Francia elige este domingo su Parlamento, aunque varias bancas se definirán en segunda vuelta el domingo 19. Uno de esos escaños corresponde a la circunscripción de América Latina y el Caribe, en la que los franceses que viven en el exterior eligen un representante. Esa elección ya tuvo lugar, y el candidato franco-chileno Christian Rodríguez pasó a segunda vuelta. El postulante de Nueva Unión Popular Económica y Social (Nupes) competirá con la oficialista Eléonore Caroit.

Según las encuestas, la alianza Nupes construida en torno a la figura de Jean-Luc Mélenchon, de La Francia Insumisa, y que reúne a socialistas, comunistas y verdes, llega a las elecciones con buenas posibilidades. Un sondeo publicado el jueves, elaborado por el instituto Ipsos, dio un empate técnico en votos entre Nupes, con 28%, y la coalición Juntos (Ensemble!), del presidente Emmanuel Macron, con 27%.

En cuanto al reparto de bancas de diputados según circunscripciones, el estudio estima que Juntos puede reunir entre 260 y 300, con lo que peligra su mayoría absoluta (289 escaños), y Nupes, entre 175 y 215. Muy atrás quedaría la ultraderechista Agrupación Nacional, con menos de 55 legisladores.

Mélenchon ha logrado unir a la izquierda y compara estas elecciones con una “tercera vuelta” presidencial. El dirigente apuesta a conseguir una mayoría que le imponga a Macron la opción de elegirlo primer ministro. Si bien ese cargo lo designa el presidente, es tradición que elija al candidato del partido más votado, y la designación debe ser aprobada por el Parlamento.

Sobre esas aspiraciones, la candidatura por América Latina y la situación política francesa, Rodríguez conversó con la diaria desde Río de Janeiro, donde se encontraba en gira de campaña.

¿Desde cuándo milita en La Francia Insumisa?

Yo he hecho todos los caminos que ha hecho Jean-Luc Mélenchon. Estuvimos en el Partido Socialista, después en el Partido de Izquierda y en La Francia Insumisa desde 2017, cuando se fundó, que fue una plataforma electoral. Es un movimiento, más que un partido.

Ahora logró pasar a la segunda vuelta con su candidatura a diputado.

Logramos pasar a la segunda vuelta. Hubo varios candidatos que quedaron por el camino que me han ido manifestando su apoyo. El que quedó quinto, el que quedó sexto. Así que tengo esperanza de que se vayan sumando. He hecho una campaña de terreno en casas, departamentos, visitando casas de ancianos, centros, escuelas; lugares donde están los franceses. Yo quería estar muy vinculado y escuchar las realidades, y aquí hay cuatro puntos fundamentales. El primer grave problema que viven los franceses en el extranjero es el abandono total de los servicios públicos. Los consulados y las embajadas cierran sedes, reducen personal. La presencia de Francia en América Latina se ha visto muy debilitada en estos cinco últimos años, a tal punto que la misma diputada que fue elegida en el período pasado desapareció durante cinco años, nadie la ha visto. Entonces se sienten muy abandonados por la era Macron. De hecho, eso corresponde a las políticas neoliberales de reducir todo tipo de gasto.

El otro tema es el de la jubilación, porque hay mucha gente que ha trabajado y hay poco reconocimiento mutuo entre países. Sólo cuatro de los 22 de la circunscripción tiene acuerdo con Francia para reconocer lo trabajado tanto en un país como en el otro. Brasil tiene acuerdo, pero la persona del consulado a cargo, el número cuatro del consulado, es un puesto que eliminaron.

¿En Uruguay hay acuerdo para reconocer los años trabajados?

En Uruguay no. Sí hay en Uruguay una fuerte presencia de franceses, que me dieron el voto mayoritario.

El tercer tema es el desastre de la educación, el cierre de puestos de profesores. Las alianzas francesas y los liceos franceses, que tienen una persona jurídica privada, se han transformado en lugares donde los profesores que vienen desde Francia son cada vez menos, y están desarrollando contratos locales con salarios más bajos.

