Este sábado 15 de febrero se inicia una nueva Legislatura y comienza el período de sesiones ordinarias del Poder Legislativo con la asunción de las y los senadores y diputados electos en el último proceso electoral.
Será además el inicio de un nuevo ciclo de transformaciones políticas y sociales en nuestro país, en el que asumirán sus responsabilidades muchos compañeros y compañeras de nuestra fuerza política, que trabajarán desde el Palacio Legislativo siendo partícipes y coprotagonistas de un nuevo gobierno frenteamplista encabezado por el presidente Yamandú Orsi, que asumirá el 1º de marzo.
No sólo se trata de una instancia protocolar, sino que también simboliza un mojón más en la continuidad democrática e institucional de nuestra vida como nación independiente, en la que nuestra fuerza política ha sido una de las principales protagonistas del proceso de su consolidación y profundización.
Protagonizar los 40 años de democracia de nuestro país no es un tema menor y también debe ser motivo de valoración y festejo. Trabajar por su fortalecimiento, por su ampliación, por llenarla de participación y de contenido en un contexto internacional tan complejo es sin duda una de nuestras principales responsabilidades.
Estamos ante un nuevo tiempo que viene cargado de mochilas pesadas, de viejas y nuevas deudas con nuestra sociedad. Este debe ser un nuevo tiempo de reconstrucción nacional, de transformaciones posibles y necesarias para el país. Debemos recomponer los sueños y la esperanza de nuestra gente de un mejor porvenir.
Es imprescindible construir un país más humano, un gobierno de cercanía, honrado y transparente, con una sensibilidad social que priorice las soluciones urgentes para los problemas más duros que aquejan a nuestros compatriotas.
Nuestro país tiene muchas oportunidades y posibilidades, pero tiene también grandes dificultades que se constituyen en bolsones de indignidad y de carencias que nos estrujan el alma. Los temas vinculados a la falta de crecimiento, la inseguridad y la inclusión fueron los principales compromisos asumidos con la ciudadanía y por tanto deben ser los principales motivos de nuestros desvelos.
Es imprescindible construir un país más humano, un gobierno de cercanía, honrado y transparente, con una sensibilidad social que priorice las soluciones urgentes para los problemas más duros que aquejan a nuestros compatriotas, y al mismo tiempo ir generando las bases de cambios más estructurales y duraderos.
Las principales batallas parlamentarias y legislativas este año estarán vinculadas, en primer lugar, al “estado de situación” del país que se cristalizará con la presentación y la discusión de la última Rendición de Cuentas del gobierno saliente. En ese momento terminaremos de conocer realmente cuál es nuestro punto de partida.
A partir de allí nuestro segundo desafío será la presentación y la aprobación de la ley de presupuesto quinquenal, en la que se verán reflejadas nuestras principales propuestas para este nuevo ciclo de cambios.
Por otro lado, tendremos el compromiso de empezar a construir una hoja de ruta y una agenda de trabajo común con la nueva oposición que nos permitan articular y forjar los acuerdos necesarios para la aprobación de grandes proyectos nacionales.
Asimismo, nos proponemos también la conformación de un grupo de trabajo parlamentario interpartidario para pensar la integración de los directorios de los organismos de contralor, las empresas públicas y los servicios descentralizados, y la Suprema Corte de Justicia.
Este nuevo tiempo nos exige una movilización constante y el mantenimiento de esa cercanía que hemos recuperado con nuestra gente. Debemos tener una gran capacidad de escucha e intercambio que guíe nuestra toma de decisiones, que conecte las demandas de nuestro pueblo con las soluciones que necesita y que nos permita, además, comunicar nuestras acciones de manera sencilla, clara y fluida.
Es un nuevo tiempo, tenemos grandes desafíos.
Daniel Caggiani es senador del Movimiento de Participación Popular, Frente Amplio.