El diputado del Partido Socialista Gonzalo Civila, uno de los candidatos a la presidencia del Frente Amplio (FA), propone “construir una nueva legitimidad” en la que la participación de las bases sea “mucho más relevante” que en la actualidad. Evalúa que hay “muchos frenteamplistas enojados” no sólo por el balance de los 15 años de gobierno de la coalición de izquierda, sino también por percibir a “un FA con una voz un poco timorata frente a la acción de un gobierno que está aplicando una política antipopular”. Una de las principales tareas de la próxima conducción, afirma, es hacer un “gran esfuerzo por reconciliar al frenteamplismo con el FA”.
¿En qué se diferencia tu candidatura de la de Fernando Pereira e Ivonne Passada?
Lo que caracteriza nuestra propuesta es que es una propuesta de cambio en el FA, pero intento no definirla por diferenciación con los demás compañeros. Sentimos que el FA necesita volver a sus raíces para proyectarse al futuro, y eso implica transformaciones importantes en la fuerza política. Ese es el espíritu de la propuesta que estamos haciendo.
“Para volver a conectar con el sentido de un proyecto de izquierda, que tiene que ser un proyecto cuyo centro sea la dignidad humana, la justicia y la solidaridad, hay que estar dispuesto a dar algunos debates que pongan en cuestión las estructuras de poder”.
¿Cuáles son esas transformaciones que te imaginás llevando adelante?
En el intercambio entre sectores, grupos, militantes independientes y de base entendimos que era necesario presentar una propuesta de cambio y que esa propuesta tenía que expresarse también a través de una candidatura, porque creemos que el camino de buscar consensos previo a dar la discusión sobre algunos temas sensibles para la vida del FA no es el mejor camino. Queremos tener un FA más participativo, menos dirigencial, más construido desde su base. Sentimos que ahora termina una etapa con todo lo que analizamos sobre las causas de la derrota electoral, que nosotros caracterizamos como una derrota también política e ideológica. De ese análisis surgen algunas conclusiones claras que tienen que ver con la necesidad de hacer política construyendo organización, generando conciencia en la sociedad y no solamente desde el Estado. Todo eso nos mueve también a dar algunos debates que durante los 15 años de gobierno no pudieron darse a cabalidad y que nosotros creemos que si no los damos ahora, no los vamos a dar cerca de 2024 o de futuras instancias de decisión. Dentro de eso está el debate sobre el modelo productivo, la distribución de la riqueza, el proyecto educativo, el modelo de convivencia. Hay un modelo fuertemente punitivista y securitario que viene rigiendo desde la dictadura para acá y ha fracasado absolutamente porque no ha mejorado los niveles de seguridad; al contrario, ha deteriorado la convivencia. Son varios debates que tiene pendiente la sociedad uruguaya y el FA también, porque para volver a conectar con el sentido de un proyecto de izquierda, que tiene que ser un proyecto cuyo centro sea la dignidad humana, la justicia y la solidaridad, hay que estar dispuesto a dar algunos debates que pongan en cuestión las estructuras de poder. Y eso supone una vocación de discusión ideológica que sentimos que el FA ha visto un poco debilitada. Se han priorizado otros debates que tienen más que ver con candidaturas, con un montón de cuestiones que también cierran el espacio a una política hecha desde el pueblo, porque en realidad la enorme mayoría de la gente tiene otros móviles para participar, y a esos móviles queremos volver.
“Nosotros tenemos que trabajar muy fuerte para que en Uruguay las grandes mayorías se sientan representadas por el proyecto del Frente Amplio, y eso implica trascender cualquier lógica de clase política o de corporación política”.
En el documento de autocrítica que elaboró el PS de cara al Congreso se planteó que es equivocada la idea de que la izquierda debe correrse al centro para lograr mayorías y que, en todo caso, se debe buscar que el centro se corra a la izquierda. ¿Es parte de la impronta que le querés dar a la presidencia del FA?
