La culpa de todo esto la tiene Cassius Clay, ya rebautizado para este momento como Mohamed Alí. Porque al negarse a ir a Vietnam –“mi conciencia no me deja ir a dispararles a unas pobres personas en el barro por el muy poderoso Estados Unidos” o “yo no tengo problemas con los vietcong, porque ningún vietcong me ha llamado nigger” fueron algunas de sus opiniones al respecto– fue condenado a prisión (la que evitó pagando una cuantiosa multa) y perdió por tres años y medio su licencia para boxear. Y justamente la Fight Night del título de esta miniserie se refiere a su regreso, cuando enfrentó a Jerry Quarry en octubre de 1970 en Atlanta, en un combate pautado a 12 rounds de los que llegaron a disputarse sólo tres porque Quarry tuvo que abandonar por un corte en una ceja. Entonces, y a pesar de tener el peso del regreso de Alí al ring, ¿cómo puede una pelea tan poco relevante en sí misma tener la importancia de ameritar una miniserie de ocho episodios? Porque lo que aquí se cuenta ocurrió inmediatamente después.

Nuestro protagonista es Gordon Chicken Man Williams (un exuberante Kevin Hart, alejado por completo de su habitual comedia y logrando un rol principal tremendo), un corredor de apuestas de medio pelo en Atlanta, que, conociendo el gran evento deportivo que se viene en dicha pelea de boxeo, organiza el que pretende sea su salto a las grandes ligas: una noche de apuestas en un casino particular organizado por él mismo, donde serán invitados todos los gánsteres y mafiosos de la ciudad (y varios pesos pesados del exterior) llegados para asistir al combate. Así, en una casa reservada a este efecto, con varias mesas para juego y un ejército de señoritas de la noche, Chicken Man espera congraciarse con mafiosos como Frank Moten, el “Black Godfather” de Nueva York (gran figura histórica de esta época, aquí interpretado de manera temible por Samuel L Jackson, quien, como siempre que le dan con qué, saca provecho). ¿El problema? La reunión extraoficial de Chicken pronto es el blanco de una pandilla de ladrones que sin ningún tapujo atraparán, desnudarán y dejarán detenidos al batallón de gánsteres para saquearlos hasta el último centavo. 

La historia real evalúa el golpe en poco más de un millón de dólares, y aquí la ficción –creada por Shaye Ogbonna y que toma como base el podcast homónimo estrenado en 2020– reconstruye la pelea, la organización de esa noche de apuestas, el robo y lo que pasó después, mientras la Policía (aquí centralizadas sus acciones en el detective JD Hudson, interpretado por el brillante Don Cheadle) buscaba a los asaltantes al mismo tiempo que los mafiosos, los que buscaban su propia venganza. El resultado es esta estupenda miniserie que cuenta con una producción excelente –la reconstrucción de época, el vestuario, los coches, la increíble banda sonora– que es, en sí misma, un homenaje y contribución al blaxploitation, aquel cine tan setentero protagonizado casi que exclusivamente por afroamericanos y que traía a la gran pantalla aspectos como el sexo, la violencia y el crimen de maneras netamente lúdicas y entretenidas.

Aquí se combina desvergonzadamente un poco de todo: novela negra, relato de boxeo, historia, acción, algo de humor y una violencia descarnada que sorprende cuando aparece (por desbordada). Un ritmo brutal (podemos aceptar que siete episodios hubieran sido más adecuados que los ocho que son en verdad) y la labor de un elenco en estado de gracia (Hart, Jackson, Cheadle, Taraji P Henson, todos brillan en un reparto que acaso sufre de la inclusión de Terrence Howard, que, como de costumbre, no está a la altura de los demás) llevan a reconocer a Fight Night: The Million Dollar Heist como una de las mejores series estrenadas en 2024, que aquí y ahora en Uruguay encontramos de manera sorpresiva, y agradecida, en Disney+.

Fight Night: The Million Dollar Heist, ocho episodios. Disney+.