El individuo se abre paso entre los escombros y sube la escalera mientras se quita los andrajos con los que logró pasar algunos de los controles del excentro de la ciudad sin tener que pagar en cada esquina la totalidad de la tasa fijada por el Colectivo de Herederos de Supuestos Cuidacoches y Personas en Situación de Haberse apoderado de la Calle (CHSCPSHC). Arriba, dos albañiles lo ven alisarse la ropa que traía puesta debajo (perteneciente a la colección otoño-invierno 2037 del PIT-CNT) y uno de ellos envía una señal desde su brazo-celular a los ocupantes del único cuarto de la vieja casa que no está en preparativos de demolición. Al instante acude una gestora de visitas que despliega ante el recién llegado un completo protocolo de saludo.

–Sí, yo quería compartir –responde él– de manera presencial que me gustaría cursar una suscripción a la diaria.

–¿¿Una... ¡¡¡suscripción!!!?? –exclama ella, saltando primero de la emoción de poder llamar al BPS para suspender la jubilación de su júbilo, y luego arrastrando uno a uno a los albañiles a pasos de cumbia cheta y minué de periferia.

–Hace tiempo que venía pensando hacerlo –agrega el promitente suscriptor–, pero soy lento para decidirme y además, entre pandemias y guerras, me distraía y me olvidaba. Después me empecé a olvidar también pero por otras razones que ahora no me salen... ¿Cómo era? Seymour. No...

–No se contracture –le dijo ella mientras dejaba de bailar para efectuar estiramientos–. La cosa es que tristemente, en verdad, no podemos suscribirlo, porque nuestro diario no sale más. Desde...

–¡Cómo que no sale más! –la interrumpió él, furimeditabundo–. ¡Si yo todos los días leo los titulares y los inicios de los artículos! Claro que después no puedo seguir porque por falta de suscripción se me ocultan las continuaciones.

–No son artículos de ahora, son recuerdos. Republicamos recuerdos de las noticias que dábamos.

–¡Pero aparecen nombres de jugadores de ahora! ¡Ayer mismo había una noticia sobre el actual ministro de mediocampo y otra sobre si el VAR ratificaba o no el penal que la fiscalía le cobró la semana pasada al jefe de bancada de la oposición!

–Es que nuestro reposteador encontró la forma de meter mano para actualizar los titulares, pero...

–No entiendo. Si el diario no sale más, ¿quién le paga el sueldo a ese reposteador? ¿Y a usted?

–Cobramos jubilación –lo interrumpió ahora ella–. Pero seguimos trabajando honorariamente para honrar la confiabilidad histórica de nuestro medio de prensa.

Para mitigar la desazón que se traslucía en los espasmos del brazo-celular del hombre, ella lo invitó a sentarse en la basa de lo que había sido una columna art nouveau.

–Resulta que nosotros estábamos prevenidos de su visita. Y de la razón que la motivaba. Por eso teníamos que mantener una estructura mínima de funcionamiento. Si cerrábamos del todo, usted no iba a poder venir, y el artículo que publicamos hace 15 años describiendo su venida y su solicitud de suscripción iba a resultar una fake news.