Deporte
(La) Cabecita
Es cierto que lo que Jorge Da Silveira le hizo a Jonathan Rodríguez fue su accionar común -muchas veces festejado por su corte de acólitos y miedosos seguidores- pero no por ello deja de ser una gran infamia, ilevantable con una, 100 o 1.000 cartas de impersonal y discretamente forzadas disculpas. La vida privada de los individuos no es ni debería ser asunto del periodismo deportivo, ni de los individuos que se postulan como calificados e idóneos para analizar las evoluciones de la vida futbolística.