Las elecciones en Brasil se celebran el próximo domingo 2 de octubre. El gigante sudamericano, de 212,6 millones de habitantes, no sólo elige presidente y vicepresidente, también se decidirá quiénes serán los próximos senadores, diputados, gobernadores y legisladores provinciales. En esta guía presentamos algunos puntos claves para entender lo que está pasando a días de que los brasileños concurran a las urnas.
¿Cuándo son las próximas elecciones en Brasil y qué se elige?
Las elecciones presidenciales en Brasil son el domingo 2 de octubre. En caso de que ninguno de los candidatos alcance una mayoría de 50% de los votos, se llevará a cabo el 30 de octubre una segunda vuelta, en la que competirán los dos candidatos más votados; el que gane en esa instancia obteniendo la mayoría simple será electo presidente y su compañero de fórmula, vicepresidente.
Además, los brasileños eligen a los senadores, diputados, gobernadores y legisladores provinciales.
Los gobernadores y vicegobernadores de los 26 estados y del Distrito Federal, Brasilia, serán elegidos de la misma forma que el presidente, con dos instancias en caso de que no alcancen mayoría en la primera vuelta. Además, en estas elecciones se renueva un tercio de los 81 miembros del Senado Federal (se compone de tres senadores para cada uno de los 26 estados y Brasilia); los otros dos tercios son los que fueron votados en 2018, porque el cargo en la mayoría de los casos es de ocho años.
Por otra parte, también serán electos los 513 miembros de la Cámara de Diputados, con una representación que varía entre ocho y 70 escaños según el estado al que representen. De la misma forma proporcional se elige a los miembros de las Asambleas Legislativas Estaduales y de la Cámara Legislativa del Distrito Federal.
Según informó el Tribunal Superior Electoral, 156,4 millones de personas podrán votar este domingo. En Brasil el voto es obligatorio para los ciudadanos de entre 18 y 69 años, mientras que los jóvenes de 16 y 17 años y los mayores de 70 pueden votar de forma opcional. Al mismo tiempo, aquellos brasileños que estén en otros países también pueden registrarse en las embajadas y enviar su voto.
¿Quiénes son los candidatos?
En 2022 Brasil deberá elegir su presidente entre 11 candidaturas. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores, y el actual presidente, Jair Bolsonaro, del Partido Liberal, son los nombres más fuertes en la competencia.
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Además de ellos competirán otros seis hombres: Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista; Felipe D’Ávila, del Partido Nuevo; José María Eymael, de Democracia Cristiana y Léo Péricles, de Unidad Popular. Asimismo, hasta setiembre competía Roberto Jefferson, del Partido Laborista Brasileño, sin embargo, tras la decisión que prohibió la candidatura a la Presidencia de la República, el Ejecutivo Nacional del PTB anunció que el candidato a vicepresidente del partido, el padre Kelmon Luís, reemplazará al exparlamentario.
La representación de candidatas a la presidencia corre por cuenta de cuatro mujeres: Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño; Vera Lúcia Salgado, del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado; Soraya Thronicke, de Unión Brasil; y Sofia Manzano, del Partido Comunista Brasileño.
¿Qué dicen las encuestas?
Desde que en mayo se hizo oficial la candidatura de Da Silva, las encuestas lo posicionan como el favorito a ganar. A menos de una semana de la votación, se encuentra en un promedio de las últimas encuestas 10 puntos por arriba de Bolsonaro, aunque en muy pocas mediciones obtiene más de 50%, lo que le permitiría ganar en primera vuelta. La encuesta más reciente es la de Datafolha, que el jueves 29 divulgó una proyección que coloca a Lula muy cerca de ganar en primera vuelta: Da Silva tendría 50% de los votos válidos y Bolsonaro 36%. Otra de las últimas encuestas es la de BTG Pactual-FSB Pesquisa, que muestra que Da Silva obtendría 48% de los votos, mientras que Bolsonaro cosecharía 37%. Este martes, se difundió otra de Atlas, y en ella el líder del Partido de los Trabajadores está al frente de las intenciones de voto con 48,3%, seguido por el presidente, que suma 41%.
Un análisis de El País de Madrid brinda el promedio de todas las encuestas realizadas en Brasil hasta el momento y demuestra que la tendencia de unos 10 puntos de Lula sobre Bolsonaro se mantiene en el tiempo desde abril; aunque las encuestas preliminares de enero, antes de que se oficializara la candidatura, señalaban una ventaja de hasta 15 puntos a favor del expresidente. En ese ejercicio, Lula suma 44,9% de los votos y Bolsonaro llega a 34,5%.
Muy por debajo está Gomes, con un promedio de votación de 7,1%, seguido de Tebet con 4,9%. Los indecisos o quienes ya afirmaron que no votarán suman 6% en promedio, mientras que los otros candidatos suman 1,8% de los votos.
¿Cómo es y qué dudas genera el voto electrónico en Brasil?
Desde 1996 los brasileños tienen voto electrónico: cuando vayan a votar las personas deben introducir en el dispositivo electrónico el número de la fórmula presidencial que deseen votar. Por ejemplo, en esta oportunidad Da Silva y Alckmin van con el 13 y la fórmula Bolsonaro-Netto lleva el 22.
