Tomá mucha agua en el vuelo que te lleva a Miami

El calor hace que perdamos mucho líquido, fundamentalmente a través de la transpiración, así que es fundamental mantenerse hidratado; eso siempre y cuando no tengas dinero para irte a alguna ciudad en el hemisferio norte en la que actualmente no haga ni mucho calor ni mucho frío. En ese caso no vas a tener que preocuparte por la deshidratación fruto del calor. Pero ¡ojo!, pasarse nueve horas en un avión también puede deshidratarte, así que tomá mucha agua. De paso te va a servir para ir muchas veces al baño, que, quieras que no, es algo que te ayuda a pasar el tiempo.

Incendiá tu jardín y llamá a los bomberos para que vengan a apagarlo

¿Por qué te vas a conformar con la manguerita de porquería que usás para regar las plantas cuando podés refrescarte con una manguera gigantesca que tira en minutos el equivalente a una piscina? Prendé fuego las plantas de tu jardín, llamá a los bomberos, y cuando ellos vengan, disimuladamente andate arrimando al chorro de la manguera. Si querés que la maniobra sea bien convincente, acercate a las plantas ardientes gritando “¡¡nooooo! ¡¡Mis malvones noooo!! ¡¡Dios, no te los lleves!!”.

Andá a dormir la siesta a la oficina de Luis Lacalle Pou

El presidente Luis Lacalle Pou está disfrutando de unas merecidas vacaciones en Rocha, así que su oficina está vacía por estos días. Entrar a la Torre Ejecutiva no es tan difícil como parece. Alcanza con que te disfraces de Pato Celeste y le digas a la recepcionista que perdiste una cadenita que te regaló tu bisabuelo y se te ocurrió que a lo mejor se te quedó en la oficina que ocupabas cuando Mujica era presidente. Una vez que hayas pasado la seguridad, meterte en la oficina de Lacalle Pou y dormirte una siesta ahí va ser una papa. Y si el presidente se aparece de sorpresa porque tiene un asunto urgente que atender (es poco probable, pero puede pasar), simplemente decile que sos un importante empresario argentino que se está escondiendo de la voracidad fiscal del gobierno kirchnerista. Seguro que te deja quedarte y hasta a lo mejor te invita a cenar.

Convencé a Elon Musk de que te mande a Saturno

El fundador y propietario de Tesla y Space X no sólo es un apasionado de la exploración espacial, sino también uno de los emprendedores más audaces de la actualidad. Si te armás una buena carpeta seguro que lo podés convencer de que estás en condiciones de encabezar la primera misión tripulada a Saturno, un planeta considerablemente más alejado del Sol que la Tierra, y por lo tanto, mucho más fresco. ¡Pero cuidado! No vayas a pasarte de frío. Mirá que la temperatura media de Saturno es -180 grados. Abrir apenas un poquito más de lo necesario la visera de tu traje de astronauta puede causarte un resfriado considerable. ¡No te olvides de que la idea es ir a Saturno a disfrutar!

Asaltá un banco y atrincherate

No sería la primera vez que pase: un ladrón entra a un banco, los empleados alertan a la Policía y en pocos minutos el frente del edificio se llena de agentes de los comunes y corrientes que apuntan desde atrás de las puertas abiertas de las patrullas y también de integrantes de una unidad especial que se visten de negro y tienen modernos y potentes rifles. A lo mejor en Uruguay nunca pasó, pero en el resto del mundo es de lo más común, tal como lo atestiguan miles de series y películas. ¿Por qué no podés ser vos el primer uruguayo en protagonizar un espectacular asalto con copamiento a un banco? Acordate de que en los bancos hay aire acondicionado, así que durante un buen par de horas vas a estar fresquito. Y si el prepotente encargado de la operación policial, desoyendo los consejos del sabio negociador, te corta el aire acondicionado, simulás asesinar al rehén que te caiga peor (seguro que hay alguno con pinta de ser un jefe sorete, mal padre y peor esposo), y listo, ya tenés aire de vuelta. Eso sí: tratá de ser simpático con la gente y de repartir dinero entre los jubilados y madres solteras que perdieron todos sus ahorros debido a los especuladores bursátiles, porque es la única manera de que tu aventura termine en una alejada isla polinésica y no en la cárcel.