Obligatorias, con inscripción automática de electores y con dos jornadas para emitir el voto. Así son las elecciones municipales que hoy comienzan en todo Chile y que definirán a los gobernadores regionales, alcaldes, concejales y consejeros regionales, autoridades locales para las 16 regiones y 346 comunas de todo el país.
La elección convoca a un padrón de 15.450.377 votantes y fue dividida en dos días tanto para incentivar la participación, un fenómeno a la baja en el país, como para facilitar la operación de votar: el número de candidatos es tan alto que el voto más grande aúna 125 nombres. El Servicio Electoral calcula, de hecho, que cada elector demorará cinco minutos en votar.
Pese a que el poder político que se disputa en las urnas es acotado territorialmente, la elección pondrá luces sobre varias materias que despiertan interés en el país.
1. ¿Dónde está el liderazgo de la oposición?
Durante los primeros meses de 2024, el pacto de derecha tradicional Chile Vamos –compuesto por la Unión Demócrata Independiente, Renovación Nacional y Evópoli– estuvo en conversaciones con el Partido Republicano (REP), del ultraderechista José Antonio Kast, para acordar qué candidatos presentar para las alcaldías de cada comuna. Si bien no se consideró hacer un solo pacto, sí hubo un diálogo con la intención de que los votos de la derecha no se dispersaran. Sin embargo, las negociaciones fracasaron. Este fin de semana, Chile Vamos y el REP se medirán en cerca de 40 comunas.
“En estas elecciones se juega en gran parte el liderazgo del sector”, explica el académico de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, Gonzalo Parra. “Por una parte tenemos a los partidos de Chile Vamos, que son parte de la derecha tradicional, y por fuera están estas nuevas derechas radicales que están debatiéndose el liderazgo”, adelanta.
También compiten de manera separada nuevas fuerzas que merodean el sector, como el Partido Social Cristiano y el Partido de la Gente.
2. ¿Cuánto pesa la “nueva derecha”?
En ese mismo sentido, la elección servirá como termómetro para medir el avance que el partido de Kast ha tenido desde las últimas votaciones. “En la última elección local, el Rep no participó en todas las localidades o en todos los cargos y tuvo un rendimiento electoral muy bajo: menor al 1%. En cambio, hoy tenemos un partido que se ha desplegado fuertemente, tanto en presencia de candidaturas como en una campaña muy intensa por parte de sus liderazgos, no sólo José Antonio Kast sino también otras figuras reconocidas”, agrega el profesor Parra. “Es altamente esperable e incluso es razonable que tenga un mejor rendimiento que en la última elección, lo que eventualmente puede generar una disputa aún mayor del control y del liderazgo”.
A juicio de la jefa de carrera de Administración Pública y Ciencia Política de la Universidad de Concepción, Susana Riquelme Parra, el regreso del voto obligatorio también incide dado que “introduce un electorado que no tiene una fuerte identificación política”. “Según el Latinobarómetro, el 78% de los chilenos no se siente cercano a ningún partido político, lo que refleja una crisis de representatividad en la política tradicional. Estos electores, que en elecciones anteriores se abstuvieron de votar, ahora podrían movilizarse hacia opciones que prometen cambios radicales o mayor orden, como el REP, cuyo discurso de ‘mano dura’ puede resonar”, apunta.
3. ¿Cómo se distribuye el oficialismo?
No es tan diferente el escenario dentro del oficialismo, que llegó a La Moneda para gobernar con una alianza entre Apruebo Dignidad –conformada por el Frente Amplio, donde milita el presidente Gabriel Boric, y el Partido Comunista– y Socialismo Democrático, compuesto por los partidos Socialista, Por la Democracia, Radical y Liberal, asociados a la Concertación de Partidos por la Democracia que gobernó en la década de los 1990 e inicios de los 2000.
La distribución de fuerzas dentro del propio gobierno se ha ido definiendo a pulso: la vocera, Camila Vallejo, es militante del Partido Comunista, y la ministra del Interior, Carolina Tohá, milita en el Partido por la Democracia. Más allá de la geometría definida por los liderazgos de cada alianza, las elecciones mostrarán las preferencias de la ciudadanía con respecto a estas posiciones. “De ellos, el Partido Comunista era el que tenía mayor peso, seguido por el Partido Socialista, pero vamos a ver cuál es su rendimiento y el costo que ha tenido para estos partidos ser oficialistas y gobernantes”, comenta Parra.
