En menos de un año, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, hizo dos giras por África. La primera, en noviembre, lo llevó a Kenia, Nigeria y Senegal, y la segunda, esta semana, lo condujo a Sudáfrica, República Democrática del Congo y Ruanda. Detrás de estos viajes se encuentra la intención de Washington de no perder terreno frente a China, el principal socio comercial de África, ni frente a Rusia, cuya influencia en ese continente está en aumento.

A estos fenómenos se refirió el martes el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin. “China está expandiendo su huella económica y militar y aspira a construir bases en África y a socavar las relaciones de Estados Unidos con los pueblos, gobiernos y ejércitos africanos”, dijo, según citó la agencia Efe. Afirmó también que Rusia trafica “armas baratas” y respalda a “fuerzas mercenarias”, lo cual “es otro recordatorio de la voluntad de Moscú de sembrar el caos y de amenazar el orden internacional basado en normas, que va mucho más allá de la temeraria invasión de Ucrania por parte de [el presidente ruso, Vladimir] Putin”.

Mientras tanto, Blinken visitaba esa región y presentaba la “estrategia de Estados Unidos para África subsahariana”, en la que según el Departamento de Estado, se “refuerza la opinión de Estados Unidos de que los países africanos son actores geoestratégicos y socios críticos en los temas más apremiantes de nuestros días”.

“Nuestra nueva estrategia se rige por el reconocimiento de que África subsahariana es una fuerza geopolítica importante que dio forma a nuestro pasado, está dando forma a nuestro presente y dará forma a nuestro futuro”, dijo Blinken durante un discurso en la Universidad de Pretoria. Manifestó que “Estados Unidos no dictará a África ni a nadie las decisiones que debe tomar” porque “el derecho a tomar esas decisiones pertenece a los africanos y solamente a los africanos”. Y en alusión a Rusia manifestó que la solución para los problemas de seguridad de África “no es Wagner [una empresa militar privada rusa] ni ningún otro tipo de mercenarios”. Agregó que “la solución es crear fuerzas de defensa más efectivas, que respeten los derechos de las personas, así como resolver la marginalización que lleva a muchas personas a unirse a los grupos armados”.

En el texto sobre la estrategia de Estados Unidos en la región se cuestiona tanto a Pekín como a Moscú. Se afirma que China ve a África como “un escenario importante para desafiar el orden internacional basado en normas, promover sus propios intereses comerciales y geopolíticos, socavar la transparencia y la apertura, y debilitar las relaciones de Estados Unidos con los pueblos y gobiernos africanos”, según citó la agencia Efe.

El texto también afirma que Rusia “identifica la región como un entorno permisivo para empresas paraestatales y militares privadas, a menudo fomentando la inestabilidad para obtener beneficios estratégicos y financieros”.

Blinken también se refirió en Sudáfrica a la invasión rusa a Ucrania. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea y Ucrania intentan sumar posiciones de rechazo a esa acción militar, y en África varios países se abstuvieron de acompañar una declaración de la Organización de las Naciones Unidas contra esa ofensiva. Blinken destacó que la guerra de Ucrania está empeorando la crisis económica desatada por la pandemia de covid-19 en la región, con la suba de precios de alimentos y fertilizantes.

A su vez, el secretario de Estado, antes de iniciar la gira, recordó en su cuenta de Twitter que Estados Unidos “ha proporcionado casi 6.600 millones de dólares este año en asistencia humanitaria para África”.

Otras giras

El viaje de Blinken tuvo lugar después de la gira que hizo el mes pasado el canciller ruso, Serguei Lavrov, que visitó Egipto, Uganda, Etiopía y la República del Congo. En Uganda, Lavrov dijo que el papel de África en la política exterior rusa “aumentará y lo hará de una manera significativa”.

Del mismo modo que Estados Unidos acusa a Rusia de imponer su visión a África, Lavrov dijo que Washington y “sus aliados” intentan imponer a otros países “sus modelos de vida” por su propio interés. Por el contrario, “Rusia se compromete a hacer que todos los miembros de la comunidad internacional, incluidos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, respeten los derechos de los africanos para encontrar soluciones africanas a los problemas africanos”, dijo.

Poco antes, en junio, fue el presidente francés quien visitó África. Viajó a Camerún, Benín y Guinea Bissau, y fue su turno de hablar de Rusia, a la que acusó de usar el alimento y el combustible como “armas de guerra”.

Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, llamó en julio a construir un “nuevo paradigma” para la relación entre Europa y África. “Hace falta escucharse, dialogar, negociar, quizás encontrar compromisos inteligentes”, dijo Michel durante una visita a Sudáfrica. En cuanto a la guerra de Ucrania, consideró que no se trata de convencer a los países africanos de que condenen la invasión, sino de “explicar” la postura de la Unión Europea y del G7. En ese sentido, se mostró convencido de que lograron progresos.

A su vez, Lavrov, cuando visitó la región, dijo en referencia a Ucrania que sus pares africanos “tienen una comprensión clara de la situación actual, entendiendo que Occidente está intentando bloquear la información [...] para mantener su punto de vista dominante”.

Pese a estas visitas cruzadas y a la fuerte retórica, Blinken afirmó que su país quiere establecer con África una “verdadera colaboración” y que “no se trata de adelantar a nadie más”, según citó AFP. Insistió en que Washington no ve a la región como si fuera “el último terreno de juego en la competencia entre grandes potencias”.