Cuando hablamos de dolor, quienes trabajamos en salud sabemos que es de las consultas más frecuentes y sabemos también que son reiteradas las veces que sentimos que estamos frente a un dolor que precisa mucho más que una pastilla para ser tratado. Podría ser un aporte a las reflexiones en salud y dolor incorporar cómo las desigualdades de género influyen en la generación de este problema de salud.
Se estima a nivel mundial que el dolor crónico tiene una prevalencia de 20% (Abreu et al, 2019) y es un problema de salud con una prevalencia más alta en mujeres que en varones (Valls, 2020). En particular, la fibromialgia como causa del dolor estaría presente en 90.000 mujeres en Uruguay, aunque también puede aparecer en hombres. Este problema de salud tiene como principal síntoma el dolor que se manifiesta en todo el cuerpo y su causa es aún poco comprendida. Si bien se han descrito causas genéticas, esto está lejos de explicar este cuadro que se desencadena muchas veces luego de sufrir agresiones físicas o situaciones de estrés, por lo que los aspectos sociales tienen una relevancia importante en estas personas, frecuentemente invisibilizada por la medicina (Valls, 2020). Nos dice sobre esto Carme Valls Llobet que “se ha valorado muy poco el dolor y el malestar que se encarna en lo más profundo del ser humano cuando la respuesta a las agresiones externas se ve mediatizada por un ‘ideal femenino’ en el que callar, ser sumisa y no expresar los propios deseos es el modelo normativo que imitar, de modo que la rabia queda soterrada en la musculatura. (...) Un malestar tan profundo, con tantas capas de complejidad que se traducen en la expresión ‘me duele todo’”.
A pesar de todo esto, las quejas de las mujeres son minimizadas como psicosomáticas en un 25% frente a 9% de los hombres (Valls, 2020), respondiendo ante esto con la prescripción excesiva de tranquilizantes como las benzodiacepinas. La queja de las mujeres se considera un asunto “normal” en ellas y esto evita en muchos casos que se tome adecuadamente como un síntoma que debe estudiarse. Sin embargo, existen estudios que muestran cómo, más que quejosas o más sensibles al dolor, las mujeres padecen un mayor número de enfermedades que tienen el dolor como síntoma que los varones: 42 enfermedades de predominio en mujeres frente a 18 enfermedades de predominio en hombres (Greenspan et al, 2007). No es de extrañar que ante esta normalización haya profesionales que consideren que la fibromialgia es un invento, o por el contrario, que a todo dolor generalizado en las mujeres se lo diagnostique como fibromialgia sin buscar adecuadamente otra causa.
Un estudio realizado en 2001 sobre los tratamientos que recibían las personas cuando consultan por dolor en una institución de salud concluye que si bien los síndromes y enfermedades asociadas con dolor son más frecuentes en mujeres, se tomaban con menor seriedad estos síntomas al consultar y las mujeres recibían menos tratamientos de analgesia que los varones, y con mayor frecuencia se diagnosticaba el dolor en ellas como emocional o psicosomático (Hoffman y Tarzian, 2001), por lo que el estereotipo de género de la mujer como emocional y subjetiva atenta contra su adecuado tratamiento del dolor. A su vez, otros estudios muestran cómo las mujeres que consultan por dolor esperan más tiempo que los varones en ser atendidas y reciben más indicación de tranquilizantes (Graham, 2023). Es evidente que las mujeres ante la consulta por dolor presentan un déficit de credibilidad epistémica ya que no se confía en el valor de su conocimiento sobre su cuerpo. La injusticia epistémica lleva a que, a causa de su posición social en el sistema patriarcal, su testimonio no sea creído (Radi y Pérez, 2018).
Si bien los síndromes y enfermedades asociadas con dolor son más frecuentes en mujeres, se tomaban con menor seriedad estos síntomas al consultar y las mujeres recibían menos tratamientos de analgesia que los varones.
