El viernes de la semana pasada, el semanario Brecha anunció que había liberado los llamados “archivos Berrutti”: aproximadamente 14.000 documentos elaborados por los servicios de inteligencia que prueban que los militares siguieron espiando a centenas de ciudadanos aún después de la restauración democrática. Los documentos, que fueron colgados en un servidor abierto, exponen los nombres de las personas espiadas, pero no la de los agentes que los espiaban. Entre otras polémicas desatadas por la decisión de Brecha de difundir información considerada secreta, hubo diferencias entre los académicos dedicados al trabajo con archivos del pasado reciente. Aquí, las visiones de los historiadores Vania Markarian, Nicolás Duffau, Carla Larrobla e Isabel Wschebor.