El plan del gobierno israelí de que quede a su cargo la distribución de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza, con colaboración de Estados Unidos, fue rechazado por distintas agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre ellas Unicef. El portavoz del fondo de la ONU para la infancia, James Elder, señaló que el plan fuerza a los palestinos a una elección “imposible” entre “el desplazamiento y la muerte”. Obliga a la población a arriesgar su vida y entrar a zonas militarizadas para conseguir alimento, señaló. Todo esto en medio de bombardeos.

Advirtió que niños, enfermos, heridos, ancianos y discapacitados enfrentarán “terribles dificultades” para acceder a la ayuda, habrá riesgos de separación de familias y aumentará el sufrimiento actual de los palestinos de Gaza.

Elder dijo además que los 60 camiones de ayuda humanitaria que Israel prevé que ingresen por día a ese territorio “no son ni de lejos suficientes como para cubrir las necesidades” de más de un millón de niños y un total de más de dos millones de personas. Pidió que, en lugar de aplicar este plan, se levante el bloqueo y se permita llevar ayuda humanitaria a ese territorio.

Elder agregó que “todo lo necesario para que un niño sobreviva”, alimento, agua, medicinas, está bloqueado, según un comunicado de la ONU, que informa que otras de sus agencias se manifestaron en el mismo sentido.

Jens Laerke, el portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (conocida como OCHA), llamó a las autoridades israelíes a permitir el ingreso de la ayuda que tiene “disponible a pocos kilómetros” de Gaza. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), hay “más de 3.000 camiones” esperando para entrar.

A su vez, la vocera de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Harris, descartó las acusaciones de Israel de que la ayuda que entra a Gaza es interceptada por milicianos de Hamas. “Nuestros suministros llegan a los centros de salud a los que están destinados”, dijo, y aclaró que esa organización no presenció ningún tipo de desvío de esos insumos.

También Juliette Touma, directora de comunicaciones de la UNRWA, dijo que esta agencia se encarga de transportar la ayuda, la guarda en sus almacenes y la entrega directamente, por lo que no se desvía, y en casos puntuales en los que hubo reportes de desvíos, se abrieron investigaciones. Agregó que es difícil rebatir las afirmaciones de Israel porque no se permite a la prensa extranjera ingresar a Gaza.

Para la ONU, además, este plan no garantiza los principios de imparcialidad, neutralidad e independencia en la entrega de ayuda humanitaria.

El embajador de Estados Unidos en Israel, Mike Huckabee, dijo el viernes que el presidente de su país, Donald Trump, “ha dicho claramente que una de las cosas más urgentes que deben ocurrir es que entre ayuda humanitaria en Gaza”. En conferencia de prensa, Huckabee también confirmó que este plan incluye el despliegue de “seguridad privada” en los puntos de distribución de esos insumos.

Afirmó que el ejército israelí estará presente “en los perímetros” de los centros de reparto y que tomará decisiones sobre la “logística”.

La ultraderecha israelí también cuestiona este plan, pero en su caso porque lo considera demasiado generoso. “Es una estupidez moral y un error estratégico dejar que los gazatíes accedan a estos suministros mientras nuestros rehenes pasan hambre”, dijo el ministro de Seguridad, Itamar Ben Gvir. “La ecuación debe ser clara: ¿quieren ayuda humanitaria? Que liberen a nuestros rehenes”, agregó.

El plan de la toma de control de la ayuda humanitaria y de la participación de Estados Unidos en su reparto fue anunciado por Israel esta semana, junto con su intención de aumentar los ataques, desplazar a la población gazatí hacia el sur y anexionar zonas de la Franja.

Amnistía Internacional se sumó el viernes a las voces que repudian estos planes y llamó a Israel a abandonarlos “de inmediato”. Denunció que “cualquier acción para desplazar a los palestinos al sur de la Franja de Gaza y confinarlos en las llamadas 'burbujas cerradas', o continuar imponiendo condiciones de vida inhumanas para expulsarlos de Gaza, constituiría el crimen de guerra de traslado o deportación ilegal”.

Para la organización defensora de los derechos humanos, estos anuncios “indican que las autoridades están planeando una escalada aterradora tomando territorio, estableciendo allí una 'presencia física sostenida' y desplazando indefinidamente a la mayoría de la población”.

En un comunicado firmado por su directora Erika Guevara, Amnistía Internacional manifestó que estos planes implican “consolidar aún más” la “ocupación ilegal” de la Franja de Gaza, y podría “asestar un golpe definitivo que conduzca a la destrucción de los palestinos de Gaza”.

El viernes, en el Centro Internacional de Convenciones de Jerusalén, se reunieron más de 5.000 personas para reclamar una solución pacífica a este conflicto. Según informó la agencia Efe, participaron soldados, familias de rehenes y políticos. Se escucharon mensajes en defensa de la paz enviados a este encuentro por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el presidente palestino, Mahmud Abbas. Uno de los participantes fue el ex primer ministro israelí Ehud Olmert, que dijo que Gaza pertenece a los palestinos y defendió la solución de dos estados.