La acción de Rusia de llevar tropas y armamento ofensivo a la frontera de Ucrania es parte de un movimiento en un tablero mayor, que involucra también a otras potencias. Esta semana, la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) advirtieron a Rusia que si no retira su armamento ofensivo de la frontera con Ucrania se expone a consecuencias, al tiempo que Estados Unidos aumentó su presupuesto en defensa mirando hacia Moscú.
Rusia acusa a Ucrania de tener planes para recuperar por la fuerza los territorios separatistas prorrusos del este y de incumplir los acuerdos de Minsk, con los que se intentó terminar con los enfrentamientos en esa región, el Donbás. Con ese argumento Moscú desplegó fuerzas militares en la frontera.
Además, ante los reclamos de que las retire, planteó también otros asuntos que considera claves para su seguridad y que involucran a Ucrania. Reclamó que la OTAN aleje su influencia y sus ejercicios militares de las fronteras rusas, y que esa alianza dé marcha atrás con sus promesas de incluir a Ucrania y Georgia entre sus miembros. También se refirió a que Washington se sume a la decisión de Moscú de no colocar en Europa nuevos misiles de corto y mediano alcance en Europa, y que implementen mecanismos para verificar que esto se cumpla.
El miércoles, el gobierno de Rusia presentó esos reclamos y manifestó que tienen el apoyo de Pekín, poco antes de que el presidente Vladimir Putin se reuniera con su par de China, Xi Jinping. “Al representante de Estados Unidos se le entregaron propuestas concretas dirigidas a establecer garantías jurídicas que resguarden la seguridad de Rusia”, dijo el asesor del Kremlin, Yuri Ushakov, en una conferencia de prensa, informó la agencia Efe. Ushakov dijo que Rusia tiene la voluntad de comenzar de inmediato a negociar estos asuntos y espera que “los estadounidenses y los países de la OTAN reaccionen positivamente al respecto”.
El viernes Rusia agregó otra declaración, esta vez del subsecretario de Relaciones Exteriores, Serguéi Riabkov, quien manifestó que la OTAN debe terminar con cualquier actividad militar en Ucrania y Europa Central, el Cáucaso y Asia Central. Acerca de Riabkov, el Kremlim había expresado que “estará listo para volar a cualquier país neutral para iniciar tales negociaciones”.
El jueves el Parlamento Europeo emitió una declaración en la que condenó el despliegue militar ruso y señaló que se trata de movimientos “para lograr que Occidente haga concesiones políticas a costa de Ucrania”. Agregó que “Rusia puede interpretar los actos de conciliación o de apaciguamiento por parte de Occidente como una debilidad y que esto sólo la animaría a aumentar aún más su actitud agresiva”. La resolución, que respalda la independencia, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, fue aprobada con 548 votos a favor, 69 en contra y 54 abstenciones.
El Parlamento Europeo señala que el despliegue militar ruso también “supone una amenaza para la paz, la estabilidad y la seguridad generales de Europa”, y llama a Rusia a retirar “inmediata y completamente” sus fuerzas militares. Agrega que existe una “confluencia de amenazas, como las militares, digitales, energéticas y de desinformación”, para “debilitar” a la Unión Europea, y considera que el bloque debe estar dispuesto a “enviar a la Federación de Rusia una advertencia muy clara de que no sólo no se aceptarán hostilidades militares, sino que también tendrán un alto precio económico y político”.
También el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, habló el miércoles de una “respuesta fuerte” contra Rusia en caso de agresión a Ucrania. Después de participar en una cumbre con este país, Georgia, Moldavia, Armenia y Azerbaiyán, Michel reiteró el apoyo europeo a Kiev y afirmó que esta crisis se trataría en el Consejo Europeo del jueves. Al comenzar este encuentro, el primer ministro de Letonia, Krisjanis Karins, opinó que una posible sanción debería ser la decisión de la Unión Europea de no abrir el gasoducto Norstream 2, que cuando se inaugure permitirá llevar el combustible de Rusia a Alemania sin pasar por Ucrania. Para el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, las sanciones contra Rusia deberían aprobarse para desestimular un eventual ataque y no una vez que haya ocurrido.
Si bien no aplicó nuevas sanciones económicas, la Unión Europea decidió prolongar las que ya había impuesto a Rusia por la anexión de la península de Crimea, en 2014. En respuesta, el Kremlin dijo ayer que responderá “simétricamente”.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó: “Responderemos con determinación a cualquier deterioro de nuestro entorno de seguridad, también mediante el fortalecimiento de nuestra postura de defensa colectiva. La OTAN tomará todas las medidas necesarias para asegurar la seguridad y defensa de todos los aliados”.
El jueves había manifestado que el despliegue militar de Rusia es una medida “provocadora, desestabilizadora y socava la seguridad de Europa”. Afirmó también que Ucrania “tiene derecho a defenderse” y a decidir si se convierte en un país miembro de la OTAN, y que cualquier nueva agresión a ese país tendrá “consecuencias masivas” y “un alto precio”.
A su vez, el Senado estadounidense aprobó el miércoles un aumento de 5% en su presupuesto en Defensa para 2022. En total, el presupuesto será de 768.000 millones de dólares (24.000 millones más que los que pidió el presidente Joe Biden) de los cuales 300 millones estarán destinados a la alianza militar con Ucrania frente a Rusia.