Botellas al mar es el título del nuevo espectáculo musical comandado por Pablo Pinocho Routin, junto a Gonzalo Durán (guitarra, voz y arreglos musicales), Pablo Leites (percusión) y Jacinta Bervejillo (guitarra y voz), que presentará por varias ciudades del país, y este sábado estará en el Complejo Cultural Politeama de Canelones. El núcleo del show es un diverso abanico de canciones de la música popular uruguaya, de varias épocas y artistas.

Routin cuenta que el punto de partida del espectáculo fue que desde hace un montón de años viene interpretando sus canciones, entre ellas algunas coautorías con Nicolás Ibarburu y Pitufo Lombardo –además de temas exclusivamente suyos–, pero en un momento se sintió “agotado” de su propio repertorio. “En esa búsqueda apareció la idea de correrme hacia un lugar más de intérprete y dejar mis propias canciones de lado, en principio por un tiempo; uno nunca sabe en qué deriva todo esto”, dice.

Fue así que junto con Durán y Leites se abocaron a la búsqueda del cancionero de la música popular uruguaya y partieron de las primeras canciones editadas por Pedro Ferreira (1910-1980), de la década del 30 y el 40. Dice que ese trabajo requirió una investigación, pero no musicológica, porque les “quedaría grande el término”. Fue una búsqueda de conexiones entre algunos autores y autoras, viendo “cómo, de alguna manera, la música misma, sola, se va fusionando a lo largo del tiempo”.

“Si mirás el mapa musical y las bandas de hoy, mucha de la gurisada más joven tiene influencia de El Kinto, de Alfredo Zitarrosa o del [Jorge] Choncho Lazaroff. Quiere decir que hay una cosa de la música que transita mucho más allá del conocimiento real, o sea, sin que nadie te haya mostrado a El Kinto o Lazaroff”, subraya.

Routin pone como ejemplo que le pasó de escuchar la música de un artista equis y preguntarle si había escuchado a Lazaroff, pero le contestó que no e incluso no sabía quién era. Sin embargo, al escuchar su repertorio se notaba “claramente la influencia de Lazaroff”. “Es muy extraño, pero es así. De algún lado parte y por algún lado se va colando”, acota.

Entonces, revisaron la historia de la música, por décadas, y fueron armando un show de los autores y autoras que les parecieron más relevantes, pero también con los que les permitían versionar y se adaptan a lo que Routin puede cantar. Por lo tanto, la selección no es “estrictamente de los mejores autores” –aclara–, sino de los que entran en las posibilidades de versionar. “También, cuando armás un show, tenés un criterio de lo que pretendés, del transcurso de esa hora y media a nivel musical. Porque de repente se te juntan cinco canciones que te parecen bellísimas pero que tienen una misma atmósfera, entonces, necesitás otra cosa, más criterio de armado de show”, explica.

Además, entre canción y canción, en el espectáculo los músicos hablan brevemente de los autores y dan algunos detalles que les parecen relevantes. Es un espacio didáctico, con una parte de intercambio con el público, “para bajar un poquito de información y que la gente se la quede”, así como también hay “una veta humorística”, comenta el músico.

Routin explica que tienen tres líneas de trabajo, la milonga, el candombe y la murga, porque él es “más de ese lugar”. En la selección, en cuanto a las letras, tratan de generar un universo de textos bueno, que una canción no sea “más de lo mismo” que la anterior.

Por ejemplo, interpretan “Tu voz, mi voz”, de Mariana Ingold, “Amargo de caña”, de Ana Prada, “La llamada”, de Pedro Ferreira, “Por amor al arte”, de Jaime Roos, “Lo dedo negro”, de Eduardo Mateo, “Tabla”, de Gastón Dino Ciarlo, “Milongón del Guruyú”, de Roberto Darvin, y “Chamarrita de una bailanta”, de Carlos y Washington Benavides, que supo grabar Alfredo Zitarrosa. Routin acota que en el espectáculo a este último lo traen como “un gran intérprete, que hizo propias canciones que no son de él”, pero “obviamente, en la vuelta del barrio capaz que todos creen que esa canción es de Zitarrosa”. “Era un compositor increíble y también un intérprete descomunal”, subraya.

En el repertorio también integran una canción que Routin hizo con Ibarburu, titulada “Tirar botellas al mar”, publicada en 2021, que cuenta “una historia real”, basada en una noche de tablado con Cayó la Cabra, y de allí salió el nombre del espectáculo. “La idea de que las canciones son una especie de botella al mar, que puede quedar flotando un siglo hasta que alguien la encuentra, la abre y ve el mensaje. Te juntás con un tema de [Alberto] Mastra que nunca habías escuchado, y pasaron 45 años de tu vida. Pero esa botella llegó y se recuperó el mensaje”, ejemplifica.

Por último, no se puede obviar que hace pocos días se supo que para el próximo carnaval volverá la histórica murga Falta y Resto, comandada por Raúl Castro, y que también tendrá a Routin, quien está “muy contento” y “muy conmovido” por el regreso. “Más allá de lo artístico, es como una sensación de volver a casa. El otro día leí una cosa de [Julio] Cortázar, que uno no extraña los lugares, sino el tiempo en el que estuvo ahí. Entonces, primero es recuperar vínculos: con el flaco Raúl Castro hace 37 años que no me subo a un escenario. Es una cosa realmente muy fuerte”, sentenció.

Pinocho Routin presenta Botellas al mar este sábado a las 20.00 en el Complejo Cultural Politeama de Canelones (Tomás Berreta y Florencio Sánchez). Entradas a $ 500 en Tickantel. 2x1 para la diaria.


Cuatro Pesos de Propina festeja sus 25 años

Como quien no quiere la cosa, la banda Cuatro Pesos de Propina, con su estilo mestizo, en el que confluyen muy diversos géneros –ska, reggae, rock, chacarera, reguetón, cuarteto y afines–, cumple 25 años. En 2007 editaron su disco debut, Se está complicando, con varias canciones que enseguida se hicieron un lugar dentro del rock uruguayo, como “Pirata”, “Solari” y “Sacámela (basta)”, entre otras, algunas contestatarias y antisistema.

Luego editaron dos álbumes más, Juan (2010) y Surcando (2013), y después del disco Muerto pero vivo (2016), el vocalista, Diego Rossberg, se fue del grupo. Así comenzó una nueva etapa, que se materializó en el disco La llama, de 2019 y luego con el álbum Respirar una vez más (2021). El último disco editado por el grupo es Teatro Solís 2023, lanzado en 2024, de cuando tocaron con la Orquesta Filarmónica de Montevideo en ese recinto. El festejo por los 25 años de la banda se hará este sábado a las 21.00 en Limbo Park (Velódromo Municipal), con entradas por Redtickets a $ 920.