesantes (se destaca Donna Lynne Champlin como la agente Henry), se mezcla imperceptiblemente, con el trasfondo familiar: un clan rico y poderoso y un matrimonio que parece perfecto pero esconde mucho odio. Pocas cosas resultan tan satisfactorias como ver a un grupo de aristócratas comportándose horriblemente y sintiéndose con derecho a todo mientras se destrozan entre sí. Al igual que en el baile de apertura (suena la canción “Criminals”, de Meghan Trainor), se juega con la sensación de que todo está fabricado de forma cínica y que es una fachada a punto de derrumbarse.

Las apariencias, el qué dirán, la validación externa, un catálogo de escándalos sexuales, un carrusel de sospechosos y revelaciones perfectamente dosificadas hacen que La pareja perfecta se vuelva adictiva. Un drama sofisticado, con un fabuloso elenco y un guion que libera a la vez el morbo clasista y nuestro costado detectivesco.

La pareja perfecta. Seis capítulos de 42-63 minutos. En Netflix.