Hace unas semanas apareció Las historias que Fressia no contó: de poesía a prosa ($ 380), una publicación de Estela Editora de relatos de diez escritores basados en obras del poeta, ensayista y docente uruguayo Alfredo Fressia. “Teníamos ganas de que poesía y narrativa dialogaran en una obra, y teníamos ganas de juntar, en un libro, a varios autores que nos encantan. Así arrancó todo”, dicen Lorena Giménez y Felipe Palomeque, los responsables de la edición.
El libro, en cierto modo, combina admiración y celebración: “Hace casi dos años formamos un precioso colectivo que llevó adelante la revista digital Insilio. En el primer número estuvo Alfredo. Nos fascinaba lo que hacía, pero no lo conocíamos personalmente: sólo nos animamos a escribirle para pedirle unos poemas. Y cuando surgió la idea de hacer el libro, inmediatamente pensamos en él. Alfredo es de las personas más encantadoras del mundo. Nos dio libertad para hacer la selección que quisiéramos, y de ahí en adelante no le dijimos más nada hasta el día que vino, cuando lo declararon ciudadano ilustre. Nos juntamos en el bar que está al lado del Circular, donde él acostumbraba a juntarse con amigos, y le dimos el libro pronto. De cierta forma, en medio del proceso, nos dimos cuenta de que ese día, ese momento en el que Alfredo se enfrentara al libro, a la devolución, en forma de prosa, de su propia poesía, iba a estar buenísimo, y elegimos que él lo disfrutara de esa manera. Al final, no sólo la obra como resultado era lo que valía la pena: toda la experiencia alrededor del libro se volvía gratificante”.
Los autores reunidos para recrear a Fressia fueron Gabriela Onetto, Leonardo Cabrera, Martín Lasalt, Laura Fedele, Gonzalo Baz, Gonzalo Cousillas, Paola Carretto, Fabián Muniz, Ana Arjona y Horacio Cavallo. “La selección de los autores siguió el mismo criterio: convocamos a los que leemos y nos encanta lo que hacen. A varios los conocíamos del circuito literario, de talleres, de proyectos en conjunto; a otros los contactamos de atrevidos, con la poesía de Alfredo como anzuelo”.
El propio proceso del libro puso en marcha estrategias creativas: “Desde un inicio, queríamos incorporar al proyecto el proceso de escritura en sí mismo; que no fuera una antología de diversos autores. Además de enaltecer la poesía de Fressia, la idea era que el libro se volviera también un juego, un ejercicio de escritura. Por eso, con los poemas ya seleccionados contactamos a cada autor, le enviamos un único poema, el que considerábamos que iba en sintonía con su prosa, y le planteamos la consigna de escribir un relato inspirado en ese poema. Ahí aparece otra punta muy interesante: qué imágenes y sensaciones se disparan a partir de la potencia de los versos de Alfredo. Fue increíble descubrir cómo, por encima de los distintos estilos y temáticas, los diez autores optaron por una primera persona. Justamente, en la contratapa armamos una especie de puzle con fragmentos de los diez poemas y los diez relatos, y coexisten a la perfección”.