4. ¿Cómo se evalúa el desempeño del gobierno?
Si se aleja el lente de la situación interna de la coalición oficialista, las elecciones también mostrarán un resultado más general: la evaluación de la ciudadanía con respecto al desempeño del gobierno.
“Una cuestión súper clave, que ha articulado fuertemente la campaña y la movilización electoral, son los temas de seguridad ciudadana. Los distintos partidos políticos de todo el espectro hoy en día están discutiendo temas de seguridad: no hay ninguna campaña, no hay ningún candidato que no esté hablando de eso, incluso aunque muchas veces ni siquiera tengan las atribuciones ni las prerrogativas para poder implementar políticas en la materia”, explica Parra.
Así, la cantidad de candidatos oficialistas que resulten electos será indirectamente un indicador de la satisfacción de la ciudadanía con respecto a la gestión del gobierno en este tipo de temas clave.
5. ¿Qué nuevos líderes surgirán?
La elección sirve también como vitrina. “Hay que fijarse en los liderazgos a nivel nacional y notar cuál es el rendimiento que tienen los candidatos y los partidos políticos, ya pensando en las elecciones de diputados y en la elección presidencial de 2025”, dice el profesor Parra.
Algunos nombres llaman especialmente la atención: la exministra de Educación de Sebastián Piñera, Marcela Cubillos, compite por la alcaldía de Las Condes, una de las comunas más ricas de la Región Metropolitana. Aunque recientemente protagonizó un escándalo cuando se conoció que una universidad privada le pagaba mensualmente un sueldo de profesora que ascendía a casi 17.000 dólares, se espera su triunfo gracias a un electorado tradicionalmente conservador en una elección en la que compite como independiente sin contendiente por parte de Chile Vamos. Una victoria podría solidificar su posición personal en el plano político.
También existe expectación con respecto a lo que ocurra en la histórica comuna de Santiago, donde por primera vez, en las elecciones anteriores, ganó una militante comunista, Irací Hassler. Esta dirigente va por la reelección y se enfrenta a Mario Desbordes, del partido de derecha Renovación Nacional, exministro de Defensa, exdiputado y excandidato presidencial. La comuna ha sido fuertemente golpeada por la delincuencia, lo que podría ser un factor decisivo a la hora de que la ciudadanía vote.
Hay curiosidad, además, por lo que ocurra en las comunas más populosas de la capital. En Maipú compite por la reelección el actual alcalde, Tomás Vodanovic (del Frente Amplio), electo con 46% de los sufragios, equivalentes a más de 90.000 electores. Algo similar ocurrió en Puente Alto, donde el alcalde Germán Codina (Renovación Nacional) –que recibió 87.000 votos en 2021– no irá a la reelección y su espacio será defendido por la exvocera de gobierno de Sebastián Piñera, Karla Rubilar, que alguna vez militó en su partido, pero hoy compite como independiente.
6. ¿Cómo votan los nuevos electores?
En Chile, el voto se volvió voluntario en 2012 con la misma ley que determinó la inscripción automática de todo ciudadano mayor de edad en el padrón electoral. La participación, desde entonces, fue a la baja, afectando sobre todo a las elecciones subnacionales: en 2016, las municipales tuvieron sólo un 34,9% de participación. Pero esta vez es distinto, porque se restableció para ellas el voto obligatorio.
“Millones de ciudadanos que optaron por no participar estarán obligados a acudir a las urnas. Entre ellos hay personas que no se identifican con ningún partido, que están desafectadas del sistema político o que no votaban debido a su desinterés o falta de confianza en las instituciones”, comenta la profesora Riquelme, también investigadora visitante del Observatorio de Reformas Políticas de América Latina.
Para el académico de la Facultad de Gobierno de la Universidad Central, Marco Moreno, es uno de los principales elementos a los que hay que prestar atención. “En la última elección municipal votó el 43% del padrón con voto voluntario. En las últimas elecciones obligatorias hemos visto que la participación ha llegado al 84%: estamos hablando casi de un 40% de incremento. No tenemos claridad respecto de cómo se van a comportar estos electores, pero sí sabemos que están despolitizados, desinformados y obligados a ir a votar. En este grupo de electores es importante: están bordeando los cinco millones en un padrón de 15 millones”, expone.
7. ¿Hay un “voto de protesta”?
