Un nuevo ataque de Israel en Líbano dejó 14 muertos y 66 heridos, nueve de ellos en estado crítico. Según las autoridades libanesas, todavía continuaban en la noche del viernes las tareas de retirar escombros y los equipos de rescate preveían que debajo de estructuras derruidas podían encontrarse más víctimas. Ocho horas después del bombardeo, familiares de personas desaparecidas todavía intentaban localizarlas.
El ataque aéreo impactó en un edificio de apartamentos de las afueras de la capital, Beirut, en una zona conocida como Dahyeh, donde la presencia de Hezbolá es fuerte. Esa área ya había sido atacada otras dos veces desde que comenzaron estos enfrentamientos, en octubre de 2023. Según recordó la agencia Efe, allí Israel había matado al segundo al mando de la oficina política del movimiento palestino Hamas, Saleh al Arouri, y al principal comandante de Hezbolá, Fuad Shukr.
El primer ministro interino de Líbano, Nayib Mikati, acusó a Israel de no tener “ningún tipo de consideración humanitaria, jurídica y moral” al llevar adelante sus operaciones militares y pidió a la comunidad internacional una postura “clara” ante esta ofensiva, informó Europa Press.
De acuerdo con el ejército israelí, que calificó el ataque con cuatro misiles del viernes como un bombardeo selectivo, una de las personas que murieron fue el jefe de operaciones militares de Hezbolá, Ibrahim Aqil, que estaba reunido con otros dirigentes de la fuerza de elite Radwan. Más tarde, Hezbolá confirmó su muerte.
El ejército israelí afirmó que Aqil y otros altos cargos de Hezbolá estaban planeando un ataque similar al que lanzaron milicianos palestinos el 7 de octubre contra Israel, en el que 1.200 personas murieron. “Estaban planeando el ataque la ‘Conquista de Galilea’, con el que Hezbolá pretendía infiltrarse en comunidades israelíes y asesinar a civiles inocentes” en el norte de Israel, manifestó el ejército en un comunicado.
Aqil, además, era buscado por Estados Unidos por un atentado contra la sede diplomática de ese país en Beirut, cometido en 1983, en el que murieron 63 personas, y por un ataque contra marines estadounidenses, que mató a 241 militares esa misma década, también en Líbano.
En la noche del viernes, antes de participar en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el embajador de Israel ante ese organismo, Danny Danon, dijo a la prensa que el ejército israelí mató a “uno de los hombres más buscados del globo”. Cuando periodistas le preguntaron sobre la muerte de civiles que causó el ataque del viernes, dijo que la culpa era de Hezbolá, por esconderse entre la población civil.
La sesión del Consejo de Seguridad fue convocada después de que martes y miércoles detonaran en Líbano miles de aparatos de comunicación personal –beepers y walkie talkies– cargados de explosivos. Esos ataques, que dejaron 37 muertos, entre ellos, un niño y una niña, y cerca de 3.000 heridos, fueron atribuidos a Israel por el gobierno de Líbano y por Hezbolá, que suele utilizar esos aparatos para sus comunicaciones.
El gobierno israelí no se pronunció al respecto, pero el primer ministro, Benjamin Netanyahu, dijo que la “guerra” había entrado en una “nueva etapa”.
Varios relatores de la ONU señalaron el jueves que ataques de ese tipo “violan inevitablemente el derecho humanitario”, porque no se trata de acciones defensivas ante “una amenaza letal inminente” y porque “no había forma de saber quién tenía cada dispositivo y quién estaba cerca” en el momento en que fueron detonados.