El cuarto tema es la cultura. Todo lo que tiene que ver con la presencia de Francia ha sido extremadamente debilitado afuera. Festivales de cine, festivales culturales, fondos para asociaciones, para ayudar a que Francia tenga un lugar importante, enseñar la lengua; todo ha sido debilitado.

Las jubilaciones han sido un tema central de campaña también para quienes viven en Francia. La Nupes ha propuesto bajar la edad de jubilación de 62 a 60 años, la ultraderecha propone mantenerla tal como está, y el oficialismo aumentarla a 65 años. ¿Cómo se financiaría la propuesta de Nupes?

Aquí hay un debate ideológico. Ellos necesitan que tú trabajes más, produzcas más, pero las ganancias no se comparten. Lo que se comparte al final no es absolutamente nada, porque la ganancia se la lleva el capital. Tú trabajas hasta morir. Entonces nosotros tenemos la concepción de que a los 60 años, con 40 años de aportes, tú te puedas jubilar: jubilarte para vivir bien, para vivir mejor, no para morir. Entonces eso crea un círculo virtuoso: a la vez que tú te retiras, dejas puestos de trabajo para los que llegan.

En cuanto al fondo del que se va a financiar, la primera cosa que queremos es igualar el salario de hombres y mujeres, que en Francia no es igual: las mujeres ganan 10% o 15% menos. Al subir, al igualar los salarios, se igualan también las tasas de cotización, o sea que entran al fondo más ingresos. Con el impuesto a las grandes fortunas nosotros también hacemos entrar a ese fondo recursos para la jubilación, y también con los impuestos que queremos para las grandes empresas. De ese modo hay suficiente para repartir. Una de las primeras medidas de Macron fue eliminar el impuesto a las grandes fortunas.

Usted se ha referido también a una crisis en la salud y la educación.

Mientras nosotros aplaudíamos a los enfermeros, a las seis de la tarde, todos los días, ellos estaban privatizando hospitales y reduciendo el número de camas. A lo que esto lleva, lo reconoció hace tres días [el gobierno], es a tener que lanzar un plan de urgencia hospitalario para este verano porque el estado de la salud es de lo más crítico. Lo que hicieron es dejar caer eso para que los privados vengan y digan “nosotros lo salvamos”. Es lo que se ha hecho con la educación. En todas partes es lo mismo. Primero una gran campaña de desprestigio de los servicios públicos, luego cerrarlos y después ponerlos a la venta. Y llegan por casualidad, justo, empresas poderosas a hacerse cargo. En eso no hay ninguna diferencia con lo que se ha hecho en otras partes del mundo.

Ahora, la jubilación ha sido un tema clave, porque se pelean Marine Le Pen y Macron: uno dice 65, otro 62, a ver quién da más, quién da menos. Es terrible, porque lo principal para nosotros está no sólo en la jubilación a los 60 años, sino en los 1.500 euros del salario mínimo, la beca de 1.080 para todos los jóvenes, incluidos los jóvenes franceses en el extranjero que quieren irse a Francia a estudiar, porque hay una urgencia social. Queremos poner tope a los precios de alimentos básicos, a los precios del petróleo, la gasolina y el gas, porque lo que se está haciendo con la guerra es una especulación fantástica. Ellos no quieren ni bloquear los precios ni aumentar el salario mínimo.

Nupes propone subir el salario mínimo de 1.300 a 1.500 euros.

Sí, fíjate que proponíamos 1.400 durante la campaña de las presidenciales, pero en estos meses ha subido tanto el costo de vida que subimos 100 euros la propuesta. Y cuando tú pones el salario mínimo en 1.500 obligas a los patrones y los sindicatos a negociar, porque nadie quiere estar ganando el mínimo mínimo.

Según las encuestas, el oficialismo puede perder la mayoría absoluta en el Parlamento. ¿Ese escenario ya sería un logro, o la meta es que Mélenchon sea primer ministro?

Evidentemente que nosotros queremos que sea primer ministro. Ese fue el primer acuerdo que hubo entre todos los partidos que componen la alianza Nupes, que el primer ministro sea Jean-Luc Mélenchon. ¿Qué significa esto? Queremos que haya una capacidad de cohabitación, que es lo que quieren los franceses: no quieren darle mano suelta a este caballero [Macron]. Las últimas encuestas son bastante buenas para nosotros, nos dan bastante arriba.

