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El liberalismo de derecha afirma que la libertad de expresión es un pilar fundamental de su ideología, pero la defensa de la actividad empresarial como única alternativa posible de gestionar un medio de comunicación suele tener como consecuencia que, por ejemplo, los periodistas en teoría son libres de decir lo que quieran, pero pueden perder su trabajo si van en contra de sus patrones. Los periodistas de carnaval también pueden decir lo que quieran, pero corren el riesgo de que Pinocho Sosa los muela a palos.

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Los liberales conservadores locales, encabezados por el presidente Luis Lacalle Pou, decidieron que la “libertad responsable” es la mejor estrategia para combatir la pandemia de coronavirus. ¿En qué consiste la libertad responsable? En que cada persona sabe qué tiene que hacer y qué no, porque cada uno es dueño de su libertad individual, pero como el coronavirus es una enfermedad viral, en realidad lo que importa no es lo que hace cada uno sino lo que hace el conjunto de la ciudadanía, que se transforma en el responsable colectivo de lo que pase, más allá de que la decisión de cuidarse es estrictamente individual. Las reglas del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavaleras tampoco se entienden.

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En el discurso liberal conservador, el Estado es una gran burocracia omnipotente y omnipresente, que atenta contra la libertad de los individuos asfixiándolos con sus reglas de juego arbitrarias. En el Carnaval, Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos Populares del Uruguay cumple exactamente el mismo rol.

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La existencia de una única clase social es uno de los objetivos de la teoría comunista clásica. Los liberales de derecha consideran que esto es una aberración, ya que las diferencias entre clases sociales son un fenómeno inherente a las sociedades y estimulan el esfuerzo individual. En el carnaval hay una diferencia marcada entre las murgas, que últimamente son bastante chetas, y los parodistas, que son más bien terrajunes. En teoría es posible moverse de un universo a otro. Los liberales conservadores afirman lo mismo acerca de las clases sociales. En la práctica, en ambos casos es muy poco frecuente.

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El liberalismo conservador tiene una vertiente extrema: los libertarians. El carnaval también tiene una vertiente extrema: las revistas.

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Para los liberales de derecha los impuestos son enemigos de la actividad económica e impiden el desarrollo de las empresas y la consecuente generación de puestos de trabajo, por lo que la tendencia tiene que ser a reducir la carga impositiva lo más posible. En carnaval también es el dueño del conjunto el que se queda con la mayor parte de la torta y les tira unas monedas a los integrantes que se suben al tablado todas las noches.

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La meca de los liberales conservadores es Estados Unidos, más concretamente Chicago, donde un grupo de economistas sentó las bases de su marco teórico actual. Los conjuntos de carnaval usan música de Madonna, Whitney Houston y los Backstreet Boys.

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Los liberales de derecha uruguayos se agruparon en la coalición multicolor. Los integrantes de los conjuntos de carnaval no pueden subirse a un escenario sin antes haberse tapado de brillantina.