Este domingo fue una jornada de duelo nacional en todo el territorio ruso en homenaje a las víctimas del atentado terrorista perpetrado el viernes en una sala de conciertos situada en las afueras de Moscú, el Crocus City Hall, en el que de acuerdo a las últimas cifras oficiales murieron 137 personas y más de 100 resultaron heridas.

Durante toda la jornada, miles de personas pasaron por un monumento improvisado situado en las inmediaciones de la sala de conciertos donde se perpetró el atentado –situada en la ciudad de Krasnogorsk, en las afueras de Moscú– y crearon un enorme montículo de flores en recuerdo de las víctimas.

Al mismo tiempo, según informó el portal Euronews, los equipos de rescate continúan sus labores en el edificio destruido parcialmente y se estima que la cifra de víctimas fatales crecerá a medida que los trabajadores vayan removiendo los escombros que quedaron en el lugar.

Associated Press informó que algunas familias todavía están esperando noticias y siguen sin saber si sus seres queridos que asistieron al evento musical en el que se produjo el atentado por parte de cuatro hombres armados con metralletas están vivos.

El Departamento de Salud de Moscú indicó este domingo que comenzó a identificar los cuerpos de los fallecidos mediante pruebas de ADN, cuyos resultados se conocerán en aproximadamente dos semanas.

El atentado fue reivindicado por el grupo fundamentalista Estado Islámico, y, este domingo, medios rusos informaron que dos de las 11 personas detenidas por su participación en el ataque declararon en un tribunal de Moscú.

La agencia estatal Ria Novosti informó que los sospechosos, identificados como Dalerdzhon Mirzoyev y Saidakrami Rachabalizoda, comparecieron ante un juez y ambos fueron acusados de cometer un acto terrorista, y podrían ser condenados a cadena perpetua, la máxima pena prevista en la legislación penal rusa.

Luego del atentado, el primero de gravedad ocurrido en Rusia desde que empezó la guerra en Ucrania hace más de dos años y el mayor perpetrado en la capital rusa en más de una década, muchos analistas vincularon el ataque de Estado Islámico con los enfrentamientos armados que esta organización internacional ha tenido con las fuerzas rusas.

Estos choques se dieron en la guerra de Siria y también en varios países africanos de la región del Sahel, como Nigeria, Níger, Chad y Malí, donde las ramas locales del grupo islámico y otras milicias armadas afines son particularmente activas.

Pero pese a que los autores del atentado lo reivindicaron, el presidente ruso, Vladimir Putin, intentó vincular, sin brindar ningún tipo de detalles al respecto, a integrantes del gobierno ucraniano al acto criminal, algo que desde Kiev niegan rotundamente.

Por otra parte, el diario español El Mundo informó que expertos en inteligencia remarcaron que si Rusia sigue difundiendo la versión que incrimina a Ucrania en el ataque terrorista, Estados Unidos publicará toda la información que le mandó a Rusia en los últimos tiempos para evitar los posibles atentados, lo cual dejaría muy mal parado al Kremlin y a los servicios de seguridad del gobierno, que rechazaron de manera enfática los datos que les fueron proporcionados desde Washington.