Si en democracia llevas al testaferro del cartel de narcotráfico más grande de la costa caribe colombiana en calidad de invitado ilustre al acto de tu posesión como presidente, no puedes seguir en silencio como si no pasara nada. Pero el presidente de Colombia, Iván Duque, que lo hizo, sigue en silencio como si no hubiera pasado nada.
Duque podrá decir lo que quiera, pero si, por ejemplo, se le ocurre asegurar que lo invitó a su posesión porque no sabía que El Ñeñe era testaferro del narcotráfico, le decimos que fue reseñado por la Policía Nacional de Colombia en un organigrama, no sólo como testaferro sino como jefe del brazo político de la organización delincuencial, especialmente en el departamento del César, según el periodista colombiano Julián Martínez.
Menos mal que hay registros fotográficos de que José Guillermo Hernández Aponte, alias El Ñeñe, asistió a la ceremonia de toma de mando del actual presidente de Colombia. El diario bogotano El Tiempo del 6 de agosto de 2018 publicó la foto de Hernández con su esposa, la ex reina de belleza María Mónica Urbina. “Los invitados a la posesión del nuevo presidente, Iván Duque, a la llegada a la plaza de Bolívar”, dice el texto del lado izquierdo de la fotografía. Y en el pie de la misma foto, tomada por Néstor Gómez, se lee: “María Mónica Urbina y José Hernández”. Ahí no dice El Ñeñe, y menos, testaferro de los narcos y brazo político de la organización.
El periodista Martínez, en su programa Revelados, mostró también al menos cinco fotografías en las que aparece el presidente Duque con El Ñeñe tomadas entre diciembre de 2017 y agosto de 2018. Y claro, en una de ellas también está el ex presidente Álvaro Uribe Vélez.
Pero eso no es todo: el nombre de El Ñeñe volvió a aparecer en la opinión pública el miércoles 4 de marzo. En unas conversaciones interceptadas por la Fiscalía General de la Nación en agosto de 2019 por el caso del asesinato de Óscar Eduardo Rodríguez Parra y reveladas por el periodista colombiano Gonzalo Guillén, El Ñeñe habla de una presunta recaudación de aproximadamente 288.700 dólares para la campaña de Duque en 2018.
Cero y van dos, porque antes de El Ñeñe, ya la ex congresista Aida Merlano, prófuga de la Justicia colombiana, que se movió dentro de estructuras delincuenciales de compra de votos y fue capturada en Venezuela, también acusó a Duque, desde Caracas, de comprar votos para su elección y prometió mostrar las pruebas.
¿Por qué no dieron a conocer desde la Fiscalía el resultado de esas interceptaciones antes e iniciaron las investigaciones? En esas charlas interceptadas El Ñeñe habla con una mujer identificada como MD y le dice: “Yo ayer le decía a Priscila que nos tenemos que poner las pilas. Hay que buscar una plata para pasar debajo de la mesa, para soltarla en los departamentos”. Y MD le responde: “Yo conseguí 1.000 paquetes [millones de pesos colombianos]. Lo que necesito es unos empresarios y uno les da la lista. Yo tengo una empresa que les da la plata y nadie va a saber”. Más adelante, MD le dice a El Ñeñe: “Me mandó Iván y Uribe para Manaure, Uribia, Riohacha y Maicao, tenemos que ganar en La Guajira”.
Al parecer, la Priscila que se menciona en la conversación es Priscila Cabrales, integrante de la campaña presidencial de Duque, y MD sería María Claudia Daza, asesora del ex presidente Uribe.
El Ñeñe fue asesinado en mayo de 2019 en San Pablo. Algunas informaciones aseguran que lo mataron para robarle un reloj Rolex de oro. Pero si se toma en cuenta que era él quien administraba los bienes del narcotraficante Marquitos Figueroa en Brasil desde 2014 hasta su muerte, aún quedan dudas sobre las razones de su asesinato. El 2 de mayo de 2019 a las 09.20, el ex presidente Uribe publicó un tuit lamentando el hecho. “Causa mucho dolor el asesinato de Juan Guillermo Hernández, finquero del Cesar, asesinado en el Brasil donde asistía a una feria ganadera”, dijo. También Uribe esconde la realidad de El Ñeñe. Dice “finquero”, dueño de fincas, pero no testaferro de los narcos.
Aunque actualmente 71% de los colombianos desaprueba la gestión de Duque, según la encuestadora Gallup Poll, ahora es necesario que la Justicia actúe en este caso, pero en el panorama actual del país es muy difícil creer que eso suceda. La Fiscalía, el ente acusador, está a cargo de Francisco Barbosa, quien a pesar de compulsar copias para que se investigue el caso, es compañero de la universidad y amigo íntimo de Duque, y ya había sido nombrado en 2018 por el gobierno como consejero de la Presidencia para los Derechos Humanos. Eso sin contar con que Jaime Luis Lacouture Peñaloza, hoy magistrado del Consejo Nacional Electoral –ente que tiene a su cargo, entre otras cosas, participar en la investigación de las denuncias de fraude electoral contra el presidente de Colombia–, fue jefe de la campaña presidencial de Duque en el departamento de La Guajira.
El periodista Gonzalo Guillén, que denunció el caso, advirtió el 5 de marzo en su cuenta de Twitter que si por alguna razón esas grabaciones desaparecen de la Fiscalía, él las tiene en su poder fuera de Colombia, que las entregará a la Corte Suprema de Justicia y que pronto empezará a publicarlas.
La sanción social de los colombianos al presidente que muestra Gallup Poll en su sondeo es importante, pero con eso no alcanza, porque si en democracia llevas al testaferro del cartel de narcotráfico más grande de la costa caribe colombiana como invitado ilustre a tu posesión como presidente, puedes hacer cualquier cosa, incluso comprar votos para ganar la presidencia.