¿Qué es un sindicalista?

Un sindicalista es un ser resentido con la sociedad porque no logró hacerse camino en la vida y a los 40 años no posee ni una estancia, ni una fábrica ni mucho menos un unicornio que cotice en Wall Street. ¿Y cómo canaliza esta frustración? Tratando de destruir la generación de riqueza, para que todo el mundo sea pobre como él. Les suena, ¿verdad? Claro que sí. ¡Es Cuba! Esas imágenes de personas haciendo cola para conseguir medio kilo de azúcar y un rollo de papel higiénico para una familia de cinco personas que tanto horrorizan a las personas de bien son, para el sindicalista, el paraíso. ¿Cómo llegó el sindicalista a tener unos valores tan trastocados, por no decir antivalores? Educación, educación, educación. Quizás sus padres eran sindicalistas, quizás algún compañero de liceo le acercó un libro de Marx, Lenin, Galeano o la reina de los mensajes subversivos subliminales colados en textos que aparentemente transmiten valores: Mercedes Vigil. Si no queremos que el sindicalismo termine cooptando a uno de nuestros hijos, no tenemos más remedio que mantenerlo alejado de los libros hasta los 18 años.

¿Cómo puedo reconocer al sindicalista?

Andar sin camisa enseñando un cuerpo transpirado o tener un pelo desgreñado y una barba frondosa pero anárquica, es decir, no como las de Game of Thrones sino como las de los indigentes, son verdaderas cocardas para los integrantes del movimiento sindical, por lo que hacen ostentación de ellas.

¿Dónde habitan los sindicalistas?

Depende de cuál sindicalista estemos hablando. Los obreros humildes y trabajadores que se levantan todos los días a las 6.00 pero cuya falta de luces les impide detectar la estafa del colectivismo igualitarista viven en las mismas zonas que cualquier empleada doméstica. Pero los líderes del sindicalismo, los que comandan la manada, viven en lujosas residencias subterráneas. ¿Por qué subterráneas? Para que no las pueda detectar la prensa independiente. En efecto, bajo unos ranchos donde perfectamente podría vivir un trabajador no calificado como un operario de fábrica, un peón de estancia o un licenciado en Ciencias de la Educación, hay verdaderas mansiones capaces de eclipsar la sede de la Universidad de Montevideo. Pero ¿cuál es el sentido de tener tanto dinero si hay que vivir bajo tierra y sin disfrutar de la vida?, se preguntarán. Es que el sindicalista no disfruta de la vida. No le interesa organizar un partido de polo, un asado para homenajear a los miembros de la Asociación Rural del Uruguay o una jornada de té y cultura con lecturas de textos de Luis Alberto de Herrera. A él sólo le interesa acumular riquezas. Por algo todos tienen en sus casas una escultura en tamaño real de oro macizo del terrorista revolucionario Danilo Astori.

¿Cómo podemos solucionar el problema del sindicalismo?

Existe una solución definitiva, pero no la podemos exponer acá por cuestiones de espacio y también legales. De todas maneras, hay algo que podemos hacer para prevenir la aparición de sindicalistas o contener su propagación, y es promover la cultura del emprendedurismo, el esfuerzo y la superación personal. Pero tranquilos, para eso no hay que arrancar desde cero. Hay miles de charlas TED en Youtube de expertos que explican cómo triunfar en la vida, y lo hacen en un lenguaje sencillo y directo, como para que cualquier idiota que haya transitado su educación en el sistema público pueda entenderlo. Por eso, si algún día nos cruzamos con alguien que esté por caer en las garras del sindicalismo, lo que debemos hacer es pasarle los links de estas charlas junto con las instrucciones para anotarse como repartidor de Pedidos Ya.