El miércoles Ida Vitale fue homenajeada por la Academia Nacional de Letras. No es que le faltaran reconocimientos –en 2010 recibió el título Doctora Honoris Causa por la Universidad de la República del Uruguay, el año anterior había recibido el premio Octavio Paz, en 2014 el Alfonso Reyes, al año siguiente el Reina Sofía, luego el Federico García Lorca y en 2017 el Max Jacob–, pero era el Día Internacional de la Poesía e indiscutiblemente ella es, a sus 93 años, la poeta viva más importante del país, que ahora pasó a residir aquí, tras años de exilio en México y luego de desarrollar su actividad académica en Estados Unidos.
Por estos días, además, el sello Estuario (casa editorial Hum) acaba de editar un libro que sólo había aparecido en México en una tirada artesanal de 300 ejemplares. El ABC de Byobu, como Léxico de afinidades (1994), Donde vuela el camaleón (1996) y De plantas y animales: acercamientos literarios, es prosa. Byobu, el protagonista de la veintena larga de relatos breves, brevísimos, a veces al borde del aforismo, es un ser extrañado, casi infantil. Byobu es un personaje “que vive, que percibe, que reflexiona sobre lo mínimo, lo modesto, lo inútil”, dice Luis Felipe Fabre, uno de los prologuistas.
Byobu, apenas corpúsculo | Se oyen bocinas, voces, raras vibraciones, el aire llega cargado de similitudes. ¿Qué pasa? –pregunta Byobu. Nada –le responden–. ¿Qué habría de pasar? ¿Qué querrías que pasara? Byobu disminuye la receptividad de su oído, para no ser menos. Queda preguntándose cómo ser más, cómo ser más.