En 2022, el director y guionista Dan Trachtenberg logró rescatar el interés de una saga en apariencia agotada, la de Depredador. El personaje, nacido de la mano del gran director John McTiernan en 1987, enfrentó a Arnold Schwarzenegger en su primera aparición, pero había ido perdiendo fuelle en cada entrega, y The Predator (2018), de Shane Black, uno de los creadores del concepto original, fue el clavo final sobre el ataúd. Pero ahí apareció Trachtenberg y propuso algo que fue tanto innovador como un regreso a los orígenes: el depredador enfrentaría a un enemigo en solitario en un duelo final mano a mano (lo clásico), pero lo novedoso sería el marco histórico y las circunstancias: ocurriría en 1719 y el enemigo a vencer sería una cazadora indígena.
Cierto es que la franquicia Depredador no existe sólo en pantallas, y que sus líneas argumentales ya habían sido exploradas antes en historietas. No sólo la sociedad, jerarquía y organización de los guerreros extraterrestres encuentran más detalle en las páginas de cómics, sino que además la libertad inherente de este medio les ha permitido a los depredadores campar a sus anchas a lo largo de toda la historia de la humanidad. Predator: The Bloody Sands of Time los ubicaba durante la Primera Guerra Mundial, cazando libremente entre las tropas del Kaiser mientras avanzaban sobre Francia en paralelo a otra cacería que ocurría durante la guerra de Vietnam. Predator: 1718 se ambienta durante la conquista española de América y Predator: Hell Come A-Walkin nos traslada a la Guerra de Secesión estadounidense. Los ejemplos son muchísimos y era hora de que el cine les prestara atención.
Es nuevamente Dan Trachtenberg el encargado de hacerlo y para la ocasión –supongo que soluciona gran parte del problema presupuestario– estamos ante una película animada.
Depredador: asesino de asesinos se compone por tres relatos que nos cuentan la relación frecuente que tiene la especie alienígena con nuestro planeta como coto de caza. Parece la respuesta a viejas súplicas de los fans y, así, tenemos un depredador contra vikingos, otro que enfrenta a samuráis y ninjas en el Japón feudal y uno más que desafía a pilotos de la Segunda Guerra Mundial. Son relatos bastante sencillos, pero muy efectivos.
La animación es cuidada –en la onda de realizaciones actuales, como la de las nuevas películas de Spiderman, pero con un perfil más austero– y las coreografías de peleas y batallas no pueden ser mejores. Con gore como para tirar y repartir, los tres relatos plantean un enfrentamiento con resolución similar (el de Japón es por lejos el mejor), pero sorprende con un remate en el que todas las historias confluyen y se abrazan el disparate cienciaficcionero, la sorpresa y un tono pulp gozoso que demuestra que la saga está en las mejores manos.
No faltan aquellos que reclaman que los aportes de esta nueva película afectan la mitología presentada antes de los Yautja (tal es el nombre de la especie), pero dejemos esa discusión para los fans tóxicos. Los otros, los que disfrutamos con acción, sangre y batallas a todo o nada entre cazadores alienígenas y guerreros humanos, estamos de parabienes.
Predator: Killer of Killers. 95 minutos. En Disney+.