En el pico de su popularidad, cuando lleva cuatro años de gobierno, el presidente salvadoreño Nayib Bukele anunció una nueva serie de políticas que implementará su administración.
En un discurso que dio en la Asamblea Legislativa de El Salvador, el mandatario de 41 años valoró su gestión, particularmente su política de seguridad, que terminó casi por completo con la violencia de las pandillas.
“Somos otro país”, dijo en varias oportunidades Bukele, ante los aplausos de los legisladores oficialistas, que son amplia mayoría en la Asamblea, y también de cientos de partidarios que estaban en las tribunas.
En el marco del denominado Plan Control Territorial, implementado plenamente desde hace 14 meses bajo un régimen de excepción votado y renovado por los parlamentarios de manera sucesiva, más de 60.000 personas fueron detenidas y encarceladas, en su gran mayoría los integrantes de las pandillas, llamadas maras, que hasta hace poco tiempo tenían un poder ilimitado en el país centroamericano.
A pesar de los llamados de entidades locales e internacionales de derechos humanos, que denunciaron miles de detenciones arbitrarias e incluso asesinatos por parte de las fuerzas de seguridad, la amplia mayoría de los salvadoreños aprueban la gestión de Bukele, quien se presentará a la reelección en los comicios de febrero del año que viene, con altísimas probabilidades de lograrla.
En este contexto, el presidente salvadoreño anunció el inicio de una “guerra contra la corrupción”, que incluye la intención de construir una nueva cárcel especial para “delincuentes de cuello blanco”. Casi al mismo tiempo que Bukele realizaba este anuncio, integrantes de las fuerzas de seguridad, con previa orden judicial, allanaron propiedades del expresidente Alfredo Cristiani, quien gobernó entre 1989 y 1994 y que desde hace largo tiempo vive en Roma.
Al respecto, el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Gustavo Villatoro, dijo: “La instrucción que nos ha dado el presidente Nayib Bukele es demostrarles cómo se combate la corrupción y cómo se limpia un país de corruptos, precisamente para salir del subdesarrollo permanente”. El funcionario agregó que los allanamientos y la apropiación por parte del Estado de los bienes de Cristiani “marcan el inicio de la Guerra Contra la Corrupción”.
Villatoro, en declaraciones a medios públicos locales, detalló que las propiedades allanadas fueron 156, con un valor superior a los 10 millones de dólares.
“La labor que viene ahora con esta Guerra Contra la Corrupción es precisamente el renacimiento del Estado Salvadoreño, donde los actos de corrupción, vengan de donde vengan, no se van a tolerar y no sólo eso, les vamos a construir una cárcel donde van a permanecer el resto de sus días”, enfatizó Villatoro.
Pero volviendo al discurso de Bukele en el Parlamento, el presidente también formuló dos propuestas, que según afirmó, espera que sean aprobadas por los asambleístas antes de las elecciones del año que viene.
En un intento por reducir los gastos estatales, el mandatario manifestó su voluntad de acotar el número de alcaldías de 262 a 44.
“Los municipios actuales se convertirán en distritos, que a su vez integrarán estas nuevas 44 alcaldías”, dijo Bukele, que agregó: “Ya no tendremos 262 alcaldes ni 262 consejos municipales, ni todos los colaboradores de confianza que tienen, ni síndicos, suplentes, tesoreros, gerentes, asistentes, asistentes de asistentes”.
“¿Cómo es posible que un país pequeño, de apenas 21.000 kilómetros cuadrados, tenga 262 alcaldías?”, se preguntó Bukele, quien a la vez dijo que se mantendrán las identidades de cada alcaldía ahora convertidas en distritos y que las personas podrán seguir haciendo los trámites en las mismas oficinas locales que utilizan habitualmente. El presidente puntualizó que este cambio administrativo no implicará el despido de ningún funcionario municipal. “Los que se van son los cargos de confianza”, dijo Bukele.
La última propuesta planteada por el presidente es su voluntad de que el Parlamento unicameral salvadoreño vuelva a tener 60 escaños, en lugar de los 82 actuales. En su discurso, el mandatario argumentó que el aumento del número de asambleístas fue pactado en el “falso acuerdo de paz” entre el partido derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), firmado en 1992, que puso fin a la guerra interna que el país padeció durante doce años. Según Bukele, este aumento únicamente respondió a los intereses de los partidos en seguir teniendo más representantes y más privilegios, por lo que consideró oportuno reducirlo.