“No es Europa” (Shirley, administrativa). “En el viaje recorrimos muchas ciudades europeas, porque no sabíamos si nos iba a dar para volver. Estuvimos en Madrid, en Londres, en Berlín, en Milán y hasta en Praga. Pero cuando llegamos a Kiev era todo completamente diferente. Los servicios eran un desastre, los ómnibus no pasaban, las funciones del teatro se suspendían y no te avisaban, y cosas por el estilo. Pero lo peor eran los museos, que ibas y ya ni siquiera estaban ahí. Claramente son como el tercer mundo de Europa”.

“Arquitectura rupturista y deslumbrante” (Rosa, emprendedora). “Cuando una va a Europa espera encontrar edificios elegantes pero muy antiguos. Kiev no tiene nada que ver con eso. Ahí se desarrolló un estilo arquitectónico ultramoderno, con edificios de formas excéntricas, con paredes sin revestimientos, hierros retorcidos y estancias que dan al aire libre. Si me pidieras una palabra para definir la arquitectura de Kiev, esa palabra sería ‘deconstrucción’”.

“No les gusta que los confundan con los rusos” (Arturo, ortodoncista). La gente en general es muy amable, pero si les decís cosas como ‘ustedes los rusos’ o ‘perdón, pero no hablo bien el ruso’, se calientan. Ojo, yo los entiendo, porque a los uruguayos tampoco nos gusta que nos confundan con los argentinos”.

“Toda la comida es en lata, pero te la regalan” (Fabricio, ingeniero civil). “Veníamos de Francia, así que estábamos comiendo muy bien. La llegada a Ucrania fue un poco bajón, porque ahí comen solamente cosas enlatadas. Ojo, es comida muy nutritiva igual. Además, te la regalan. Pasan unos aviones y tiran cajas de latas en paracaídas. Tenés que meter un poco de pechera para conseguir algo, pero ta, la verdad es que en los bufés de los hoteles de Brasil te pasa lo mismo”.

“De Uruguay sólo conocen a Suárez y a Bustillo” (Patricia, estudiante de Comunicación). “La gente es divina, súper amable. Ahora, les decís que sos uruguaya y en general no tienen idea de nada. De Uruguay sólo conocen a Suárez y a Bustillo. Te dicen cosas como ‘Ah, sí, Uruguay. Luis Suárez. El tipo que mordió a otro’, o ‘¿Uruguay es el que tiene un canciller que nunca sabe bien qué votar? ¿Bustillo, no?’. A Lacalle Pou ni lo conocen, pero es cierto que ahí el surf no es muy popular”.

“Las calles son súper seguras” (Homero, mecánico). “Alguna gente que había ido a Ucrania en años anteriores me contó que era un poco peligroso andar de noche, pero este año claramente se pusieron las pilas y solucionaron el problema. El tema es que las calles están llenas de militares, no sólo de día, sino también de noche. Y claro, los chorros ni salen. En fin, ojalá acá en Uruguay hiciéramos lo mismo. Aunque sé que no hay chance. Entre que la gente es medio cagona y la muerte del Guapo, nunca vamos a llegar a ser Kiev u Odesa”.

“El hotel de Mariúpol es un desastre” (Fabi, notaria). “No sé si fue un problema del guía local o de la agencia de viajes de acá de Uruguay, pero la visita a Mariúpol fue un desastre. Ni bien nos bajamos del ómnibus nos llevaron casi que a la fuerza a un hotel, que para colmo era horrible. Estaba repleto de gente y te hacían dormir en el piso. Aparte, nosotros habíamos pagado por una habitación privada, pero tuvimos que dormir en unos galpones enormes con otras 2.000 personas. Súper incómodo. Cuando era joven y me quedaba en albergues porque viajaba de mochilera lo hacía sin problemas, pero ahora que somos cuatro con mi marido y los dos nenes, ya no me interesa”.

“¡Salimos en la tele!” (Nico, entrenador de fitness). “El viaje estuvo de más, pero aparte, nos pasó una cosa re graciosa. Uno de mis amigos se cortó un dedo cuando quiso saltar una barricada con alambre de púas. Re pelotudo, ja, ja. Pero bueno, el caso es que tuvimos que ir al hospital, y mientras lo atendían a él cayó un equipo de la CNN. Un primo mío que sigue allá en Mercedes me avisó por Whatsapp que estábamos en la tele. ¡Aquel no lo podía creer! No me dio para mandar un saludo porque justo en ese momento cayó un misil. Una cagada. Hubiera estado mortal”.