Sí, la impronta es la de politizar, y politizar desde las ideas de izquierda. La sociedad uruguaya se fue despolitizando, entre otras cosas, porque dimos debates menos densos desde el punto de vista ideológico, desde el punto de vista de la discusión sobre los valores y la orientación de la vida social. Tenemos que retomar un debate más profundo que politice y que genere más claridad respecto de cuál es el rumbo de un proyecto transformador. Ese rumbo hay que construirlo colectivamente, pero tiene que haber una decisión y una visión de que eso es prioritario. No vamos a resolver los problemas de Uruguay haciendo algunos movimientos tácticos para juntar algunos votos cerca de una elección, sino que los vamos a resolver si tenemos claro para qué estamos, si podemos transmitir con claridad las ideas y aspectos medulares para el futuro de la izquierda, que están vinculados a la participación, la representación, el sentido y la comunicación. A escala global hay una crisis de legitimidad de la política, que tiene entre sus componentes una crisis de representación o un sentido de representación vacante, gente que no se siente representada por las expresiones políticas que existen. Nosotros tenemos que trabajar muy fuerte para que en Uruguay las grandes mayorías se sientan representadas por el proyecto del FA, y eso implica trascender cualquier lógica de clase política o de corporación política, donde parece que se trata de un puñado de gente viendo cómo hace para acceder a determinados lugares o sostenerse en una suerte de actividad profesional que sería la política. Si nosotros construimos fuerzas políticas más participativas, también tenemos más chance de que la síntesis que hagamos represente mejor a la enorme mayoría de la población, que muchas veces se siente por fuera de las dinámicas de la política partidaria, y esto nos vuelve a conectar con el sentido un proyecto de izquierda, de un proyecto transformador. También esto nos empieza a allanar el camino para resolver algunos problemas de comunicación, que a veces se han planteado como el gran problema a la izquierda. Los problemas de comunicación son esencialmente problemas políticos: cuando no comunicás bien, en general, es porque no tenés muy claro lo que querés comunicar.
Fernando Pereira dijo recientemente que la competencia por ver quién es más de izquierda no tiene mucho sentido. ¿Coincidís?
Como discusión me parece una discusión estéril, no hay un izquierdómetro. Sí creo que tenemos que profundizar los debates político-ideológicos que son los que le van a dar contenido al proyecto, por eso no les tengo miedo a las caracterizaciones ideológicas y políticas. Tenemos que hablar desde nuestra identidad. En el FA hay muchas identidades ideológicas diferentes, y que todas esas identidades construyan síntesis es el alma de nuestra fuerza política. Eso lo garantiza una base activa y organizada donde esos debates se den, pero se necesita también una dirección que promueva que esos debates sucedan y que además asuma algo que ahora repetimos, pero que nos cuesta internalizar, que es que la base del FA en muchas cosas ha estado por delante de su dirección. Yo pienso, por ejemplo, en el proceso de recolección de firmas o en lo que sucedió ahora, que estuvimos un mes para acordar una agenda conjunta de actividades entre los candidatos, pero los comités de base las estaban generando antes con una gran agilidad. Eso es un aprendizaje y se necesita una dirección que lo asuma. Eso implica bajarse un poco del pony también, por ponerlo en términos coloquiales.
“No vamos a resolver los problemas de Uruguay haciendo algunos movimientos tácticos para juntar algunos votos cerca de una elección, sino que los vamos a resolver si tenemos claro para qué estamos”.
¿Cuáles son los cambios inminentes que tiene que encarar la próxima presidencia del FA?
Lo primero es cambiar el chip de que la forma de construir legitimidad de la dirección del FA es apoyándose en cuatro o cinco grupos políticos. Hay que construir una legitimidad nueva donde la participación del movimiento de base sea mucho más relevante que lo que es ahora. Eso implica una convocatoria amplísima para la conformación de un nuevo equipo de conducción y de dirección del FA. Segunda cosa, una priorización del debate político ideológico. Esto me parece que es un cambio de chip también, es decir, los organismos de la fuerza política no son organismos para procesar discusiones burocráticas, sino para procesar discusiones político-ideológicas de fondo, y cuanto más abiertas y colectivas sean, mejor. Te diría que un cambio fundamental es hacer efectiva la paridad en los organismos del FA, en todos los espacios de conducción y representación. Otro cambio fundamental es que el equipo de conducción del FA tenga equilibrio, no solamente de género sino generacional, territorial y entre corrientes ideológicas también. Creo que todo esto se podría resumir en hacer un gran esfuerzo por reconciliar al frenteamplismo con el FA.
