Este domingo, los enfrentamientos entre las fuerzas de Israel y las milicias de la organización chií libanesa Hezbolá provocaron el temor de una escalada del enfrentamiento que vive la región, aunque los hechos y los dichos dejaron algunas dudas que seguramente se despejarán en el correr de los próximos días respecto a estas acciones bélicas.

En las primeras horas del domingo, según informaron agencias internacionales, Hezbolá lanzó cientos de cohetes y drones teledirigidos contra varios puntos de la zona norte de Israel y también contra los Altos del Golán, muy cerca de la frontera sur del Líbano, que es el bastión de la milicia proiraní.

Como respuesta inmediata, el Ejército israelí afirmó a través de voceros haber empleado alrededor de 100 aviones “de manera preventiva” para, de acuerdo a lo que expresaron, frustrar un ataque de mayor envergadura.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, dijo que los ataques “preventivos” contra Hezbolá no eran “el final de la historia”, al mismo tiempo que las partes se encontraban negociando. La agencia Reuters informó este domingo que el gobierno de Israel y funcionarios de Hezbolá se comunicaron de manera indirecta a través de intermediarios para evitar una mayor escalada. En la misma línea, el canal 12 de la televisión israelí informó que Washington estaba trabajando para lograr una distensión de la situación por la vía diplomática.

En el informe del canal israelí se dijo además que el ataque de las fuerzas de Tel Aviv fue llevado a cabo bajo el conocimiento del Pentágono, aunque previamente, también durante la tarde del domingo, habló el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, que en su discurso emitido por la televisión libanesa aseguró que el ataque de las fuerzas que lidera se realizó en respuesta al asesinato de su líder militar, Fuad Shukry, el 30 de julio en Beirut.

“Evaluaremos el resultado de los ataques de hoy y si son satisfactorios consideraremos el proceso de respuesta completado. Si no son suficientes, nos reservamos el derecho de responder en un momento posterior”, expresó en su discurso Nasrallah, dejando claro que su intención en este momento no es propiciar una escalada. Pero de los dichos del líder chií consignados por medios libaneses también se desprende la idea de que la guerra a baja escala con Israel proseguirá y que el ataque del que fueron objeto el domingo no les causó un daño particular.

En Israel, donde el sábado volvieron a haber protestas exigiendo al gobierno de Netanyahu que negocie y logre el retorno de las personas que siguen secuestradas en Gaza, hay una enorme disputa política entre el ala más derechista del gobierno y las principales autoridades militares del país.

En la interna, Netanyahu critica duramente al vocero del Ejército, Daniel Hagari, porque en sus comunicados no se ajusta a lo que son los objetivos de la guerra para el primer ministro y la extrema derecha, que son, en primer lugar, la destrucción total de Hamas, algo que, luego de cerca de nueve meses de ataques, quedó claro que no es una posibilidad.

Dentro de los organismos de seguridad israelíes se sostiene la idea de que, sin la existencia de un plan político acerca de cuál puede ser la alternativa a un gobierno de Hamas, no se podrá vencerlo.

Al mismo tiempo, las conversaciones sobre una posible tregua en la Franja de Gaza que se estaba negociando en El Cairo, la capital egipcia, culminaron sin acuerdos en las conversaciones indirectas entre funcionarios israelíes y palestinos, según informaron este domingo dos fuentes de seguridad egipcias.

La propuesta que le presentaron a Hamas incluía la presencia de tropas israelíes en la denominada ruta Filadelfia, franja de terreno que separa al territorio palestino de la Franja de Gaza de Egipto.

Los representantes de la organización palestina conservadora que gobierna en Gaza expresaron que ese punto estaba por fuera de lo ya acordado hace casi dos meses. Y como demostración de que todavía tienen capacidad de respuesta militar, Hamas lanzó un ataque sobre Rishon LeZion, un importante centro urbano situado a aproximadamente diez kilómetros de Tel Aviv.

Al tiempo que pasa todo esto fuera de Gaza, dentro de este territorio palestino los ataques israelíes no cesan, dejando a diario decenas de muertes, desplazamientos y destrucción en la mayor parte del enclave.