Netflix ha venido alojando y coproduciendo varias películas y series de Brasil, como el brillante thriller de suspenso y drama Los ríos del destino (Pssica), dirigido por Braulio Mantovani y Fernando Meirelles, los creadores de la icónica Ciudad de Dios (2002), y basado en la novela homónima del periodista y escritor Edyr Augusto, conocido por sus obras ambientadas en la Amazonia.
Pssica narra la cruda historia de Janalice (Domithila Cattete), una adolescente víctima de porno venganza. Su video se viraliza rápidamente, y su padre descubre horrorizado que la joven frente a la cámara es su hija. En un intento desesperado por protegerla del escarnio público, Jana es enviada (casi abandonada) a vivir con su tía en Belém. Sola y vulnerable en una ciudad desconocida, todo empeora cuando es secuestrada por una poderosa red de tráfico de personas. Así, la oscura historia de Janalice se entrelaza con la de Preá (Lucas Galvino), un joven pirata fluvial que lidera una banda de traficantes a los que llaman “ratas de agua”, y con la de Mariangel (Marleyda Soto), una madre fuerte y decidida a vengar la muerte de su familia a manos de esos criminales. Ambos, y por diferentes razones, se embarcan en la búsqueda de Jana por separado hasta que, inesperadamente, se cruzan.
El título tiene absoluto sentido. Los ríos del destino no hace referencia sólo al Amazonas, sino también a las vidas que fluyen a su alrededor: historias conectadas y arrastradas por la corriente de una brutal red de trata de personas. Los destinos que se cruzan están marcados, además, por una antigua maldición amazónica llamada pssica, una fuerza que, como el río, arrastra a todos a su paso.
La intensa trama no da respiro. Vemos cómo Janalice sufre todo tipo de abusos y, aunque trata de escapar, ayudada por otras víctimas y recuperar su libertad, no logra quebrar el ciclo de la trata y es sistemáticamente forzada a prostituirse. En contraste con las hermosas locaciones del norte de Brasil, lo que se ve es vertiginoso y, por momentos, shockeante: abuso sexual, psicológico, físico, amenazas y la despersonalización corporal.
El personaje de Janalice se construye desde la vulnerabilidad, pero no desde la debilidad; su interpretación retrata la transformación de una víctima en una sobreviviente, y los directores evitan clichés y morbo al optar por mostrar la evolución de una mujer abusada.
Potente mezcla de thriller criminal, crítica social y componente místico, este buen drama tiene el plus autoral de Meirelles (aquí acompañado por su hijo Quico). Su estilo hiperrealista nos descubre una violencia real, cotidiana, en un submundo en el que sobrevivir es un acto de resistencia que obliga a cruzar todas las líneas morales posibles. Así, el creador de Ciudad de Dios vuelve al territorio de la marginalidad con una mirada más aguda y moldeada por el tiempo y la experiencia, en un thriller intenso e inmersivo.
Los ríos del destino. Cuatro episodios de 50 minutos. En Netflix.