La directora general de Secundaria, Jenifer Cherro, incluyó en su currículum que contaba con un posgrado en comunicación organizacional de la Universidad de la República que nunca se dictó. Cuando la diaria comprobó la presencia de ese dato falso en el sitio web de Secundaria, antes de publicar la noticia se comunicó el martes 14 con Cherro, quien dijo que tenía que revisar sus papeles y, unas horas después, aceptó que era un error y que se trataba de un curso de actualización brindado hace 19 años por la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. La información fue cambiada esa misma noche en el sitio de Secundaria.

Las autoridades de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) trataron el asunto esta semana y, tras pedirle a Cherro un informe y comprobantes de su formación, decidieron ratificar su confianza en la jerarca, con argumentos traídos de los pelos.

Afirmaron que no hay “documentación oficial o presentada por la involucrada” en la que haya planteado contar con un título de posgrado o poseerlo, cosa muy discutible a juzgar por lo que constaba en el sitio de Secundaria hasta la noche del martes, y que la capacitación de Cherro en comunicación organizacional, que calificaron de “formación superior”, fue “un curso de posgrado o curso para graduados o egresados”. Esto no es cierto, y así lo reconoció la propia directora el martes, en diálogo con la diaria. Realizar un curso después de graduarse no es contar con un posgrado, y esto deben saberlo tanto Cherro como todas las demás personas que conducen la educación pública.

La comunicación organizacional se dirige hacia el interior de una institución y hacia fuera. De ambos modos construye a la organización que la realiza, dándole identidad, significados y normas en el marco de una trama compleja de relaciones. Esto incluye, entre otras cosas, qué se informa oficialmente sobre la formación de una jerarca, cómo se reacciona ante una declaración falsa y el grado de sinceridad y transparencia con que se maneja una situación bochornosa. Por ejemplo, el creativo eufemismo del presidente del Consejo Directivo Central de la ANEP, Robert Silva, al decir que hubo “falta de sintonía” entre lo que Cherro “decía en la web y lo que aconteció”.

El hecho es grave, aunque no sea lo más grave que han hecho Cherro y la ANEP en los dos últimos años. En términos de comunicación organizacional, los mensajes hacia dentro de Secundaria y hacia el resto de la sociedad han expresado una marcada hostilidad hacia la actividad sindical, con notorio ánimo de vigilancia y castigo, muy lejos del estilo deseable en una institución cuyos objetivos y discursos deben orientarse, en todos los terrenos, hacia el diálogo y la construcción colectiva de aprendizajes.

Es malo que los debates desciendan a la moralina frecuente en las redes sociales, que suele terminar en disputas pueriles sobre quién hizo cosas peores, degradando a todas las partes. Peor es que se intente disimular una falsedad con falacias, y que lo hagan quienes se llenan la boca con la “educación en valores” se llama hipocresía.