La interna del Partido Socialista
Recientemente Fernando Gambera se fue del PS y en el último tiempo se han ido varios dirigentes. ¿Cómo procesa la conducción del PS esas renuncias?
Creo que con mucha ligereza se les pone mote de dirigente a los compañeros que toman decisiones de apartarse de la organización e integrarse a otras. Fernando Gambera no era dirigente del PS, era un compañero del PS, hace muchos años afiliado al partido, tomó la decisión de retirarse del partido, como muchos compañeros están decidiendo ingresar al partido, y eso evidentemente tiene que ver con razones ideológicas, de mayor sintonía con nuestras propuestas. Creo que en su caso también tiene que ver con razones vinculadas a la interna sindical, en la que no me voy a meter por respeto a las autonomías del movimiento sindical. Me parece que él está en la libertad de estar en el lugar en que se sienta más identificado.
Saliendo del caso concreto y pensando en otras figuras que se han ido, como Daisy Tourné, Álvaro García, Eduardo de León y otros más anónimos, ¿por qué creés que se van?
Puede haber diferentes razones. En el caso de la elección nacional, por ejemplo, pudo haber tenido que ver con objetivos electorales. De hecho, se construyeron otras listas con otras candidaturas. Y después puede haber motivos de diferencias ideológicas, políticas. Y bueno, se fueron compañeros y vinieron nuevos compañeros. Es un partido plural y los partidos también tienen la característica de que en su funcionamiento colectivo toman decisiones. A veces las personas están más predispuestas a acompañar las decisiones colectivas y otras veces no, eso también es un factor. A mí me tocó estar en minoría en el partido mucho tiempo y nunca me fui. Un partido no puede andar haciendo la plancha. Las organizaciones tienen que tomar decisiones, cosas para corregir siempre va a haber, pero durante la dirección anterior también se tomaron decisiones y no eran decisiones de empate. Eran decisiones, con las que mucha gente quedó disconforme. Y bueno, hay formas de pararse frente a las decisiones que uno no comparte. Por otra parte, el FA es muy distinto del PS. El FA tiene una gran amplitud y las decisiones que se puedan tomar siempre tienen espacio para que los compañeros o compañeras puedan encontrar su lugar. Hay dónde militar y dónde confluir y cada uno tiene que estar donde se siente más cómodo.
¿Qué implica esa idea?
Creo que hay muchos frenteamplistas enojados con el FA por distintas razones. No pasa solamente por la evaluación de los 15 años, pasa por percibir un FA con una voz un poco timorata frente a la acción de un gobierno que está aplicando una política antipopular, con una radicalidad tremenda. Eso es una demanda que hay que escuchar: el FA tiene que tener una voz clara, nítida. Hay mucho frenteamplista enojado por una excesiva priorización de las discusiones tácticas electorales de candidaturas, en vez de discusiones más de fondo que hacen a la identidad frenteamplista. Ahí tenemos que tener un cambio y volver a convocar. Se habla muchas veces de volver al gobierno, y es fundamental. Las consecuencias de la derrota las estamos sufriendo, las está sufriendo la sociedad uruguaya, así que claro que queremos volver al gobierno en 2024, pero no puede ser de cualquier manera, la referencia del para qué tiene que estar clara ahí. El otro día leía unas expresiones de hace ya unos cuantos años de Hugo Cores, un referente del Partido por la Victoria del Pueblo muy importante, y él reflexionaba de cara a lo que iban a hacer los gobiernos del FA y decía: “Corremos el riesgo de ganar y caer en la opción molde”, o sea, caer en la suerte de lógica conservadora o acomodarnos a las lógicas del Estado y a las lógicas dominantes. Para que eso no suceda, decía, hay que tener muy claro el para qué. Para volver al gobierno hay que lograr que muchos frenteamplistas y muchas frentamplistas vuelvan a sentirse parte del FA.