Antes los brasileños votaban con papeletas en las que debían marcar una casilla o escribir el nombre del candidato. En un país con 14% de adultos analfabetos, esto resultaba altamente complicado para realizar los escrutinios. El programa resultó ser muy seguro, teniendo en cuenta un dato fundamental: no está conectado a internet. Cuando termina la votación se retira la tarjeta de memoria de cada urna y se lleva a la oficina de la autoridad electoral, que transmite los datos a Brasilia a través de una red independiente.
Hasta ahora el voto electrónico no había generado mayores suspicacias, pero Bolsonaro se ha dedicado a sembrar la duda sobre el tema. Por ejemplo, ante embajadores extranjeros en Brasilia repitió las teorías que ya había anunciado sobre que las máquinas de voto electrónico se pueden hackear. De hecho, en una transmisión en vivo llegó a presentar a un ingeniero en informática que presuntamente mostraba problemas técnicos en las elecciones de 2014 y en las que él mismo ganó en 2018, aunque el TSE las desestimó.
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¿Cuáles son las principales propuestas de Lula?
De la mano de Da Silva llegó Geraldo Alckmin, en una insólita alianza. El exgobernador de San Pablo fue uno de los líderes históricos del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), un partido que representaba la fuerza conservadora de Brasil, hasta que llegó Bolsonaro y los pasó por derecha.
Con el PSDB reducido, Alckmin ingresó al Partido Socialista Brasileño (PSB), de centroizquierda, y terminó como candidato a vicepresidente en la lista que encabeza Lula. Este primer movimiento ya demuestra la intención del expresidente de marcar la cancha ya no como el candidato de izquierda, sino como el candidato de todos los que no apoyen a la ultraderecha.
En sus discursos y su programa Lula apunta contra la situación actual de Brasil, donde se registran récords de pobreza, hambre y falta de trabajo, y promete “reconstruir” el país. Como en sus otras campañas, tiene como banderas “la igualdad, la democracia, la soberanía y la paz”, y agrega un fuerte impulso ambientalista. Además, prometió generar pactos para combatir el atraso educativo que dejó la pandemia en todos los niveles.
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¿Cuáles son las principales propuestas de Bolsonaro?
La derrota de Bolsonaro sería un hecho histórico para el país, que desde 1997 permite la reelección inmediata por un período. Desde su vigencia, tanto Fernando Henrique Cardoso como Lula da Silva y Dilma Rousseff vencieron en los comicios reeleccionistas, algo que para Bolsonaro no es menor.
El punto fuerte de Bolsonaro hasta ahora ha sido la crítica continua a su principal oponente, señalando los que considera sus principales errores de sus gestiones pasadas. Asegura que le dará continuidad a su gestión política, que entiende que generó un crecimiento del emprendedurismo y la vida empresarial del país. Seguirá, como hizo hasta ahora, en una campaña para reducir la burocracia estatal y mejorar la eficacia del gasto público, y llegó a prometer la reducción de impuestos.
En el ámbito social, Bolsonaro promete “mantener los valores tradicionales de nuestra sociedad: Dios, Patria, Familia, Vida y Libertad”.
¿Cómo llega Brasil a estas elecciones?
El último informe de Humans Rights Watch no es muy alentador para la sociedad brasileña. En él se señala que además de “amenazar el sistema democrático” a través de las declaraciones contra el sistema electoral, el presidente Bolsonaro “siguió haciendo caso omiso de las recomendaciones científicas para evitar la propagación del virus de covid-19” y resalta que “una investigación parlamentaria halló pruebas de corrupción en la compra de vacunas”.
En el ámbito social, la investigación marca que en 2020 “las muertes causadas por policías llegaron a cifras récord” y en este sentido subraya que “casi 80% de las víctimas fueron personas negras”.
A nivel ambiental, el informe marca que “la deforestación sigue asolando a la selva tropical amazónica. Los pueblos indígenas y otras comunidades que defienden la selva fueron blanco de amenazas y ataques”.
Si de economía hablamos, el país no logró recuperarse totalmente de la última crisis brasileña, que comenzó entre 2015 y 2016. En ese bienio el PIB brasileño cayó, algo que no pasaba desde 1930, y la política económica del gobierno de Bolsonaro tampoco logró que hubiera una rápida recuperación.
La economía de Brasil cayó 3,9% en 2020, y alcanzó un crecimiento de 4,6% en 2021, recuperando los niveles prepandemia. El gobierno de Bolsonaro tuvo altos niveles de desempleo; asumió con una tasa del entorno de 12,6%, es decir, unas 13,5 millones de personas desocupadas, y llegó a picos de 14,9% antes de que comenzara a ceder en los últimos meses, llegando a una tasa de 9,3%, la menor desde el último trimestre de 2015.
Los índices de pobreza en Brasil son otro importante indicador social. El vecino fue el único país de la región que experimentó una disminución de la pobreza y pobreza extrema en 2020, que llegó a 18,4% de la población. En este sentido, los analistas resaltan que las transferencias estatales jugaron un importante papel para llegar a este resultado.
En rápidas conclusiones a nivel macro, hay debilidades en los niveles de actividad, inflación y déficit fiscal, aunque hay ciertos avances en lo socioeconómico.