La Ley General de Educación de 2008 habilita formalmente “validar para habilitar la continuidad educativa, los conocimientos, habilidades y aptitudes alcanzados por una persona fuera de la educación formal, que se correspondan con los requisitos establecidos en algún nivel educativo” (Ley 18.437, art. 39). Esta validación es parte de lo que usualmente se conoce como “acreditación de saberes”.

A fines de 2017, la Universidad Tecnológica (Utec) tradujo esta posibilidad en un procedimiento concreto de acreditación para ampliar las posibilidades de acceso a sus carreras. Con frecuencia se acercan a la universidad personas que buscan continuar sus estudios en el nivel terciario, pero no han culminado la educación media superior, o lo han hecho en una opción de formación distinta de la requerida por la carrera a la que ahora aspiran. A su vez, estas personas han avanzado en una experiencia profesional particular y en su experiencia de vida, desarrollando saberes significativos que involucran incluso parte de lo que deberían haber aprendido en la enseñanza media en su momento para luego especializarse en el área donde hoy se lo proponen. Se trata de personas con planes de vida (residencia, familia, etcétera) ya materializados, a quienes no resulta razonable plantearles regresar a la enseñanza media superior e iniciar una carrera para vincularse con un sector del que ya son parte. Acuden entonces a la acreditación de saberes para continuar su formación a nivel universitario en el área en que han elegido desenvolverse.

Los primeros estudiantes que ingresaron por este procedimiento a carreras de la Utec lo hicieron a la Ingeniería en Logística e Ingeniería Mecatrónica en el Instituto Tecnológico Regional Suroeste, con sede en Fray Bentos. En su primer semestre de estudio se siguió el desempeño académico y se los entrevistó, a fin de conocer su percepción en este punto, constatar el efecto del clima institucional en el proceso de adaptación e identificar imprevistos que desde su perspectiva pudiesen afectar la trayectoria en la carrera.

Con ritmos distintos, estos estudiantes avanzaron en sus carreras de acuerdo con lo esperado; cumplieron con la exigencia de matricularse al menos a la mitad de créditos del semestre –algunos matricularon el semestre completo– y aprobar casi todas las unidades curriculares que se propusieron. El esfuerzo personal y un clima institucional favorable fueron los protagonistas de este resultado.

Sin embargo, la articulación entre sus vidas personales y profesionales en curso y los tiempos requeridos por la universidad se presentó como un desafío en esta primera etapa. También lo fue superar la falta de formación en áreas básicas con cierto nivel de abstracción (Matemática y Física, por caso) o su olvido en los últimos años debido a falta de aplicación. Finalmente, tal vez la necesidad de readecuar sus hábitos de aprendizaje a una propuesta de enseñanza formal sea el reto más significativo. “Volver a estudiar” no es simplemente restablecer una práctica conocida; se trata de distanciarse en parte de la forma en que actualmente –a diario– aprenden en el ámbito profesional, para adecuarse a un hábito de estudio pensado desde una propuesta curricular. Quienes hoy acreditan saberes los han estado generando en los años precedentes, involucrando el aprendizaje no formal e informal, entre pares y en buena parte autodidacta. La autorregulación, el coaprendizaje y la no sujeción a formatos permanentes suelen ser parte de su hábito efectivo de aprendizaje, que ahora debe interactuar con la experiencia propuesta desde la universidad.

Medios

Por otra parte, una situación compleja se plantea ya no en cuanto a la forma de aprender, sino a los medios que permiten acceder a la educación. La Utec se presenta como una institución flexible que busca –en base a la disponibilidad de tecnología digital– adaptarse a las condiciones diversas de las personas en el interior del país para acceder al estudio. La tecnología entendida de este modo opera fundamentalmente como soporte material, permite mejor accesibilidad a la educación y mayor acceso a contenidos. Plataformas de aprendizaje, videoconferencias, tutoriales, clases semipresenciales y a distancia, sumado a cierta flexibilidad o transversalidad curricular, son parte de los elementos que a priori acercan la educación a quienes viven en lugares distantes de los centros de estudio, comparten su educación con una intensa actividad profesional, o se encuentran en una etapa vital que involucra mayores responsabilidades sociales. Sin embargo, estos primeros estudiantes que ingresan mediante acreditación de saberes a la Utec interpelan nuevamente las condiciones de acceso a la educación que parecían suficientes. La disponibilidad de tecnologías no implica necesariamente tiempo para usarlas ni optimización entre los aprendizajes que se dan dentro y fuera de las aulas.

Esta primera experiencia de acreditación de saberes, que permite el ingreso especial de algunos estudiantes, también permite a la universidad pensar estas cuestiones y aprender sobre el nuevo escenario que se abre cuando se da un valor efectivo a las experiencias de aprendizaje que traen las personas, en términos de continuidad educativa. Una vez dentro de la universidad, las necesidades de estos estudiantes interpelan la previsión que inicialmente se hizo sobre ritmos, trayectorias y secuencias de aprendizaje, así como modalidades y requisitos formales de la enseñanza, como la presencialidad.

Repensar estas dimensiones desde las instituciones educativas requiere, en primer lugar, desarrollar una mirada más precisa y extendida hacia afuera, saber más claramente –si es el caso– lo que cada estudiante está aprendiendo en su lugar de trabajo mientras cursa una carrera y buscar interactuar con este aprendizaje; una mirada más próxima a la que sustentan los sistemas de formación dual o en alternancia, en los que la Utec también trabaja actualmente.

El primer paso ya se ha dado al acreditar saberes para permitir el ingreso a las carreras. Y este paso obliga ahora a dar un segundo paso: encontrar los cambios en la propuesta de aprendizaje institucional que permitan sostener estas trayectorias de formación particulares dentro de la universidad, que a su vez acercan experiencia profesional.

Seguramente, estos cambios necesarios llegarán, porque se encuentran un paso adelante, en el mismo camino que nos trajo hasta aquí, y porque ahora las expectativas nos exceden, involucran a otras personas que han apostado su tiempo junto con nosotros.

El magíster Martín Pérez Burger es responsable de Acreditación de Saberes y Certificación de Competencias en la Utec.