Un concepto importante a tener en cuenta es el de la interseccionalidad, y que las diferentes opresiones se interseccionan dando complejidad al análisis de las injusticias y desigualdades. En este aspecto podemos ver que la disparidad de género se amplifica por aspectos étnico-raciales y que las mujeres afrodescendientes tienen la mitad de probabilidad de recibir medicación para el dolor que una persona caucásica (Graham, 2023). Hay una investigación que indica que en el caso de las mujeres trans, por el efecto de los estrógenos en el umbral del dolor podría aumentar la sensibilidad al dolor, aunque estas evitan consultar a causa de la discriminación que viven en los servicios de salud. Concluye Sarah Graham, periodista británica que investiga temas de salud, que tu mejor chance de recibir de forma oportuna y efectiva el tratamiento para el dolor es ser un hombres cis, preferentemente banco, sin discapacidad, heterosexual, de clase media y con un indice de masa corporal “saludable” (Graham, 2023).
Ante estas dificultades que enfrentan las mujeres con fibromialgia en el sistema de salud, quienes muchas veces son catalogadas como mujeres difíciles y quejosas, el asociacionismo como grupos de mujeres con fibromialgia ayuda a tomar en serio entre pares su malestar, en un mundo que no parece tomarlas muy en serio. La agrupación de mujeres con fibromialgia y los y las profesionales de la salud deben trabajar en conjunto para validar el malestar, atenderlas adecuadamente, fortalecer su autoestima y buscar un abordaje que tenga en cuenta los factores biológicos, psicológicos, sociales y medioambientales (Valls, 2020). Estos procesos contribuyen a superar la injusticia epistémica, ya que colaboran con comprender y dar sentido a sus propias experiencias (Radi y Pérez, 2018).
Teniendo esto en cuenta, la Asociación de Pacientes con Fibromialgia y la policlínica Yucatán de la Intendencia de Montevideo vienen por segundo año desarrollando un espacio grupal, semanal, de escucha horizontal, que incorpora los saberes de profesionales de forma interdisciplinaria y de las propias pacientes. Así, el malestar que ni una misma puede entender, causado por múltiples factores (psicológicos, biológicos y sociales) cuenta con un espacio para ir abordándolos uno a uno y colaborando a comprender cada uno de los factores en cada persona.
Incorporar la perspectiva de género y el saber en primera persona, reconociendo el valor del saber de quien vive en su propio cuerpo el dolor, puede ayudarnos a pensar caminos que nos enseñen a entender lo que nos pasa y en cada caso individual nos ayuden a encontrar juntas alivio, porque el patriarcado enferma pero la sororidad sana. Creo profundamente que la sororidad puede construir un nuevo tipo de relación clínica entre el equipo de salud y las usuarias de los servicios de salud que habilite procesos de transformación en el que nos aliviemos juntas.
Virginia Cardozo es médica, especialista en medicina familiar y comunitaria. Directora de la División Salud de la Intendencia de Montevideo.
Referencias bibliográficas
- Abreu, M. del C., Montes, M. J., Quinteros, G., Retamoso, J., & Retamoso, I. (2019). Una experiencia de trabajo interdisciplinario en dolor crónico. Resultados y desafíos. Revista Médica Del Uruguay, 35(1), 36-41. https://doi.org/10.29193/rmu.35.5
- Graham, Sarah (2023). Rebel bodies. A guide to gender gap revolution. Green Tree.
- Greenspan, J. D., Craft, R. M., LeResche, L., Arendt-Nielsen, L., Berkley, K. J., Fillingim, R. B., Gold, M. S., Holdcroft, A., Lautenbacher, S., Mayer, E. A., Mogil, J. S., Murphy, A. Z., Traub, R. J., & Consensus Working Group of the Sex, Gender, and Pain SIG of the IASP (2007). Studying sex and gender differences in pain and analgesia: a consensus report. Pain, 132 Suppl 1 , S26–S45. https://doi.org/10.1016/j.pain.2007.10.014
- Hoffmann, D. E., & Tarzian, A. J. (2001). The girl who cried pain: a bias against women in the treatment of pain. The Journal of law, medicine & ethics : a journal of the American Society of Law, Medicine & Ethics, 29(1), 13–27. https://doi.org/10.1111/j.1748-720x.2001.tb00037.x
- Llobet, Carme (2020). Mujeres invisibles para la medicina. Capitán Swing.
- Radi, Blas, y Pérez, Moira (2019). Injusticia epistémica en el ámbito de la salud: perspectivas desde la epistemología social. Avatares Filosóficos, 0(5), 117-130. Recuperado de http://revistas.filo.uba.ar/index.php/avatares/article/view/3419.