Por el desconocimiento que existe con respecto a la forma en que votarán estos ciudadanos obligados a concurrir a las urnas, existe expectación con respecto a si habrá una manifestación ideológica a través del voto.
“Estos electores podrían mostrar un comportamiento impredecible. En muchos casos, podrían emitir votos blancos o nulos como forma de ‘voto de protesta’. Otros podrían optar por votar por outsiders o partidos emergentes que han crecido alimentándose del descontento popular hacia los partidos tradicionales. El desinterés en los partidos ha generado que la política se aleje de las demandas cotidianas de la gente, y este fenómeno podría llevar a que una parte importante de los nuevos electores vote con resentimiento o desconexión del proceso democrático”, opina Riquelme.
Moreno, por su parte, plantea también la hipótesis de que “podamos tener un número importante de votos nulos y blancos. Si es que efectivamente tenemos ese incremento, se puede leer como una protesta a la clase política, pero también podría haber algo de ‘voto de castigo’ al gobierno porque las expectativas de muchas personas probablemente no se han cumplido”, amplía.
8. ¿Cómo se disputan las fuerzas la izquierda y la derecha?
Una vez que el conteo de votos termine, empezará otro cálculo: cuál de las dos facciones principales –derecha e izquierda, pese a las subdivisiones específicas de cada una– habrá elegido a más representantes. “Es otro elemento al que le pondría atención: cómo resultan los dos bloques que están en disputa a la luz de los resultados del domingo, es decir, qué es lo que pasa con el oficialismo y con la oposición”, plantea Moreno.
“Recordemos que tanto el oficialismo como la oposición compiten divididos en varias de las 345 comunas: en el oficialismo hay más de una opción, en la oposición también. Por lo tanto, cómo quedan conformados los bloques va a ser un elemento interesante a tener en cuenta con los resultados que tengamos el domingo”, adelanta.
9. ¿En qué posición queda cada partido político?
Luego, al hacer zoom en la interna de cada partido, aparecerán nuevas luces. “Vendrá la clásica distinción de qué resultados se obtuvieron con las elecciones: cuántos alcaldes se obtuvieron, cuántas poblaciones ‘gobernadas’ y el número de concejales electos. Eso nos va a dar información respecto de la fuerza de cada partido político que compite”, señala Moreno.
Y es que los partidos en general atraviesan un momento complejo en Chile. Un ejemplo lo entrega el profesor Parra, desde la Universidad de Chile: “En la última elección, el Partido Demócrata Cristiano había sido el que tenía mayor rendimiento electoral, cercano a un 9% o un poco más, pero hoy en día es un partido que cada vez ha tenido un peor rendimiento y, de hecho, ha estado en riesgo incluso de perder su carácter legal”.
10. ¿La elección es predictora de la próxima presidencial?
Por último, existe una noción histórica de que las elecciones subnacionales son fuertemente predictoras de las nacionales: que lo que ocurre con los alcaldes entrega pistas sobre lo que puede ocurrir con las elecciones presidencial y parlamentaria. Pero en esto ya no hay consenso.
“Sabemos que cuando el desempeño electoral de la oposición es mejor que el que tienen los miembros de las coaliciones oficialistas, es altamente esperable que esto también se vea reflejado en las elecciones presidenciales y de diputación para la elección siguiente”, explica Parra.
“Las elecciones locales reflejan el estado de ánimo del electorado y permiten prever tendencias para las elecciones presidenciales. En Chile, las elecciones municipales y regionales suelen ser un termómetro del apoyo a las coaliciones de gobierno y oposición, evaluando la gestión en los niveles más cercanos a la ciudadanía. El rendimiento del oficialismo y de la oposición en estos comicios revela tanto la satisfacción con la gestión del gobierno actual como la eficacia de la oposición en movilizar su base”, opina por su parte Riquelme. La obligatoriedad del voto, además, permitirá “observar cuántos electores continúan desafectados o deciden apoyar nuevas opciones, lo que afectará el panorama presidencial”.
Pero Moreno piensa distinto. “No es posible, como ocurría antes en Chile, hacer proyecciones con los resultados municipales, que son resultados que muestran un escenario líquido. Esta vez, dado el carácter del electorado, que no sabemos muy bien cómo se comporta y es un factor que introduce mayor incertidumbre, aumenta la dificultad de prever cómo será el escenario electoral del próximo año”, cierra.