El Frente Amplio (FA) perdió, en los últimos años, varias oportunidades para minimizar el impacto del caso de Raúl Sendic y dejarlo atrás. Ahora, en la largada de la campaña para las próximas elecciones nacionales, los plazos se le acortan y el manejo de la cuestión se complica.

En marzo de 2016 el Plenario Nacional del FA escuchó lo que tenía para decir el entonces vicepresidente de la República sobre su inexistente título de licenciado en genética humana. Acto seguido, aprobó una declaración en la que hablaba de una “campaña desplegada por la oposición y diferentes medios de comunicación, destinada a menoscabar la imagen y credibilidad, tanto de integrantes de nuestro gobierno como así también debilitar la institucionalidad democrática del país”, y expresaba su solidaridad con Sendic ante un “injusto y agraviante acecho” contra él.

Más de un año después, en setiembre de 2017 y tras un lapidario fallo del Tribunal de Conducta Política (TCP) frenteamplista sobre Sendic –en el que se afirma que tuvo un “proceder inaceptable en la utilización de dineros públicos”–, el Plenario Nacional estaba convocado para tomar una decisión al respecto, pero cuando el vicepresidente se presentó a informar que renunciaba a su cargo, el organismo resolvió “tomar nota” de esa actitud y dejar pendiente, hasta la actualidad, el desenlace orgánico del asunto. Muy poco después, el sector que Sendic fundó y lidera, Compromiso Frenteamplista (Lista 711), anunció que el ya ex vicepresidente encabezaría su lista al Senado en las elecciones de 2019.

En mayo de este año, Sendic fue procesado por los delitos de abuso de funciones y peculado, que le puede valer de tres meses de prisión a seis años de penitenciaría, y de dos a seis años de inhabilitación para ocupar cargos públicos.

El FA todavía no ha decidido si, para la actuación del ex vicepresidente en sus filas, tendrán consecuencias prácticas el dictamen del TCP, la opinión de la Junta de Transparencia y Ética Pública (según la cual violó las normas de probidad), el pedido de procesamiento del fiscal Luis Pacheco y su aceptación por la jueza Beatriz Larrieu.

La prolongada postergación de las resoluciones en esta materia ha tenido varias consecuencias indeseables para el oficialismo, y la más reciente es que, ya habilitados los cuatro precandidatos para sus elecciones internas, el tema de Sendic se instala de modo inevitable en la campaña. Mientras no haya una decisión orgánica, Óscar Andrade, Mario Bergara, Carolina Cosse y Daniel Martínez deben afrontar que periodistas, políticos de otros partidos, militantes frenteamplistas y simples ciudadanos les pregunten si están de acuerdo o no con que el FA permita el uso de su lema al ex vicepresidente. Resulta fácil comprender que sería mucho mejor para los cuatro que el asunto ya estuviera resuelto, y que pudieran dedicarse por completo a exponer sus propuestas para el país.

En la medida en que el FA siga postergando un pronunciamiento, se meterá en problemas más graves, y puede llegar un momento en el que ya no le sea posible ni siquiera una reducción de daños.