Guarda con el filo

El presidente Luis Lacalle Pou, se sabe, es fanático de los cuchillos. Durante su visita del miércoles se acercó a un stand de cuchillos artesanales y pidió para ver algunos modelos. “Cuidado que están muy afilados”, le advirtió el maestro cuchillero. “Tranquilo, tranquilo. Está todo bajo control”, respondió Lacalle Pou, manejando algo imprudentemente un cuchillo de gran tamaño. “Con todo respeto, señor presidente, yo tengo años en esto, sé mucho del tema, incluso tengo formación, y le advierto que está por tener un accidente”. “Yo ejerzo la libertad con responsabilidad y prudencia”, replicó el mandatario, arrojando un par de afiladísimas cuchillas al aire cual malabarista de semáforo, con tanta mala suerte que una de ellas, al caer, le provocó un tajo a un empleado del stand. “¡Un médico! ¡Un médico!”, comenzó a escucharse entre el público. “¡Pero si no tiene nada! ¿O ustedes se piensan que yo pondría en riesgo la salud de esta persona? Me resulta ofensivo”, dijo Lacalle Pou.

Intervención oportuna

El estudio Pérez Salaberry Financial Management organizó una charla titulada “El boom de los commodities y las oportunidades de apertura en el mundo de hoy”, que contó con la presencia de destacados economistas del sector privado y también de integrantes del equipo económico del gobierno. En determinado momento, cuando uno de los expositores estaba hablando sobre las estrategias para abaratar el costo de los fletes en medio de la crisis logística, el empresario rural Gonzalo Gonchi Zulagaray gritó desde el fondo: “O, lo que también se puede hacer, es esconder 500 kilos de merca en un cargamento de soja”. Las carcajadas de los presentes duraron cerca de dos minutos. “¡Qué grande, Gonchi! Si no existieras, habría que inventarte”, dijo uno de los expositores, secándose las lágrimas con una mano y agarrándose las costillas con la otra.

Responsabilidad social ante todo

Las exquisitas cookies de blueberries, avena y peanut butter fueron una de las grandes sorpresas de la Expo Prado en el rubro gastronómico. Y no es que su creadora, la emprendedora Teresita Arrivaraitía Mendelson, no nos tenga acostumbrados a las delicias que presenta año a año. Pero con estas maravillosas cookies, Teresita llegó a una culminación. El martes, como todos los días, los peques de las escuelas públicas se agolpaban en el stand de Arrivaraitía Food & Leadership para recibir una “galletita”, como les dicen ellos. Obviamente, todo ocurría bajo la mirada cargada de ternura de Tere. Pero, en determinado momento, ella notó que uno de los niños que se disponía a llevarse una cookie de cortesía provenía de un hogar carenciado. Sus prendas, sus gestos y su forma de hablar así lo evidenciaban. Entonces, Teresita se interpuso entre el niño y la cookie y le dijo: “Si yo dejase que tú te llevaras una cookie gratis, te estaría haciendo un daño muy grande, porque te acostumbraría a obtener cosas sin esfuerzo. Por el contrario, lo que tú necesitas es educarte en el hábito del trabajo. Si quieres una cookie como las que tus compañeritos recibieron a cambio de nada porque en sus casas sí les enseñan valores, tienes que agarrar esas tres enormes bolsas de basura y sacarlas a la calle”. No pasaron ni dos segundos antes de que los testigos del hecho estallaran en una ovación. El “Olé olé olé olé, Tere Tere”, resonó por todo el Prado.

La curiosidad mató al gato reportero

El jueves le tocó al secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, asistir a la Expo Prado, y los periodistas aprovecharon para recoger algunas declaraciones. “¿Qué le pareció el pulpón?”, “¿quién tiene la estancia más grande, usted o Luis Alberto Heber?”, “¿quién se encarga de la parrilla en los asados del Poder Ejecutivo?” fueron algunas de las preguntas que le hicieron. Pero cuando una periodista de TV Ciudad le preguntó “¿Qué opina de la postura de Cabildo Abierto sobre la Ley de Medios?”, el encargado de responder no fue Delgado, sino un capataz de su establecimiento rural. En realidad, no fue una respuesta propiamente dicha, sino un azote con un rebenque. “A ver si así aprende a respetar, vegetariana maleducada”, le dijo el trabajador rural luego del golpe, entre aplausos de los presentes.