Tu candidatura surge a partir de la construcción de un espacio político con los sectores que te apoyaron. ¿La perspectiva es configurar un espacio hacia 2024?
Te diría que la perspectiva es consolidar un espacio de ideas, que no debería tener fecha de un período electoral, así que sería más allá de 2024.
¿Esto marca un quiebre con el Partido Comunista, con el que habían confluido para impulsar a Carolina Cosse a la intendencia de Montevideo?
No, no hay ningún quiebre. Se conformó un espacio que está abierto a reconfigurarse con el correr del tiempo, a seguir repensándose; eso es dinámico. No creemos en bloques estancos y, además, la relación con todos los colectivos frenteamplistas es buena. Uno tiene mayor o menor cercanía, y eso tampoco es definitivo: a veces podés coincidir en una coyuntura, en una circunstancia, y en otra discrepar. La discrepancia en este caso fue importante desde el punto de vista metodológico, que también tiene connotaciones ideológicas. Para nosotros era muy importante que se expresara la diversidad de miradas sobre algunos temas de fondo de la vida del FA y a partir de ese debate construir una síntesis superadora. No creíamos que otro camino fuera mejor para resolver esta coyuntura, porque si algunos debates no se empiezan a dar ahora, difícilmente se den después.
¿Te parecía que las candidaturas que había no daban espacio para dar esos debates?
Creo que objetivamente se eligió otro camino para la construcción de candidaturas por parte de otros sectores. Se eligió la búsqueda de un acuerdo transversal entre grupos con miradas muy diversas sobre distintos temas del proyecto del país y del FA en función de una candidatura. Nosotros elegimos otro camino; con esto no estoy diciendo que ese camino no sea válido. Nosotros creemos que para este momento histórico el camino es que se den determinados debates y que eso se exprese también en la elección interna.
Hace unas semanas hubo discrepancias en el comando de campaña y tuvieron problemas para acordar la realización de actos conjuntos. ¿Hay dificultades para hacer una campaña unitaria?
No hay ninguna dificultad en el sentido de coincidir y compartir espacios. El sábado pasado tuvimos dos actos conjuntos en Canelones y tres en Montevideo, en un día, y así va a seguir porque los están organizando los comités. Después se armó una agenda central, que costó armar, pero que ahora está consolidada. Nosotros desde el primer momento abrimos la agenda y dijimos: “La prioridad son las actividades comunes”, porque nos parece que también el frenteamplismo quiere esa señal.
¿Pero tienen problemas para generar esa señal?
Bueno, objetivamente demoró la construcción de la agenda común. A mí me hubiera gustado que eso no pasara.
Las incorporaciones a la Vertiente Artiguista
A fines de octubre, la Vertiente Artiguista anunció mediante un comunicado la incorporación de jóvenes dirigentes y militantes del PS a sus filas. El senador Enrique Rubio dijo a la diaria que se sumaban más de 50 jóvenes al sector y sostuvo que el proceso de incorporación “fue lento porque se buscó un conjunto de precauciones en cuanto a que no hubiera malentendidos ni problemas con el partido del que procedían, porque tenían una militancia orgánica dentro del PS”.
Al respecto, Civila, que se encuentra de licencia de la secretaría general del PS, sostuvo que “muchos compañeros” se molestaron porque “sabían que lo que se estaba diciendo no era así”. Según dijo, en “la lista de la VA aparecen ocho o nueve compañeros que se fueron del partido, que no se fueron ahora, sino hace casi un año. De esos compañeros, la mayoría no son jóvenes y la mayoría no eran dirigentes”.
“Cuando vos hacés un anuncio en un contexto como el de una elección interna, seguramente herís más susceptibilidades que si lo hacés en otro contexto y si lo hacés de otra manera, pero bueno, yo no voy a desconfiar de las intenciones de ningún compañero”, afirmó.
.