Bajo la sombra de los altos árboles del cementerio del Buceo, un centenar de personas se congregaron el sábado a la mañana para dejar flores en la tumba del dirigente del Partido Nacional (PN), compañero de Wilson Ferreira Aldunate y opositor a la dictadura cívico-militar, Héctor Gutiérrez Ruiz. Un clavel blanco, por el Toba, y un clavel rojo, por Zelmar Michelini.
“Este 20 de mayo quiero elegir, en vez de conmemorar su muerte, la muerte de Zelmar y el Toba, juntos, quiero celebrar su vida. Obviamente, celebrar su muerte es la valentía, el sacrificio, el despojo total por la patria, pero celebrar su vida es celebrar la amistad por fuera de barreras partidarias, la tolerancia, el diálogo, poner delante lo más grande que tenemos y dejar atrás lo más chico”, expresó Santiago Gutiérrez Silva, nieto de Gutiérrez Ruiz, al lado del sepulcro de su abuelo.
En el homenaje también estuvo presente su abuela, Matilde Rodríguez Larreta, viuda de Gutiérrez Ruiz, y varios referentes del PN, como el senador Jorge Gandini, el presidente del Honorable Directorio, Pablo Iturralde, y el diputado Álvaro Viviano, así como la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón.
“Celebrar su vida es estar comprometidos por que no pase nunca más, y que no pase nunca más se cuida todos los días, conversando, dialogando, reconociendo las diferencias, acordando con nuestras diferencias”, continuó Gutiérrez Silva. La “causa”, sostuvo, “sigue viva”, porque “la inmensa mayoría de las caras que hoy están acá no sólo no estaban, sino que no habían nacido cuando pasaron todas estas cosas”.
Una de las caras presentes en el cementerio, Wilson Ferreira Sfeir, hijo de Juan Raúl y nieto de Wilson, afirmó que la historia de Gutiérrez Ruiz representa para el PN “una bandera que no debemos dejar hacer nunca”; una bandera que “nosotros los jóvenes somos los responsables de mantenerla firme y con convicción, porque en estos tiempos, donde se cuestiona al pasado reciente, con discursos de odio que no reconocen los crímenes que cometieron los militares en nombre del Estado, nosotros como partido político debemos firmemente rechazarlo”.
Ferreira Sfeir manifestó que el PN “fue gran parte de la resistencia y la lucha en contra del autoritarismo y el terrorismo del Estado”. “Nosotros no lo vamos a ocultar y no lo vamos a callar”, subrayó.
La muerte de Gutiérrez Ruiz
El 18 de mayo de 1976, tres años después del golpe de Estado, Gutiérrez Ruiz fue secuestrado por un grupo de seis personas que, vestidas de civil pero armadas, irrumpieron violentamente a las 2.30 de la madrugada en su apartamento, ubicado en la calle Posadas de la ciudad de Buenos Aires. Se lo llevaron encapuchado. Fueron testigos del secuestro su esposa, Rodríguez Larreta, y sus cinco hijos. Tenía 42 años.
Fue asesinado dos días después, el 20 de mayo de 1976. Su cuerpo terminó adentro de un auto estacionado en la esquina de las calles avenida Ricchieri y Perito Moreno de la capital argentina, junto al de Michelini, Rosario Barredo y William Whitelaw. Fue trasladado a Montevideo y sepultado en el cementerio del Buceo el 22 de mayo de 1976.
Aquel día la escena “era muy distinta”, contó Gutiérrez Silva. “Acá estaban enterrando al Toba y se batía de frente la libertad contra el autoritarismo, con militares a caballo reprimiendo un cementerio en el cual había mucha menos gente que a la que le hubiera gustado estar, porque también habían informado mal la hora del entierro para que no hubiera gente”.
Por estos crímenes fueron condenados el dictador Juan María Bordaberry y el canciller de la dictadura Juan Carlos Blanco por su responsabilidad de Estado. En agosto del año pasado fueron imputados los militares José Arab, Ernesto Ramas, Jorge Silveira y el policía Ricardo Medina en la causa que investiga los cuatro asesinatos, así como la desaparición forzada de Manuel Liberoff y otras violaciones a los derechos humanos perpetradas por represores uruguayos en Buenos Aires.
Luego de los discursos de Gutiérrez Silva y Ferreira Sfeir, ambos nacidos en democracia, siguió la oratoria la vicepresidenta de la República. “Siempre reivindiqué este acto del 20 de mayo aquí, porque este acto reivindicó año tras año la posición de los blancos demócratas, los nacionalistas que, sin lugar a dudas, resistieron a la barbarie y la intolerancia. Por eso, cada 20 de mayo yo estoy acá”, dijo Argimón.
El líder del actual sector Por la Patria, Gandini, apretando en la mano un clavel blanco y otro rojo, expresó que existen “cosas” que trascienden la “pertenencia partidaria”: “Hay enemigos que hay que poder distinguir claramente, [como] el autoritarismo, la violencia, la prepotencia, la intolerancia, la grieta de los que no dejan pensar diferente. Esos son los enemigos y donde estén hay que combatirlos”. Porque, sostuvo, “acá nadie se engaña, ha habido en todos lados”.