Una primera descripción de Quinografía, el documental acerca de la vida y la obra de Joaquín Salvador Lavado (Quino), la da su director, Mariano Donoso, en conversación con la diaria. “Es una biogeografía. Donde él vivió, vamos y hablamos con los vecinos, con amigos, parientes, y tratamos de mostrar la vida de alguien bastante reservado”.

El proyecto había comenzado una década antes, casi por casualidad. Dentro de las idas y vueltas de Quino por el mundo, en 2014 volvió a vivir en su Mendoza natal, hasta su muerte en 2020. “Se estaba quedando ciego y su pulso ya no lo acompañaba, entonces había dejado de dibujar. Distinguía cosas, pero ya no podía ver bien”, cuenta Donoso. “A través de un amigo de la familia, la idea era ir a conocerlo y, si nos dejaba, lo filmábamos unos minutos”.

La visita terminó siendo una charla de medio día, de la que quedaron dos horas de filmación. “Creo que se acabaron las tarjetas o las baterías”, recuerda el director. “La tuvimos guardada mucho tiempo, siempre pensando en que si hacíamos una película, tenía que ser un poco más internacional, un poco más acorde a la talla”. La biogeografía empezó a construirse en 2023: “Finalmente nos decidimos a hacerlo, un poco invitados por la familia misma, que nos decía que teníamos ese material único y que teníamos que hacerle honor”.

Quinografía intenta resumir una vida artística y también personal en apenas 75 minutos. Con el archivo familiar y la obra vasta, el equipo creativo tuvo que sufrir con cada elemento que quedaba fuera del corte final. Sin embargo, hay una batalla ganada, al menos de acuerdo a quien escribe, y es la batalla para que el documental sea sobre Quino, y no sobre Mafalda, la protagonista de la tira de fama global. “Fue una gran lucha y una gran tensión, porque es verdad que compiten y un poco es el conflicto, no sé si de la película, pero de Quino mismo”, dice Donoso.

“Cuando abandona a Mafalda en su punto cúlmine, la deja y dice claramente en una de sus cartas que leímos, que se siente un esclavo de ese personaje. Que no lo detesta, pero que ‘no va a venir nunca más a esta casa’, como decía. ‘Nunca más entra aquí’. Nosotros somos fans de su otro humor, mucho más trágico y menos popular, no tan famoso como Mafalda. Esa lucha estuvo en la producción hasta el último momento e hicimos lo que pudimos”, explica el director.

“La decisión de que esto no se transformase en ‘La vida del papá de Mafalda’, que es el título que seguramente le hubieran querido poner muchos, hizo que fuese una película muy, si la palabra me lo permite, independiente. Una película donde ves todos los rubros que ocupé yo, no porque no quisiera ceder el timón en nada, sino por la decisión de rechazar propuestas que tendían a ‘Yo te apoyo si vamos a Mafalda’. Sobre todo las plataformas, que tienden mucho a eso y tendrán sus razones”.

La película también podría haber sido un desfile de famosos, y al final no son tantos. Donoso confiesa que Joan Manuel Serrat está, entre otras cosas, porque él lo quería conocer. El exfutbolista Jorge Valdano era considerado un amigo por Quino, lo que justifica su presencia. Y ni qué hablar de que es fundamental la aparición de Daniel Divinsky, su editor en Ediciones de la Flor, fallecido el pasado mes de agosto. “Es, o era, lamentablemente, nuestro padrino en todo esto. Nos ayudaba y lo amábamos. Pero tratamos de sacar a las figuritas clásicas, porque todo el mundo quiere hablar de Mafalda. Y estoy seguro de que los productores hubiesen estado maravillados de que saliera Messi hablando de Mafalda”.

“Tenía que ser gente que contara algo realmente privado, que no supiéramos, y ver si funcionaba. A nadie le aseguramos nada”, agrega Donoso, quien también tuvo que decidir cuáles de las piezas de humor gráfico de Quino utilizaría para ilustrar alguna de las temáticas que toca el documental. Ahí también se revela un costado más artesanal, que ocurrió al final de la producción, cuando comenzaron a incluir las viñetas. “No quedó otra que cometer un sacrilegio”, admite.

Tuvieron que ir a comprar todos los libros de Quino. “Con nuestra plata: ahí se ve que es independiente. Juntar unos pesos e ir a comprar los libros, en lo posible usados para que no nos doliera tanto”, dice. Lo que sigue a continuación no es para personas con estómagos débiles: “Lo que hicimos fue romper todos los libros, que fueran páginas nada más, para poder escanearlas. Durante dos o tres meses dormíamos encima de viñetas de Quino”.

La elección final fue una “negociación dura” entre Donoso y Mariana Guzzante, quien además de productora y guionista es pareja del director. “En forma metafórica e irónica fue una paritaria sindical. Yo me plantaba con unos, porque el humor gráfico es como el trasplante de un órgano: no te pueden poner cualquiera, por la compatibilidad. Y con las piezas gráficas lo siento así: unas funcionan en mí y no hay manera de que dejen de hacerlo con los años, y a la persona de al lado no le funciona con esa, sino con otra”. El resultado fue “difícil y gratificante” y el resultado final de Quinografía, la intención de todos quienes estuvieron en su creación, “es que compren los libros y vuelvan a leer a Quino”.

Quinografía. 75 minutos. En Cinemateca, Life Alfabeta y Life 21.