Sociedad
Ser usuario del transporte suburbano puede recomendarse como una actividad para liberar adrenalina. Algunos creen que estimula el consumo de té de tilo. Lo cierto es que una persona puede llegar a pasarse viajando en estos ómnibus casi diez años de su vida. Pero además de las demoras y esperas, hay quejas por el precio del boleto, el estado de los coches viejos, el tamaño de los asientos en los nuevos, la falta de conectividad de la terminal Río Branco y el mal humor de algunos choferes. Este informe intenta dar un pantallazo general sobre la nueva realidad empresarial del sector y recoger la mirada de algunos usuarios que a diario pagan, suben, bajan, vienen y van.