“Dicen que es el fin del mundo y todavía estoy acá, / siento los latidos aunque digan que ya estamos muertos”, son los primeros versos de “Corazón”, el reggae con detalles electrónicos que está en el nuevo disco de Cuatro Pesos de Propina y es dueño de un estribillo que le da su nombre: Respirar una vez más.

El nuevo álbum fue la respuesta grupal que encontraron a un período “bastante oscuro”, el de la pandemia, en el que había un contacto cotidiano con la muerte, las cifras, los contagios, etcétera, cuenta el vocalista del grupo, Gastón Puentes; entonces, el disco surgió “como algo necesario, que fuera constructivo para el momento”. Resalta que la pandemia fue muy dura para todo el mundo, sobre todo porque hubo mucha incertidumbre, pero capaz que la gente de la cultura lo vivió aún peor “porque fue a la que más se le complicó el acceso al trabajo”. “Entonces, hacer este disco para nosotros fue como un cable a tierra, poner el foco en algún lado e imaginarnos volviendo a tocar, que era lo que queríamos hacer”, acota.

Por eso es un disco corto, de seis canciones –un total de 20 minutos–, porque es una duración “abordable” en una circunstancia de tanta contrariedad. Y por eso es un disco que busca que “pegue bien”, con cierto optimismo. Aun con cambios de integrantes, el estilo festivo y alegre que mayormente impregna a la música del grupo no ha variado, porque son esas cosas “identitarias” de la banda, dice Puentes, ya que tienen una mirada “que atraviesa todo”: las épocas, los integrantes, etcétera.

“Quién lo diría”, la quinta canción del disco, parece resumir la esencia de la música del grupo, donde depositaron “varias corrientes de interés”, en una línea más “experimental”. Para este álbum la banda buscó que estuviera conformado por canciones totalmente nuevas, compuestas en estas circunstancias y hechas en grupo, por eso se fueron varios días a cultivarlo en un garaje de una casa de Punta Colorada, donde tiraron ideas y proyectaron el sonido que querían. “Quién lo diría” fue una de las que más se redondearon en ese proceso.

La banda ya tiene casi 20 años. Arrancó por marzo de 2004, cuando el rock uruguayo estaba en su punto de ebullición, pero a ellos no les llegó la ola, porque recién se estaban gestando; de hecho, el primer disco, Se está complicando, lo publicaron en 2007. “Nosotros veníamos de otro palo, nuestro origen es más de la Murga Joven, y tocábamos más en lugares así que de rock, pero después sí, se fue dando. La banda fue teniendo sus ondas de popularidad en diferentes momentos, pero no necesariamente asociado a eso, aunque obviamente repercute pila”, dice el músico. Ahora ve que hay un repunte, ya que festivales como Minas y Abril, de hace pocos días, están “explotadísimos de gente” cuando tocan bandas de rock.

Para Puentes, de alguna manera el rock sigue estando muy presente, pero a la vez vive una transformación importante en varios aspectos, desde lo estético y lo artístico hasta en lo que refiere al nuevo paradigma de consumo. Por lo tanto, piensa que la música “prepandemia” va a tener que “aprender cómo funciona” ese paradigma “si quiere subsistir”. “Hay que estar todo el tiempo investigando y sabiendo, porque si no conocés las reglas de juego, que hoy en día cambian rapidísimo, desaparecés, te come crudo”, señala.

Ya hace un lustro que Diego Rossberg, cantante original de Cuatro Pesos de Propina, abandonó el grupo, y este es el segundo disco que sacan sin él –el primero fue La llama, de 2019–. Puentes dice que quizás desde fuera se vio como un cimbronazo, pero desde dentro de la banda se vivió como parte de un proceso que venían trabajando y sabían que en algún momento se iba a dar. “Igual, es cierto que después volver a tocar fue toda una experiencia. Pero no fue tan duro: siempre es un disfrute, porque nos encontramos haciendo música, que es lo que queremos hacer, con la energía de siempre y nuestra identidad intacta. Y, sobre todo, con un montón de gente comulgando con eso”, señala.

Todos los que comulguen con la banda tendrán cita hoy a las 20.00 en el Teatro de Verano, donde Cuatro Pesos de Propina presentará su nuevo disco, con entradas por Tickantel a $ 660 y $ 760 (hay 2x1 para suscriptores de la diaria). “Presentar el disco es el lema y el show está armado con base en eso. Pero el motivo real es hacer una gran fiesta, luego de un tiempo bastante particular en el que estuvimos sin poder hacer el toque que nos gusta y el que a la gente le gusta ver: sin restricciones, para poder hacer pogo”, finaliza Puentes.


Gorillaz en el Antel Arena

En el marco del festival Primavera 0, la banda virtual inglesa Gorillaz, liderada por Damon Albarn (Blur), vuelve a Montevideo y se presentará el jueves desde las 19.30 en el Antel Arena. La grilla se completa con Nathy Peluso y Zeballos. La banda se formó en Londres en 1998 y, apoyada en un mundo ficticio virtual, de dibujos animados, coqueteó con varios géneros dentro de la electrónica, el hip hop y el rock. Tiene ocho discos en su haber y la primera vez que pisaron nuestra capital fue en diciembre de 2017, cuando se presentaron en el Velódromo Municipal. Para el jueves, la infraestructura del Antel Arena augura un espectáculo de música y todo lo demás como corresponde. Las entradas se venden por Tickantel y van desde $ 2.400 a $ 4.500.

¿Y cómo es él?

El español José Luis Perales se presentará mañana a las 21.00 en el Antel Arena, con entradas por Tickantel que van desde $ 1.800 a $ 5.000.

Gonzalo Moreira solista

El cantautor uruguayo Gonzalo Moreira, de amplia trayectoria (Canciones Para No Dormir la Siesta y Rumbo), vuelve a los escenarios para presentar su primer disco solista, Resumiendo, con una fusión de canción urbana montevideana, candombe, pop y rock. La cita será el miércoles a las 21.00 en el Auditorio del Sodre. Las entradas se venden por Tickantel a $ 850.

Skay y los Fakires en La Trastienda

Eduardo Federico Beilinson, mejor conocido como Skay, exguitarrista de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, se presentará con su banda hoy a las 21.00 en La Trastienda. Las entradas se consiguen por Abitab. Valen $ 1.300 y $ 1.600.