“Estoy con muchas cosas: ensayos, reuniones, detalles de producción, diseño”, repasa Federico Deutsch, pionero de la experimentación electrónica en nuestra escena musical y flamante autor de Síndrome del impostor, el nuevo álbum que presentará el domingo en la sala Hugo Balzo. En los días previos, la lista de tareas crece y el tiempo pareciera reducirse. “Pero los ensayos vienen saliendo buenísimos y la banda está re copada. Tengo muchas ganas de llevar el disco al vivo”, sostiene.

El álbum –11 temas que oscilan entre lo instrumental y la canción, experimentando con tecno, soft pop, música disco, rock y más– es fruto de un largo proceso: “Lo quería sacar a principios del año pasado, vengo hace tiempo con este disco. Pero siempre se demora. Hacer música es como tener arreglos en tu casa, te dicen una semana y estás dos meses”.

Aunque es su quinto trabajo solista, Síndrome del impostor marca un quiebre en su trayectoria: de centrarse en lo instrumental, escribir canciones para otros o alternar vocalistas invitados –como era la costumbre en Maverick, el proyecto que compartía con Pedro Dalton y Tüssi Dematteis, entre otros–, en este lanzamiento Deutsch se anima a capitalizar las voces.

“No es que antes no cantaba. En casa canto, canto mantras de yoga, pero nunca había probado un canto más profesional. Fue aprender un instrumento nuevo”, explica. “La voz tiene algo introspectivo, de llevarte a conectar y descubrir cosas involucradas con uno, un autoconocimiento desde lo que te da vergüenza, lo que te da seguridad”.

El cambio fue paulatino: comenzó componiendo con guitarra y voz, hasta que el taller de canciones de Garo Arakelian terminó por darle forma. “En un año surgieron seis o siete canciones nuevas”, recuerda. Naturalmente, Arakelian quedó como guitarrista del proyecto, que para la grabación del disco completaron Adrián González en bajo, Diego Bartaburu (No Te Va Gustar) en batería, Karen Halty (Amigovio, Excelentes Nadadores) en coros y teclados. “Con todos hubo buena química”, resalta Deutsch.

El espíritu colaborativo ha sido una constante a lo largo de su trayectoria, en proyectos como Rrrr y La Hermana Menor, y la costumbre se trasladó a su faceta como solista. Para este álbum convocó a Sylvia Meyer en “Moritat”, la reversión de una obra clásica, originalmente compuesta por Kurt Weill con letra de Bertolt Brecht para la Ópera de los tres centavos, de 1928. “A Sylvia me llamaba la atención verla en los años 90, en la Feria del Libro. Una mujer con un teclado, tocando sola, eso me encantaba”, evoca años después.

El primer acercamiento creativo fue para la banda sonora de una obra teatral, pero el proyecto no se concretó. “Al poco tiempo le comenté que estaba trabajando en el disco y le mandé este tema, que es como raro, porque tiene una estructura más abierta”, recuerda. “En un momento me escribe y dice que está como muy dramático, que no le gustaba. Yo no podía creer que me echara todo para atrás, pero a las dos o tres semanas me mandó el tema. Yo me estaba por acostar, vi el mail y me quedé. No sé cuántas veces lo habré escuchado de corrido”. La experiencia fue tan buena que repitieron con la obra Perro muerto en tintorería, con la que ganaron un Florencio.

Nombrar la obra

Deutsch disfruta cada etapa de creación de un disco, hasta el momento de bautizarlo. Para este último, tenía el antecedente difícil de superar de su anterior lanzamiento, Terrorista emocional, pero descubrió el término “síndrome de impostor” y lo conquistó. “Es un tema de autoestima: creer que no estás preparado, aunque todos digan que lo que hacés está buenísimo”, explica, aunque admite no sentirse identificado con el padecimiento.

Tampoco reniega de escucharse, aunque en plena vorágine de ensayos sólo pueda pensar en arreglos y ajustes. “Me gusta decirle a la gente que lo escuche, me siento orgulloso”, admite, destacando el trabajo de Mateo Flores en grabación y mezcla y Nicolás Demczylo en la masterización.

Ahora tocará defenderlo en vivo este domingo en la sala Hugo Balzo: “Es como en el teatro: viene el estreno y después las funciones fluyen más relajadas. Ahí la música se termina de acomodar y crecer”, sostiene, y adelanta que la lista incluirá algunas composiciones nuevas: “Temas que serían para el próximo disco, un poco más tecno, pero cantados”.

Federico Deutsch presenta Síndrome del impostor. Domingo a las 20.00 en la sala Hugo Balzo. Entradas $ 700 pesos en Tickantel. 2 x 1 para la diaria.