“Punks Not Dead”, gritaban los Exploited en 1981, intentando salvaguardar un movimiento musical, social y cultural que ya había sido dado por muerto. Más de 40 años después de aquel aullido transformado en eslogan, dos bandas pisan Montevideo para dar vida a aquella frase. En marzo fue The Damned y en pocos días será Buzzcocks. Ambos grupos, junto con Sex Pistols y The Clash, son la base de un movimiento fugaz e incendiario que cambió las reglas del rock para siempre.

Los Buzzcocks nacieron en Manchester, a kilómetros de Londres, el epicentro de la explosión punki. Su origen repite un patrón muy común: un cartel pegado en la pared de una universidad convoca socios para una banda con influencias de The Velvet Underground o The Stooges. El autor del llamado era un tal Howard Devoto y el único que respondió fue Pete Shelley.

Un artículo de la revista NME sería un punto de inflexión. Presentaba a los integrantes de un grupo de la lejana capital que decían: “No nos gusta la música, nos gusta el caos”, y agregaban que en su repertorio estaba “No Fun”, de The Stooges. Eran los Sex Pistols, tocaban el fin de semana y a su encuentro en Londres partieron Shelley y Devoto para regresar con una promesa: llevarlos a Manchester.

La banda se terminó de armar para tocar como soporte de los londinenses. Cuentan que en el primer show, entre el público, estaban los futuros integrantes de las bandas más relevantes de Manchester de los años siguientes: Joy Division y The Smiths. La presencia más importante, sin embargo, fue la de Steve Diggle, que se unió como bajista a los Buzzcocks.

Su debut discográfico establece uno de los postulados del movimiento, el DIY o hazlo tú mismo. Editaron el EP Spiral Scratch con un sello creado para la ocasión y fueron la primera banda punk en publicar de ese modo. No eran conscientes del poder de la autogestión, simplemente lo hicieron de esa forma porque pensaron que el movimiento iba a desaparecer y no querían esfumarse sin dejar rastro. Es una muestra urgente del sonido de 1977, muy influenciado por Sex Pistols.

Por esa época, el cantante de la banda era Devoto y su fraseo hace pensar que su única inspiración era Johnny Rotten. El material incluía un himno al espíritu de la época: “Boredom” (aburrimiento), que expresaba de forma sencilla la sensación generalizada de que aquí no pasa nada: “Ya conocés la escena: muy monótona / aburrimiento, aburrimiento”. Escrita por Devoto, la canción refleja el sentir que le haría abandonar el grupo, hastiado de la movida, para tiempo después formar Magazine, una de las bandas pioneras del pospunk.

El cisma distó de ser traumático. Shelley pasó a ocuparse de componer las letras y cantar y Diggle abandonó el bajo para colgarse la guitarra. En ese movimiento nace la esencia de Buzzcocks y un nuevo concepto de tono herético: el pop punk. Un registro vocal con personalidad propia al frente de dos guitarras que zumban coordinadas sobre una base sólida de bajo y batería, melodías pegajosas y aceleradas junto a armonías vocales que hablan de la angustia emocional de estar vivo. Si los Pistols le cantaban a la anarquía en su país y los Clash decían que Londres ardía, los Buzzcocks te preguntaban si alguna vez te habías enamorado de quien no debías.

Entre 1978 y 1979 editaron los tres discos esenciales de su discografía, a los que se sumó una recopilación de sencillos, Singles Going Steady, que es un clásico del género. Al escucharlo se puede entender a Hüsker Dü, The Smiths y Green Day y se dimensiona por qué Kurt Cobain decía que era una de sus bandas preferidas y los eligió como teloneros de la última gira de Nirvana, en 1993. El disco abre con la oda a la masturbación “Orgasm Addict”, prohibida por la BBC, para seguir con una batería de melodías y letras llenas de vitalidad punk y sensibilidad pop, entre ellas, su canción más famosa, “Ever Fallen In Love (With Someone You Shouldn’t’ve)”. La temática general es el amor y el desamor fluido, sin referencias a un él o ella que permita identificar el género del destinatario. Shelley, abiertamente bisexual, solía decir que su sexualidad cambiaba tanto como el clima.

La primera etapa culminó en 1981 y la banda retomó actividad en 1989, subida a la ola de interés por Manchester, de donde habían surgido The Stone Roses y Happy Mondays (muchos cambiaban el nombre de la ciudad por “Madchester”). Con ediciones de discos más espaciadas, continuaron adelante manteniendo a Shelley y Diggle como pareja creativa hasta 2018, cuando falleció el cantante.

La formación que llega a Montevideo tiene a Diggle al frente, cantando y componiendo. En 2022 editaron el primer disco sin Shelley, Sonics in The Soul, y para este año se espera un nuevo lanzamiento que ya tiene nombre: Attitude Adjustment.

¿Podemos decir que el punk no murió? Es un buen debate para puristas. Lo que podemos establecer es que si se mantiene vivo se lo debe en parte a los pioneros, candidatos todos a arder, que por fortuna decidieron no apagarse lentamente y optaron por mantener la llama encendida arriba de los escenarios.

Buzzcocks en Montevideo. Jueves 29 de mayo en Live Era (Uruguay 960). $ 2.580 en Redtickets.