Entre gritos de “Giorgia, Giorgia”, aplausos y banderas, la dirigente ultraderechista Giorgia Meloni lanzó esta semana su campaña electoral, que espera que la lleve al cargo de primera ministra de Italia. La líder de los Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia), que ha sido comparada con la ultraderechista francesa Marine Le Pen, encabeza las encuestas para las elecciones del 25 de setiembre. Ese día, los italianos elegirán 400 diputados y 200 senadores que estarán a cargo de votar un nuevo jefe o jefa de gobierno.
Según los últimos sondeos de intención de voto, publicados esta semana por el diario italiano La Repubblica, el partido de Meloni es el favorito, con 24,3% de apoyo, seguido por el centroizquierdista Partido Democrático, que se presenta en coalición con +Europa y reúne 23,5% de respaldo.
Hermanos de Italia se presenta en coalición con la Liga, de Matteo Salvini (14%), y Forza Italia, de Silvio Berlusconi (7%). La coalición derechista dispuso que el partido más votado de los tres será el que defina el nombre del primer ministro. Meloni aclaró que no piensa generar ningún suspenso al respecto. “Ese nombre será el mío”, dijo.
Para preparar esta campaña, Meloni pidió a las filiales de los Hermanos de Italia que no hicieran declaraciones extremas, ni referencias al fascismo, ni utilizaran el saludo con el brazo extendido, informó la Deutsche Welle. Sin embargo, sigue utilizando como logo una llama con los colores de la bandera italiana, un símbolo vinculado con el fascismo y con Benito Mussolini, a quien Meloni describe como “una personalidad multifacética”.
“No hay nada en mi vida por lo que tenga que disculparme. Pero en dos de cada tres debates televisivos termino hablando de historia y no de política actual. Eso no me parece correcto”, dice la dirigente.
Meloni, de 45 años y nacida en Roma, se ha definido como “soberanista, nacionalista, cristiana y madre”, según citó el periódico Público. Desde muy joven, a los 15 años, empezó a militar en el Frente de la Juventud del Movimiento Social Italiano, un partido neofascista fundado en 1946.
A los 29 años, ingresó al Parlamento, donde fue la vicepresidenta adjunta más joven de la Cámara de Diputados, y un par de años después, en 2008, fue nombrada ministra de Juventud del gobierno de Silvio Berlusconi. Se convirtió así en la persona más joven en liderar un ministerio en la historia de la Italia republicana.
Después de que Berlusconi saliera del gobierno, en 2011, Meloni fue una de los fundadores de Hermanos de Italia, en 2012. Por ese partido fue candidata a alcaldesa de Roma y a diputada. En 2018 su partido obtuvo 4% de los votos. Hoy está cerca de multiplicar por seis ese porcentaje.
Su figura se enmarca entre otras de la ultraderecha mundial. Es aliada de Vox en España, admira al expresidente estadounidense Donald Trump y al primer ministro húngaro Víctor Orbán.
Al lanzar su campaña electoral esta semana, Meloni se refirió a la crisis energética que atraviesa Europa y cuestionó a la Unión Europea (UE), aunque aclaró que no propone salir del bloque. “Tenemos el problema del gas y la subida de los precios de la energía, pero una Europa que se ha encargado de todo, incluso de [regular] cómo cocinar insectos, no se planteó estudiar una estrategia seria sobre el suministro energético”, dijo. “Esto no quiere decir que quiera salir de la UE, pero hay que enfrentarse a la realidad tal como es, porque no me importa cómo se cocinan los insectos sino cómo se enciende la luz”, agregó, y recibió una ovación.
Con su lema “Primero Italia y los italianos”, el partido de Meloni llega a la campaña no sólo cargado de desconfianza hacia las instituciones europeas sino también con un fuerte discurso antiinmigrantes. En otros asuntos, reclama más prestaciones sociales y menos impuestos, y en asuntos sociales, rechaza el aborto y el matrimonio igualitario.
En lo que va de la campaña, Meloni ya generó polémicas. Publicó en sus redes sociales un video de una violación de una mujer en plena calle, en Piacenza, supuestamente una ucraniana atacada por un solicitante de asilo en Italia, según dijo la dirigente. De acuerdo con algunos medios, la víctima de violación fue reconocida gracias a esa difusión. “Lo saqué de la prensa, nunca habría publicado algo que hace reconocer a la víctima [...]. No tengo motivos para disculparme, sólo me solidaricé con la víctima”, dijo, según citó la agencia Efe. Además de las críticas que recibió de movimientos feministas y del Partido Democrático, Twitter, Facebook e Instagram eliminaron la publicación porque violaba sus reglas.
También causó controversias con su propuesta de terminar con las “desviaciones” de los jóvenes, entre las cuales incluyó el consumo de drogas, el alcohol, la anorexia y la obesidad. “Por desviaciones me refiero a uso de drogas, abuso de alcohol, desórdenes alimenticios. ¿Meloni dice que los obesos son desviados? Imagínate si yo puedo decir estas cosas, cuando he sido obesa y he sido acosada. El deporte me salvó, porque el deporte salva a mucha gente”, dijo.
Meloni afirmó que Italia necesita “un gobierno de personas que no tengan amos, que no sean chantajeables”, y agregó: “Creo que puedo dirigir un gobierno así”. Según informó la agencia italiana Ansa, Meloni posteó días atrás: “Soy Giorgia Meloni, soy mujer, soy madre y es muy probable me convierta –a los 45 años– en la primera Presidenta del Consejo [de ministros] en Italia. Si Berlusconi y Salvini no hacen ninguna jugada, claro. Y quiero saludar con buena paz a los que me consideran una fascista o a los que, incluso en el extranjero, ya tienen miedo de lo que voy a hacer”.
Rusia en la campaña
Una intervención del vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dmitri Medvedev, colocó a Rusia en el centro de la campaña electoral italiana. Medvedev pidió a los europeos que castiguen a sus gobiernos por las sanciones impuestas a su país después de la invasión a Ucrania, que han repercutido también en Europa, informó la agencia Efe. “En las urnas nos gustaría ver a los ciudadanos europeos no sólo expresar su descontento con las acciones de sus gobiernos, sino también pedirles cuentas, castigándoles por su evidente estupidez”, dijo Medvedev.
Integrantes del centroizquierdista Partido Democrático y de organizaciones políticas de centro calificaron los dichos como una injerencia en los asuntos de Italia y algunos dirigentes reclamaron que la derecha también tome distancia. Quien respondió fue Matteo Salvini, de la Liga, que declaró: “En el extranjero pueden decir lo que quieran, pero no me interesa polemizar con el resto del mundo”.
“Rusia no tendrá ninguna influencia en el voto de los italianos. Elegirán las amas de casa, estudiantes y jubilados con sus propias cabezas. Si realmente hay alguien en la izquierda que piensa que los países extranjeros pueden influir en el voto de los italianos, les falta el respeto a los italianos”, agregó el líder de la Liga, de acuerdo con Ansa.
Salvini manifestó también que si gana la derecha, Italia mantendrá su posición sobre la guerra en Ucrania. “En cuanto a Ucrania, la Liga hará lo que hacen otros países democráticos y occidentales. Sea cual sea el resultado de las elecciones, la posición internacional de Italia no cambiará”, dijo. Por otra parte, cuestionó las sanciones de la UE a Rusia y llamó a evaluarlas. “Si funciona, seguimos adelante, pero si tienen un efecto contrario, nos arriesgamos a seguir durante diez años”, dijo.