Como casi todo en este país es futbolizable, hay quienes gustan de hacer un paralelismo entre el baterista y el arquero. De hecho, una canción de El Cuarteto de Nos compuesta y cantada por su baterista (Álvaro Pintos), del año 2000, embroma con eso (“yo soy Alvin, el batero / ya me vuelvo a mi lugar / como todo buen golero / siempre solo, siempre atrás”).

Pero el experimentado baterista Miguel Romano, que de niño jugaba en baby fútbol, asocia ese instrumento a la mitad de la cancha e incluso se anima a desarrollar la analogía: “El baterista junto con el bajista son los mediocampistas. Los entreala y los punteros son los guitarristas y tecladistas, y todos le levantamos el centro al 9, el cantante, para que haga el gol”.

Como ya es casi una tradición anual, este sábado Romano volverá a presentarse en la sala Jorge Lazaroff, con un espectáculo en el que juega de mediocampista pero también se anima a pasar al ataque. En esta oportunidad, cambiarán algunos músicos y también el formato.

Romano toca la batería profesionalmente desde hace cerca de medio siglo. Empezó a los 15 y se metió en parte gracias a su hermano mayor –Popo–, con quien a mediados de los 70 formó la banda Quo Vadis, y nunca pararon de tocar. Ambos acompañaron “a todo el mundo” en la música uruguaya, dice el baterista, aunque subraya que todavía le queda gente por acompañar.

Este tipo de toques anuales, con su nombre como protagonista –comenta Romano–, son para poder darse algunos gustos arriba del escenario. Hace años que da clases de batería y ha escrito y publicado metodologías de los ritmos de Uruguay. Por ejemplo, dio el puntapié inicial para plasmar en el pentagrama los ritmos de candombe y murga, a mediados de los 90, porque no le cuadraba que en las academias se escribiera en el pentagrama el ritmo del jazz, la bossa nova y afines, pero cuando se trataba de ritmos uruguayos se empezara “a payar”.

Entonces, en el concierto de este sábado Romano presentará diversos estilos de música, materializando el papel en el ritmo, mediante composiciones instrumentales de su hermano Popo –que tocará el bajo– y también suyas, junto con el pianista Raúl Medina y el guitarrista Morris Catán. En la mitad del toque será el momento en el que Romano dejará el “mediocampo”, porque se colgará su guitarra Gibson Les Paul para tocar algunas versiones de compositores que interpretaba a los 20 años, como del estadounidense Christopher Cross, del dúo Seals and Crofts –también del norte– y nuestro Ruben Rada. En esa parte Marcelo Mape Bossio se encargará de las baquetas y habrá varios cantantes invitados.

Si bien el afiche anuncia que se trata de un toque de “rock-jazz fusión”, Romano aclara que a veces las etiquetas genéricas no son exactas, porque también habrá funk, mediante versiones de Billy Cobham. Y ya que estamos con las etiquetas, hay quienes dicen que a veces el candombe puede emparentarse con el funk a la hora de tocarlo en la batería. Pero Romano se calza el traje de profesor y lo pone en duda. Explica que la samba sí “pasa por al lado” de la murga candombeada, y pone como ejemplo el famoso “Saludo a los barrios” (de La Reina de La Teja de 1981), que la supo tocar nada menos que con Washington Canario Luna. “Es más para ese lado, pero con la información que hay y las cosas que ves, puede ser que haya un funk que esté pasando por al lado del candombe. La música es una y las cosas están muy emparentadas”, dice.

Romano ha tocado con músicos de la talla de Fernando Cabrera, Urbano Moraes y Leo Maslíah –por mencionar unos pocos–, y de este último le parece que es “la canción más significativa de la música uruguaya”, en referencia a nada menos que el clásico “Biromes y servilletas”. Hay muchas versiones de esa canción, como la de Jaime Roos para su disco Contraseña (2000), pero Romano destaca la del brasileño Milton Nascimento, que cierra su álbum Nascimento, de 1997, que ganó un Grammy como mejor disco de “world music”. El baterista cuenta que esa letra lo hace llorar y le parece representativa de lo que significa hacer música en Uruguay. “Salen de agujeros mal tapados, tapados, tapados / y proyectos no alcanzados, cansados, cansados, / que regresan en fantasmas de colores, colores, colores / a pintarte las ojeras y pedirte que no llores”.

Por último, Romano destaca que en la sala Jorge Lazaroff se siente como en su casa y es ideal para el tipo de música que toca. “Mayoritariamente se arrima público que estudia música, pero es para el público en general, no voy a dar ninguna clase. Pero no soy cantante, entonces, me conocen los bateristas, y no sé si todos. Se llena de todo ese tipo de público, y a mí me encanta”, finaliza.

Miguel Romano con banda. Sábado a las 21.00 en la sala Jorge Lazaroff (8 de Octubre y José Belloni). Entradas a $ 600 en Tickantel.


Festival del Jazz Club de Tacuarembó

Este sábado a las 20.00 en el teatro Escayola de Tacuarembó tendrá lugar el primer Festival del Jazz Club de ese departamento, que contará con grupos referentes del género en formato dúo, trío, cuarteto, quinteto y sexteto, que interpretarán varios estilos –según se anuncia–, como “jazz classic, fusión, bossa nova, melodías de estándares, funk, candombe”, etcétera. Las entradas se consiguen por Tickantel a $ 550.

Fede Lacaño, Diago y Vieira

También a las 20.00 en el Centro Cultural Florencio Sánchez (Grecia y Norteamérica) llega la cuarta fecha de un ciclo de música emergente. Se presentarán tres jóvenes exponentes de la música urbana: Fede Lacaño, Diago y Vieira. Las entradas se consiguen por Tickantel a $ 300.

Sofía Mora doble en Inmigrantes

La cantante, compositora y productora argentina Sofía Mora presentará su último disco, Mi lado cursi, editado en octubre de 2024, este sábado en Inmigrantes (Juan Paullier y Guaná), con dos funciones (21.00 y 23.30). Las entradas se consiguen por Redtickets a $ 450.