Una “nueva fase”
El viernes el ministro de Defensa de Israel dijo, como Netanyahu, que los ataques lanzados en Beirut forman parte de una “nueva fase” de la guerra contra Hezbolá. “La serie de operaciones en la nueva fase de la guerra continuará hasta que logremos nuestro objetivo: garantizar el regreso seguro de las comunidades del norte de Israel a sus hogares”, dijo Yoav Gallant en un comunicado. Se refería a la población de la zona limítrofe con Líbano, unas 60.000 personas, que debieron ser evacuadas por los enfrentamientos que Hezbolá mantiene con Israel desde que se lanzó la ofensiva militar en la Franja de Gaza, hace casi un año. “Seguiremos persiguiendo a nuestros enemigos para defender a nuestros ciudadanos, incluso en Dahyeh, en Beirut”, dijo Gallant. “Nuestros objetivos son claros y nuestras acciones hablan por sí solas”, se limitó a decir Netanyahu el viernes en su cuenta de X.
La ofensiva de Israel en Beirut tuvo como respuesta el lanzamiento de ataques de Hezbolá hacia su territorio, aunque en este caso los blancos fueron instalaciones militares. También generó diversas reacciones internacionales. El portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo que Estados Unidos “todavía” cree “que hay tiempo y espacio para una solución diplomática” y que se debe transitar ese camino. “La guerra no es inevitable en la Línea Azul [que demarca la división entre Líbano e Israel]”, dijo. También manifestó que se seguirá trabajando por una tregua en Gaza, pese a que el diario The Wall Street Journal publicó que después de esta escalada entre Israel y Hezbolá la Casa Blanca daba por perdida esa posibilidad. “No vamos a perder la esperanza y no vamos a dejar de trabajar por ello”, dijo Kirby. Pero a pesar de los diversos llamados de Estados Unidos y otros países, la ofensiva militar en ese territorio palestino dejó ya 41.000 muertos y más de 95.500 heridos.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, consideró que “Hezbolá se comporta de un modo contenido teniendo en cuenta las posibilidades de las que dispone” y afirmó que “lo quieren provocar con el objetivo de tornar inevitable la intervención de Estados Unidos en la guerra”. Para Lavrov, el gobierno de Joe Biden “comprende este peligro”.
El canciller ruso señaló, además, que “lo más importante en esta etapa es lograr un cese del fuego total en la Franja de Gaza y en general en todos los territorios palestinos, solucionar urgentemente los temas humanitarios, restablecer las ayudas a los niveles necesarios”.
Advertencias
El ministro de Relaciones Exteriores libanés, Abdala Bouhabib, asistió el viernes a la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, solicitada por su país, a través de Argelia, y afirmó que Israel quiere replicar en Líbano lo que ocurre en Gaza y llevar “miseria, extremismo y destrucción” a su pueblo.
De acuerdo con Efe, no mencionó a Hezbolá y denunció que Israel “no respeta el derecho internacional ni las resoluciones del Consejo de Seguridad”, y que “ignora la legitimidad internacional de los derechos humanos porque está acostumbrado a que nunca le pidan cuentas”. Recordó que ya ha invadido su país otras veces y ahora busca “una nueva aventura que será sólo una versión horrible de las anteriores”. Bouhabib pidió una resolución del Consejo de Seguridad que proteja a su país y también “nuestra humanidad común”. Reclamó “condenar el terrorismo de Israel de forma clara e inequívoca”.
El embajador de Israel respondió que los ataques no terminarán hasta que Hezbolá se retire de la frontera y reprochó que en un año no hubo una solución diplomática a esta situación.
Robert Wood, el embajador estadounidense adjunto ante la ONU, también responsabilizó a Hezbolá, mientras que su par de China, Fu Cong, cuestionó a Israel por “su obsesión con el uso de la fuerza” y “sus violaciones a la soberanía del Líbano”. Pero los dos coincidieron en las advertencias contra una escalada de la violencia en Medio Oriente. Wood señaló: “Es imperativo que, incluso cuando haya nuevos hechos sobre los últimos incidentes, en los que, reitero, Estados Unidos no jugó ningún papel, todas las partes se abstengan de cualquier acción que pueda hundir a la región en una guerra devastadora”.