Algunos años atrás Julio Calcagno protagonizó El padre, una obra que dio fama internacional al francés Florian Zeller (París, 1979), luego llevada al cine con Anthony Hopkins en el mismo papel. Aquella historia, junto a El hijo y La madre, es parte de una trilogía que ahonda en dinámicas familiares y preguntas vitales mediante una estructura no lineal que desconcierta. La madre, la única que todavía no fue adaptada a la gran pantalla, llega la semana próxima desde Argentina, donde viene agotando, amén de las virtudes de su dramaturgia, gracias a un elenco imperdible, que encabezan Cecilia Roth y Gustavo Garzón, bajo la batuta de la solvente Andrea Garrote.

“La primera vez que me crucé con Cecilia”, cuenta Garrote, “fue filmando una película que se llamaba Matrimonio (Carlos M Jaureguialzo, 2012); estaba Darío Grandinetti también. Ella tiene una calidez, una calidad humana, muy impactante. Es entrañable. Iba a hacer un papel pequeño y enseguida me sentí súper bien recibida. La verdad es que ella me fascinó: empezamos a hablar y me habló de su interés por el teatro que yo hacía, y yo decía ‘pero esta mujer, con toda su carrera, me está diciendo esto’. Esa humildad de los grandes, como tenía Alfredo Alcón, que me acuerdo que venía a verme cuando yo era muy joven y me decía ‘qué genial es esto y lo otro’”.

Más tarde Roth la fue a ver en Pundonor y las vueltas de las tablas las volvieron a cruzar cuando Garrote la dirigió en una experiencia semimontada de Teoría King Kong, la novela de Virginie Despentes. “Cuando aparece Sebastián Bluetrach con el proyecto de La madre, ellos me eligen, y yo encantada”, resume Garrote, que asumió la puesta en escena con el elenco ya definido. “Igual a mí me pareció fantástico el armado, realmente tuvieron muy buen ojo. A veces es difícil, pero por supuesto que hubo un consenso conmigo”, reafirma la directora, que refiere el cariño que Roth despierta en el público también. “Además, tiene un talento enorme. La verdad es que en esta obra tiene la posibilidad de mostrar nuestra Gena Rowlands, digamos. En cada función está muy viva, juega, encontró un espacio de libertad y el material lo permite. Vale la pena verla en este papel”.

Sobre la trama, Garrote adelanta que la pieza “habla sobre una madre patológica, que tiene una condición, haber quedado sin su identidad, y eso se le vuelve una especie de obsesión. Lo bueno de la obra, lo asertivo de Florian Zeller, es que logra transmitir eso de una manera teatral, en acción dramática, no en discurso. Y logra, como en El padre, que uno se vaya metiendo dentro de la percepción temporal, la confusión, el abandono de esta mujer, viviendo el tiempo, la rutina, vibrando con el personaje, a través de las situaciones”.

Zeller se vale de un procedimiento particular: “Es lo que llamo ‘una obra de estructura’, porque a pesar de que el tiempo va avanzando hacia adelante, hay una serie de idas y vueltas que hacen que uno se empiece a marear. Hay algo que avanza, pero en la medida en que avanza también se repite y se repite con variaciones, y uno no sabe cuál es la opción real de lo que está sucediendo”. Garrote anticipa que, si bien “la obra empieza de una manera muy naturalista, se va trastocando hacia un lugar más lúdico y, a la vez, por momentos más angustiante”.

Sorprendentemente, las mismas reseñas que elogian la labor “descomunal” y “potente” de Roth, consignan la sensualidad del papel en una obra calificada para mayores de 18 años. “Entiendo que hay una relación muy corrida entre la madre y el hijo, sobre todo la madre tiene momentos de proyectarle cierta sensualidad que se torna muy incómoda”, apunta la directora sobre el asunto. “Cecilia pasa por muchos lugares”, matiza, “de sensual a graciosa, de simpática a angustiada, a perdida, que llevan a decir ‘ay, Dios, por favor, este personaje, frénenla un poco’”.

Agenda llena

En 2019, Garrote presentó en Montevideo Pundonor, sobre una docente que vuelve a dar clases luego de un episodio polémico. La obra fue dirigida por su cómplice escénico Rafael Spregelburd: “A lo largo de los años la obra sigue estando vigente, pero además hay como resaltadores que la van acompañando. En Argentina cualquier mención a la deuda es algo que siempre resuena para un lado y para el otro. Ahora es el tema de la locura y de cómo se trataba a los locos antes. En fin, hay varios temas, como fue la normalidad, la pandemia”. Tanto tiempo después, incluso habiendo hecho una larga temporada a sala llena en Madrid, el espectáculo todavía ocupa un lugar en la cartelera porteña.

Su larga relación escénica con Spregelburd, con quien fundó la compañía El Patrón Vázquez, incluye Inferno, la pieza con la que el año pasado se presentaron en Italia y Chile. “Nos fue muy bien, porque la obra habla de un periodista que se va a Santiago de Chile a escribir unas notas y ahí le pasa que vienen dos evangelistas a decirle que está en el infierno y le quieren enseñar cómo tiene que hacer para salir. Las evangelistas éramos Violeta Urtizberea y yo. Tenía esa estructura de las viejas obras de El Patrón Vázquez, como La estupidez o La modestia, donde todos hacíamos varios personajes”, comenta.

Otro trabajo que involucra a Garrote y que se repone de tanto en tanto es Una casa llena de agua, la primera obra que escribió la ensayista y novelista Tamara Tenenbaum, sobre “una niñera que le habla a la nenita que cuida de cosas un poco impertinentes”, comenta la directora acerca de este unipersonal con Violeta Urtizberea. “Pero es muy dulce la obra, es muy inteligente, y la verdad es que es un gran trabajo de Violeta. A la obra siempre le fue muy bien, entonces suponemos que no nos podemos despedir, sigue sucediendo y muy felizmente”.

Por otro lado, este mes regresa a El Picadero, en Buenos Aires, Prima facie, un monólogo de Suzie Miller, en el que Garrote dirigió a Julieta Sylberberg. “Es una abogada defensora de supuestos agresores sexuales, que de golpe sufre una agresión y pasa al otro lado. La obra devela el funcionamiento de la Justicia desde un lugar y desde el otro. Y eso la hace interesantísima, además de que la actuación de Julieta realmente es muy impactante. Es un monólogo bastante largo, muy exigido, ella lo hace increíble y a la obra le está yendo muy bien. La verdad es que estoy trabajando con gente muy talentosa, con textos muy buenos, así que eso está sucediendo; no es responsabilidad mía”, remata.

La madre, en la sala principal de El Galpón. Del jueves 8 al sábado 10 de mayo a las 20.00. Entradas desde $ 1.670 en boletería del teatro y Redtickets.