Según informó Folha de São Paulo este sábado, el Alto Comando del Ejército brasileño teme que la polarización política tenga como consecuencia un aumento de los hechos de violencia electoral en los días previos y durante la jornada del 2 de octubre, cuando se celebrarán las elecciones presidenciales en las que se enfrentarán Luiz Inácio Lula da Silva y el actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.

En la primera semana de agosto, en Brasilia, integrantes del Alto Comando del Ejército, compuesto por 15 generales con el rango de cuatro estrellas del Ejército y el ministro de Defensa, evaluaron la coyuntura política. Si bien el objetivo del encuentro de los jerarcas militares estaba vinculado a cuestiones administrativas, terminaron definiendo que darán apoyo en materia de seguridad en las elecciones, aseguraron tres generales al citado medio brasileño.

Indicaron, además, que la muerte del militante del Partido de los Trabajadores asesinado en su fiesta de cumpleaños por Jorge Guaranho, seguidor de Bolsonaro, “prendió la señal de alerta”. En este escenario, las Fuerzas Armadas brasileñas preparan estrategias de contención que ya están siendo discutidas por representantes de los militares y de estados como Río de Janeiro y Tocantins.

Además, las Fuerzas Armadas son llamadas a ayudar en tareas de logística y seguridad en las operaciones de la Garantía de Votación y Constatación. Unos 30.000 militares estarán destinados a transportar las urnas electrónicas. Esta participación de las tropas militares responde a un pedido de los Tribunales Regionales Electorales al Tribunal Superior Electoral (TSE), que ya fue aprobada. Ahora resta que el TSE dé a conocer cuáles serán las localidades en las que los militares actuarán.

No obstante, Folha de São Paulo informó que la cúpula del Ministerio de Defensa observó que el riesgo de que seguidores de Bolsonaro repliquen el ataque al Capitolio que ocurrió en Washington, Estados Unidos, por partidarios del expresidente Donald Trump es bajo.

La revista brasileña Veja publicó a fines de julio que el Alto Comando del Ejército no adhiere al discurso político de Bolsonaro debido a las amenazas de golpe de Estado, de destitución a jerarcas militares y hacia el sistema electoral, según indicó una fuente militar. Por esta razón, el presidente ha recurrido a generales de menor rango y generales de reserva del Palacio de Planalto, sede del gobierno federal brasileño, que todavía tienen influencia.

“Es un problema que los coroneles y los generales de la reserva mantengan su ascendencia sobre los que están en servicio activo. Debilita la jerarquía y la disciplina utilizando canales distintos a los generales de mando y de reserva que están en el gobierno. Debe haber respeto de los que han pasado a la reserva, pero no servilismo”, dijo la fuente a Veja. “El Ejército no se involucra más en aventuras políticas”, agregó.