Las manifestaciones masivas persisten en Israel en momentos en que la controvertida reforma judicial puede quedar un paso más cerca de concretarse, en caso de que este lunes se apruebe en el Parlamento una norma considerada clave.

Este domingo por la tarde, el presidente israelí, Isaac Herzog, se reunió con el primer ministro, Benjamín Netanyahu, para intentar mediar entre el gobierno y la oposición ante la instancia de votación del lunes, que en caso de ser aprobada puede generar una agudización de las movilizaciones populares.

De acuerdo a lo que informó Efe, Herzog mantuvo una “reunión urgente con el primer ministro como parte de sus esfuerzos para llegar a un acuerdo entre las partes”, informó su portavoz, que detalló que posteriormente el presidente iba a tener un encuentro con el líder de la oposición, Yair Lapid. Si bien las tareas de los presidentes israelíes suelen ser en la mayor parte de los casos protocolares, ante la magnitud de la crisis que vive el país Herzog debió actuar desde hace meses para intentar lograr acuerdos, aunque sin resultados positivos por el momento.

La reunión entre Herzog y Netanyahu tuvo lugar en un hospital ubicado en las afueras de Tel Aviv, donde el primer ministro se está recuperando de una cirugía a la que se sometió en las últimas horas en la que se le implantó exitosamente un marcapasos.

La ley que se pondrá a consideración de los legisladores en la sesión de este lunes pretende anular la doctrina de la razonabilidad, que permite a la Corte Suprema de Israel revocar decisiones gubernamentales y que marcaría el primer gran logro de la reforma del gobierno que Netanyahu lidera con su partido, el Likud, junto a los partidos religiosos, el sefaradí Shas y el ashkenazi Judaísmo Unido de la Torá y dos sectores de extrema derecha, Sionismo Religioso y Poder Judío.

En paralelo con el comienzo del debate parlamentario, miles de manifestantes se concentraron el domingo en varias ciudades del país, sobre todo en las afueras del Parlamento en Jerusalén.

Las protestas del domingo siguen a una histórica jornada de movilización en la noche del sábado, en la que más de 550.000 israelíes salieron a las calles para expresar su rechazo a la reforma.

Mientras tanto, en Tel Aviv, varios miles de manifestantes se concentraron este domingo para expresar su apoyo a la reforma, con mensajes en apoyo a Netanyahu y sus socios ultraderechistas de coalición. El domingo el partido conservador Likud de Netanyahu rechazó una propuesta de la mayor asociación de sindicatos del país, la Histadrut, que proponía una versión alternativa de la ley que busca aprobar el gobierno.

En marzo, una huelga general coordinada e impulsada por la Histadrut fue decisiva para suspender la aprobación de la reforma, y medios israelíes informaron que los sindicatos podrían anunciar una medida similar en caso de que avance la votación prevista para el lunes.

En paralelo, el jefe del Estado Mayor del Ejército, Herzi Halevi, cuestionó el domingo a los más de 10.000 reservistas que anunciaron que suspenderían su servicio voluntario mientras la reforma siga adelante.

“Si no tenemos una fuerza de defensa fuerte y unida, si los mejores de Israel no sirven en el Ejército, ya no podremos existir como país en la región”, expresó Halevi en una carta enviada a las tropas.