Un asesinato sin cuerpo es el punto de partida de Cuando te mueras del todo, una comedia absurda del argentino Daniel Dalmaroni, que fue traducida al inglés, francés y portugués, lo que facilitó las puestas en escena en Europa y América Latina. En 2023 se presentó en El Tinglado bajo la dirección de Fabián Vena y este fin de semana, luego de recorrer el interior del país, podrá verse en el Teatro Stella la versión de la compañía rochense Contraescena.
Fundada en 2001 por Mario Schiavo, hoy fallecido, y José Pereyra, la agrupación reúne a 23 actores y actrices, de entre 20 y 70 años, que mantienen en paralelo distintas ocupaciones, desde docentes hasta comerciantes, empleados públicos y jubilados, pero que reservan al menos tres días a la semana para ensayar.
Así, remarca Pereyra, su director, pueden con sacrificio y persistencia tener en cartel múltiples montajes de forma simultánea. Además, la compañía opera sin fines de lucro: todo lo recaudado por la venta de entradas se reinvierte íntegramente en la producción de cada espectáculo. Pereyra cuenta que en ocasiones algún espectador que los vio en La Paloma les comentó, a modo de halago: “Ustedes no son de acá, ¿no? Son de Montevideo”. En 2021 fueron nominados a los premios Florencio como mejor espectáculo del interior, gracias a su puesta en escena de Made in Lanús, de Nelly Fernández Tiscornia. “La gente se acercaba llorando y nos decía: ‘Te agradezco la emoción’, porque, claro, es una obra durísima”, recuerda. El año pasado visitaron la capital con Sus ojos se cerraron, del prolífico dramaturgo uruguayo Dino Armas, con la que lograron una gran recepción.
En 2010 ya habían llevado el texto de Dalmaroni a las tablas, pero el que se verá ahora en Montevideo es un nuevo abordaje. “La modifiqué, le hice alguna adaptación en el final y me pareció interesante”, adelanta Pereyra. “No nos reímos de lo que nos reímos hace 20 años, así que está bien también esas cosas repensarlas. El humor, no sé si decir que está bajo la lupa, pero estamos, creo, en plena transición. Entonces es diferente a lo que hice antes, en función también de las actrices, por ejemplo. Son tres actrices en la obra, pero hay una que hace de amante, que aparece con una motosierra, que es muy intensa, y me despertó otros colores, otras cosas para contar. Viste que el humor negro nos hace reír de aquello de lo que no está bien reírnos. Pero más allá de eso y de que es comedia, porque no deja de serlo nunca, hay un tema de fondo que está bueno hablar, mostrarlo, que es la violencia. Siempre me gusta hacer esas bajadas de línea. Para reflexionar, antes de hacerte pensar en algo, hay que sacudirte, hay que llamarte la atención y eso creo que el autor lo logra y nosotros con la interpretación, también, modestamente”.
Foto: difusión.
La muerte, el pánico, lo inesperado, lo que no se sabe cómo resolver, lo surten de elementos a explotar escénicamente. Sus agregados a la obra, explica, no son textos sino acciones, formas de subrayar las miserias de esos lazos complejos. “Por ejemplo, hablo de algo muy superficial, pero generalmente hace algunos años tú hablabas de la figura de la amante en una pareja y lo volcabas a la sensualidad o a determinadas características. Y en este caso nos pusimos a hablar, a ver por qué tenía esa violencia, esa entrega o ese compromiso, y aparecieron otras historias que está lindo contar. ¿Por qué se llegó a ese estado? ¿Por qué hay un marido que está en una relación que está muriendo y tiene una amante? ¿Por qué están de cómplices sus padres? O sea, nada ocurre porque sí, hay consecuencias que no nacieron en esa noche donde nosotros contamos la historia; vienen de antes”, explica quien es montajista y, además, en esta ocasión, parte del elenco, encarnando a un psicólogo que termina apelando al juego de la copa, oficiando de médium. Pero continuando con el caso de la amante: “Ese personaje es la que trae la motosierra, pero ella estudió el cuerpo humano, la anatomía, estudió el manejo de una motosierra, pero sobre todo cómo se planta ante la situación, cómo resuelve, cómo se activa, o sea, no es desde la sensualidad, sino desde el empoderamiento, en este caso usado para algo malo”, dice, sin querer contar el desenlace. Se trata, aclara, de “contar la historia, lo que dice en el texto, pero rascar un poco más, sin abandonar la idea de que estamos haciendo una comedia. Pero el fondo, a mí me interesa mucho esa base, que encuentro en muchas comedias, una base dramática escondida, que sin embargo está latente. Es como antes, cuando nos daban aquellas pastillitas horribles de aceite de hígado de bacalao, que por afuera eran hasta medio dulces, pero las llegabas a morder y era como comer harina y pescado, una cosa espantosa. Esto es parecido: yo creo que el humor suaviza o es el transporte, el medio, para llevar el mensaje. Es la forma más dulce de entrar”.
Pereyra, que lleva 37 años en el oficio, desde que empezó de adolescente en una agrupación municipal, no quiere depender de nadie para hacer arte, y empuja a su grupo independiente siempre con nuevos planes bajo la manga. “Arrancamos a probar y después que hacés las cosas medianamente bien, obviamente en el camino vas haciendo alguna que no, pero es parte de la enseñanza”, reconoce. Después de tantos años, quiere sacarse de encima el rótulo de amateur, porque Contraescena recorre el país y tiene más títulos en espera, entre ellos uno del argentino Pacho O'Donnell y otro más de Dino Armas, El clú de la Ivonne.
Cuando te mueras del todo. Sábado y domingo a las 19.00 en el teatro Stella (Mercedes y Tristán Narvaja). Entradas en Redtickets a $ 500. 2x1 con la diaria.