Desde el sábado, el periodista guatemalteco José Rubén Zamora retornó a su casa, luego de que el viernes en una audiencia el juez Erick García diera lugar a las medidas sustitutivas presentadas por los abogados de Zamora, quien estuvo en la cárcel militar Mariscal Zavala durante más de 800 días.

El juez García fundamentó su decisión en que “el plazo de prisión ha excedido los límites” establecidos por la ley, considerando razones de derechos humanos. Como parte de las condiciones de su liberación, Zamora deberá permanecer en su domicilio y no podrá abandonar el país sin autorización judicial.

“Me siento muy extraordinariamente feliz. El apoyo de ustedes, el apoyo de la prensa independiente mundial, organizaciones como ICPJ [Interfaith Council for Peace and Justice], el International Center for Journalists y otros que no conozco han sido excepcionales”, dijo Zamora, de 68 años, a los periodistas que lo esperaban a la salida del penal militar.

De todos modos, según informó el portal mexicano La Crónica, Zamora no se mostró muy optimista respecto a su futuro. “El Ministerio Público irá de nuevo detrás de mí y yo los esperaré en mi casa, y si me toca volver a prisión vendré con tranquilidad, porque los casos carecen de sustento. Creo que ese tipo de acciones los están acabando a ellos, no a mí. Tengo el espíritu, el coraje y la fe para seguir”, agregó el periodista, quien entre 1996 y 2022 fundó y dirigió elPeriódico de Guatemala. Este medio fue uno de los referentes de la región y de su país en periodismo de investigación, y desde ese medio se realizaron varias notas que denunciaban diferentes casos de corrupción, incluidos algunos que involucraban al expresidente guatemalteco Alejandro Giammattei. Zamora fue detenido en julio de 2022 y, menos de un año después, elPeriódico dejó de funcionar.

En su contacto con los medios al momento de salir de la cárcel, Zamora también comentó sobre las acusaciones en su contra, las cuales considera infundadas, y atribuyó su persecución a la fiscalía, liderada por la fiscal general Consuelo Porras.

Las acusaciones judiciales que todavía enfrenta Zamora incluyen un caso por lavado de dinero, relacionado con una donación que recibió para su medio, y un segundo caso por supuesta conspiración para obstruir la justicia. En el primero, se alegó que solicitó a un amigo que bancarizara fondos, un dinero que nunca ingresó al sistema bancario. La defensa argumentó que la donación no se procesó para proteger a su donante de eventuales represalias.

En julio de este año, Zamora Marroquín había sido galardonado por la Fundación Gabo de Colombia con el Reconocimiento a la Excelencia en una ceremonia realizada en el teatro Jorge Eliécer Gaitán de Bogotá. En dicha ocasión, el premio lo retiró su hijo, José Carlos, quien leyó un texto escrito por su padre en el que agradecía la distinción y brindaba un mensaje esperanzador desde su presidio.

Ni bien conocida la noticia de que Zamora había sido beneficiado con la prisión domiciliaria, el presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo, saludó la decisión con una breve publicación en su cuenta de X.

“Zamora vuelve a casa. La justicia comienza a llegar, el ciclo oscuro va a terminar”, expresó el mandatario, aludiendo al sistema judicial del país, con el que tuvo y sigue teniendo frecuentes encontronazos.

En julio, Arévalo se había reunido con el hijo de Zamora y también con el director de la Oficina Regional para América Latina de Reporteros sin Fronteras, Artur Romeu.

También en julio de este año, representantes de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) visitaron Guatemala y exigieron a las autoridades de ese país la puesta en libertad “inmediata” de Zamora, argumentando que estaba “injustamente encarcelado”.

“No hay nada que justifique la permanencia en prisión de Rubén Zamora. En momentos como estos, es importante expresar solidaridad y manifestarnos unidos ante la injusticia y la arbitrariedad”, señaló en un comunicado el presidente de la SIP, el periodista mexicano Roberto Rock.