A diciembre de 2022, según datos proporcionados por la consultora Exante a la diaria, el saldo total de crédito a las familias llegó a 9.100 millones de dólares. De esa cifra, 35,2% corresponde a créditos hipotecarios, 4,4% a crédito automotor y 60,4% al resto de los créditos al consumo. La economista Alicia Corcoll, gerenta de Exante, aclaró a este medio que se trata de una estimación que puede estar subestimando el monto del endeudamiento, al no incluir algunos saldos de empresas que no reportan información, como algunas empresas financieras no bancarias.
Según la misma consultora, el crédito a las familias creció 6% en términos reales en 2022. Creció en mayor medida el crédito automotor (25%) que el crédito hipotecario (2%) y que el resto de los créditos al consumo (7%).
Corcoll explicó que el crédito a familias se estancó en 2020 pero no llegó a caer, y en 2022 tuvo una recuperación. “Un crecimiento de 6% en términos reales es realmente un aumento significativo, sobre todo considerando que la economía en su conjunto acumuló muy poco crecimiento si comparamos el cierre de 2022 con el cierre de 2021. Su evolución, entonces, ha sido realmente positiva, y eso de alguna forma confirma que el crédito a las familias está ayudando a sostener el consumo en el actual contexto macro poco dinámico”, destacó la economista.
El incremento del endeudamiento no trajo consigo un aumento de la morosidad con respecto a 2019, en el caso de los bancos. En cambio, en las empresas financieras no bancarias “la mora sí ha subido algunos puntos en los últimos meses, pero está sólo algo más alta que la que promedialmente se observó en los años prepandemia”, señaló Corcoll.
Por su parte, Pablo Sitjar, director del Banco República (BROU) en representación de Cabildo Abierto, informó que el endeudamiento creció “levemente” desde 2020: pasó de 81.932 millones de pesos ese año a 100.917 millones de pesos en 2022. Acotó que lo que más creció es el endeudamiento en pesos, ya que el endeudamiento en dólares se mantiene estable.
En cuanto a cómo valora este crecimiento del endeudamiento, Sitjar, quien es además contador público y fue presidente de la Bolsa de Valores de Montevideo, acotó que depende de “cuáles son las condiciones”. “En Finanzas nos enseñan que si con el dinero que tomamos en el banco o la financiera estamos generando un negocio o algo que a futuro nos va a rendir más, tiene sentido económico. Yo dudo que tenga sentido económico endeudar a las familias, que aumente el endeudamiento, con tasas que están en un nivel de 100% y 150% en pesos, y que en términos reales es mucho más que eso, por la caída del dólar”, afirmó.
Para Sitjar, la gente se está endeudando a esas tasas por dos motivos. Uno puede ser que “no entiende qué es lo que está haciendo”, y esto puede tener que ver con la educación financiera. Consideró que en este sentido, “el Estado tiene que cuidar a la gente de otra manera”. “Le están hablando a la gente como si fueran académicos: ‘No, mire, usted tiene que saber lo que es la tasa de interés’. Gran parte de la población de Uruguay no está preparada para que le hablen de esa manera. Nosotros tenemos gran parte de la población que está menos educada, porque apenas terminan el liceo, y tienen problemas de comprensión, como vemos en las pruebas educativas. Y los temas de finanzas son complejos”, consideró.
La otra razón para que la gente acuda a endeudarse a altas tasas es que “no tiene otra alternativa”. “Entonces, si tenemos que la gente se está endeudando porque no tiene otra alternativa para consumir o para comprar comida o para pagarles los útiles de la escuela a los hijos, no creo que eso sea saludable. Puede ser saludable desde el punto de vista macroeconómico, si estamos hablando de Holanda o de Suiza, el fomento del consumo, pero en Suiza la tasa de interés de los créditos al consumo es de 10%. Ahora, con tasas de interés de 150%, no puede ser nunca saludable estar financiando el consumo. Hay algo que anda mal”, concluyó.
Insistió en que “si la libertad del mercado implica que el equilibrio se produce a tasas reales de 150%, hay algo que está mal”, y agregó que no quiere ponerse “a elucubrar por qué el regulador no ve lo que cualquier ciudadano común ve”.
Evolución de las tasas de interés
La economista Corcoll explicó que si se toma como referencia las tasas de interés medias que publica el Banco Central del Uruguay (BCU) para préstamos al consumo en pesos corrientes a más de un año sin autorización de débito en cuenta, la tasa promediaba, al último dato disponible, 88% para operaciones “chicas” y 51% para operaciones “grandes”. “En el primer caso, esto implica una suba de algunos puntos versus un año atrás, mientras que en el segundo caso supone un descenso. Así que no se puede obtener una conclusión demasiado contundente respecto de si hubo o no un encarecimiento del crédito en el último año, incluso pese a que durante los últimos meses el BCU ha endurecido su política monetaria y han subido las tasas de referencia en pesos en términos más generales”, acotó. No obstante, puntualizó que en comparación con los niveles observados durante 2019, las tasas de estos créditos “sí han tenido una baja muy relevante, de aproximadamente 20 puntos porcentuales”, en un contexto de “bastante agresividad comercial en este mercado”.
Sitjar recordó que los límites de la usura se fijan en función del promedio de las tasas de interés de las instituciones financieras, y por lo tanto “los límites son manejados por las instituciones, indirectamente”. “O sea, el regulado tiene capacidad de incidir sobre el límite, porque se hace en términos de promedio”, remarcó. Además, el ingreso al mercado de las financieras –que en muchos casos pertenecen a los propios bancos y tienen tasas más altas– hizo que el promedio fuera “subiendo como una escalerita”. “Son los propios bancos fijándose las tasas de interés, sin el BROU como actor regulador”, advirtió Sitjar. Contó a modo de ejemplo que el hecho de que el BROU haya decidido habilitar en los últimos meses una línea de créditos al consumo sin descuento permitió que se bajara la tasa máxima en 15 o 20 puntos.
Sitjar también se refirió a las fallas en los controles para evitar la usura. Afirmó que “en el papel, Uruguay tiene todos los controles”. “Parecemos Suecia. Pero en la realidad, los controles no se hacen, o son laxos. Entonces en realidad hay dos alternativas: o algo falla administrativamente, o es el gran gatopardismo de decir que controlamos para no controlar nada”, concluyó.