Ahora, va a ser una pelea. Vamos a ver este domingo los primeros resultados. Cuando hay elecciones aparecen tres bloques muy claros: uno es el bloque de extrema derecha, encabezado por Marine Le Pen, y los soberanistas, que suman en torno a 11,3 millones. Cuando yo sumo el extremo centro, Macron y toda la banda de centristas derechistas, también queda alrededor de 11,6 millones, más o menos. En el bloque de la Nupes también alcanzamos en torno a 11,1 u 11,2. Entonces quien movilice al cuarto bloque, que es el bloque más importante, que es el de los abstencionistas, los votos blancos y los votos nulos, va a ser el que va a ganar estas legislativas.

La gracia de Mélenchon es haber logrado entusiasmar con algo que a nadie le entusiasmaba, que son las elecciones legislativas. La participación es baja aún, pero a nivel nacional ha creado una dinámica tal que ha motivado a Macron a salir a la calle y a empezar a movilizarse estos días en mítines, asustado de que puede que se le imponga una mayoría para gobernar. Ellos son muy soberbios, creen que tienen todo, que nadie se interesa en la política, pero hemos ido haciendo mucho trabajo de formación política. Así que quien dinamice el cuarto bloque, que es el más importante, va a ser el que gane la elección.

Un dato interesante es que Macron ha sido el presidente menos votado de la Quinta República, no entusiasma a nadie. Él no entendió que la gente votó contra Marine Le Pen, no por Macron.

¿Qué opina de la unidad de la izquierda, qué valor le da?

Yo le doy un extremo valor porque creo que es una aspiración profunda del pueblo francés. No es un lujo. El lujo es no haber hecho esto antes, porque quien sufre en estas cosas es fundamentalmente la gente que está viviendo a diario las políticas económicas de Macron. Siempre la unidad es un combate político. Yo estoy muy contento y espero que sea verdaderamente un gran programa de gobierno de unión popular y que se profundice para avanzar muchos años más, que no sea una cosa coyuntural.

En cuanto a Chile, ¿qué opinión tiene sobre el comienzo del gobierno de Gabriel Boric?

Mi opinión es que la revuelta social comenzada por los jóvenes terminó en un proceso constituyente maravilloso que es el que se está realizando en este momento. La victoria del presidente Boric se da gracias a la participación de sectores populares y de jóvenes en la segunda vuelta, donde había que erradicar a José Antonio Kast, que es la extrema derecha. Son dos dinámicas diferentes. Si Boric no cambia el modelo económico, si, por ejemplo, no termina por limpiar completamente las fuerzas policiales de la cabeza hasta abajo, que están extremadamente cargadas de hechos de muerte y de violencia contra su propio pueblo, él va a estar en grandes dificultades. Primero, el modelo económico no puede ser el mismo que ha vivido nuestro pueblo chileno durante muchos años. Segundo, se necesitan medidas fuertes que indiquen que no se va a seguir matando. La muerte de una periodista en la población La Victoria y la muerte de gente mapuche en manos de carabineros demuestran en estos últimos tiempos que aún no hay mano firme para terminar con esto. Y tercero, yo creo que un gobierno joven tiene que aprender mucho de la experiencia, pero tiene que tener la vocación de construir con su pueblo y no con Estados Unidos. Las intervenciones en torno a la política internacional están demasiado alineadas con Estados Unidos y poco con la Celac, que es lo que más interés tiene para América Latina.

En Uruguay se discute mucho sobre el voto de los uruguayos que viven en el exterior, que por ahora no está permitido. ¿Qué opina usted sobre la imposibilidad de votar al estar fuera del país?

Es una vergüenza no reconocer que hay una cantidad de gente de nuestro pueblo que salió del país. Además, en el caso de Uruguay, yo recuerdo de mi período de exilio que tenía grandes amigos uruguayos en París, y sigo teniendo. Tienen una peña, los familiares [de desaparecidos] tienen una asociación que se llama Dónde Están, han tenido permanentemente una presencia y son verdaderos embajadores de Uruguay en el exterior. No hacerlos participar en la vida política porque están fuera del país me parece injusto.